Malos tiempos se avecinan en Stamford Bridge. Uno de los equipos más sólidos en los últimos años en la Premier League no pasa por uno de sus momentos más dulces. La mala gestión desde las cotas más altas de la entidad, decisiones controvertidas en las últimas semanas por los mismos protagonistas y los malos resultados cosechados por el equipo no son propicios para la existencia de un clima favorable. Las derrotas frente a dos equipos de nivel inferior como el Sunderland (0-3) y el pasado sábado frente al Birmingham (1-0) dan una idea de que algo se está cociendo en el equipo de uno de los barrios más acomodados de la capital inglesa. Para muestra, un botón: cuatro años acumulaba sin caer dos jornadas consecutivas en la Premier League.
Si a ello le sumamos la derrota frente al Liverpool, con los dos goles de Torres incluidos, el resultado es aún más contundente: tres derrotas en los últimos cuatro encuentros con la consiguiente perdida del liderato en solitario en favor del Manchester United quien, con su victoria ante el Wigan de Roberto Martínez, comparte el liderato con los londinenses.
Así las cosas, el técnico Carlo Ancelotti ha sido el primero en romper el hielo y mostrar abiertamente su descontento con la política del club en los últimos tiempos. Tras tirar la casa por la ventana con adquisiciones millonarias en anteriores veranos, parece que la austeridad ha llegado a la vida del magnate ruso Roman Abramovich no habiendo relevos de calidad para jugadores que están o rozan la treitena y a los que las lesiones no les están permitiendo rendir a su mejor nivel. Y claro está, eso repercute, en el bienestar y en la cohesión del grupo.
El técnico italiano se había mantenido en silencio. Como si esperara que llegara el momento. La gota que colmara un vaso que día a día se llenaba a un ritmo vertiginoso: la destitución con dudoso talante de su hombre de confianza, Ray Wilkins, hace once días. Días más tarde el club, de la mano de Abramovich, se contrató a un nuevo ayudante, el nigeriano Michael Emenalo.
Según informan varios diarios británicos este lunes, el preparador se encuentra en uno de sus "peores momentos" desde que llegara a la diciplina londinense hace ya 18 meses procedente del Milán. Tanto es así que durante el día de ayer circularon por la red rumores de que había presentado su dimisión de manera irrevocable. Algo que la disciplina 'Blue' ha desmentido de manera rotunda. Molesto desde hace algunos días, hace menos de un mes esto es lo que declaraba a la prensa británica sobre una posible renovación: "No sé lo que pasará. Tengo contrato con el Chelsea hasta 2012 y quiero respetarlo. No tengo ningún problema en firmar un nuevo contrato pero sé que este no será mi último trabajo. Me guistaría tener una experiencia como seleccionador".