Punto final en ataque y punto de arranque a la hora de defender. El actual tridente blaugrana demostró en el derby que funciona como un reloj
El barcelonismo corre un serio riesgo: acostumbrarse a vivir en la excelencia hasta el punto de perder el sentido de la realidad y minusvalorar la dificultad, la grandeza de lo que está consiguiendo el Pep Team. En su tercera temporada, el equipo mantiene unos registros tan espectaculares como en los cursos anteriores.
Pero además parece haber llegado a un punto de madurez, de perfección que le permite aplicar en cada partido, a cada rival, el antídoto más adecuado, siempre fiel a su estilo de fútbol asociativo y talentoso.
La tripleta que conforman Pedro, Messi y Villa son el punto y final de ese bloque perfectamente engrasado; pero también el punto de partida cuando los blaugrana asfixian a los contrarios con su presión defensiva. En el derby del pasado sábado, los tres volvieron a ser decisivos para que el Barça apisonara a un Espanyol que quedó al descubierto.
A nadie debe extrañarle pues entre los tres suman 51 dianas de las 77 que ha marcado el Barça en los 26 partidos oficiales que ha disputado en la campaña 2010-11. Esto representa nada menos que el 66,2% del total y sus prestaciones mejoran las del tridente Messi-Eto’o-Henry que lideró al Barça del histórico triplete de la temporada 2008-09. Entonces, a estas alturas del ejercicio Leo, Samu y Titi sumaban 44 dianas, el 61% de las 72 que acumulaba toda la plantilla.
Y por supuesto, la versión actual resulta más efectiva que la tripleta Messi-Ibrahimovic-Pedro, que el pasado año habían firmado 40 de los 61 goles del equipo. El debate que se generó en torno a la figura del gigante sueco se cerró con el fichaje de David Villa, un atacante ligero del estilo de Eto’o y la confirmación de Messi en la posición de falso delantero centro.
El rendimiento del equipo y la catarata de goleadas confirman que Josep Guardiola supo volver sobre sus pasos para seguir avanzando.
Si alguien brilló con luz propia en el 1-5 frente al Espanyol ése fue el tinerfeño Pedro; por su tremendo despliegue físico, pero sobre todo por su exhibición de inteligencia y talento. Sus diagonales buscando los balones a la espalda de la defensa desmontaron el entramado táctico de Mauricio Pochettino. Su habilidad goleadora, abriendo la lata en un mano a mano o remachando un balón suelto, le reafirman como imprescindible.
Las estadísticas también le respaldan pues el Barça ha ganado 28 de los 30 encuentros en los que Pedro goleó desde que se asentó en el primer equipo: solo cedió un empate contra el Villarreal (1-1) y una derrota, ante el Inter de Milán (3-1). Pero además, se confirma como un socio de lujo para Leo Messi con el que intercambiaron los papeles de asistente y goleador.
El argentino vive instalado en la excelencia futbolística y sus 27 goles representan, prácticamente, uno de cada tres de los que marca el Barça. Leo no vio puerta en el derby como tampoco acertó en el clásico con la puerta de Casillas, pero en ambos encuentros desplegó su visión de juego para repartir pases de gol a sus compañeros. Con las dos asistencias que repartió a Pedro y Villa el sábado ya suma diez en el presente campeonato.
Uno de los beneficiados fue David Villa que, él sí, ha podido firmar los goles a pares frente a Real Madrid y Espanyol. El asturiano ya suma 13 goles en su primer año como blaugrana y su adaptación al estilo de juego del equipo ha hecho que los automatismos del Barça se hayan ajustado aún más si cabe.
‘El Guaje’ no ha tenido ningún inconveniente en situarse en la banda para ceder el eje del ataque a Messi; tampoco, para convertirse en el primer defensor del equipo cuando toca presionar la salida del balón del rival. Su habilidad para aparecer tras la espalda de los centrales volvió a ser letal en Cornellà-El Prat y se confirma como una de las virtudes que el equipo debe explotar esta temporada.