Mourinho se queja amargamente en rueda de prensa por sentirse el paraguas único que detiene los supuestos ataques hacia el club… y no es la primera vez.
Cuando el Inter de Milán conquistó la Liga de Campeones en la pasada edición celebrada en el Santiago Bernabéu, el planeta fútbol se sobrecogió con las imágenes de Mourinho y Materazzi llorando en los aledaños del estadio. “En mi equipo somos como una familia” se justificó posteriormente el entrenador. “Los jugadores tienen a sus familias en casa y luego quiero que tengan a su familia en el trabajo también, porque aquí se ven todos los días” vino a decir también una vez llegó al Real Madrid y era preguntado por sus métodos psicológicos de trabajo en grupo.
Por cómo hablan de él los jugadores y directivos que alguna vez estuvieron a su lado, Mourinho consiguió hacer de Oporto, Chelsea o Inter una auténtica familia, una auténtica piña. Sin embargo, más allá de que este Real Madrid progresa más que adecuadamente en lo puramente deportivo, parece que el técnico portugués aún tiene pendiente esa asignatura de conseguir que todos remen en la misma dirección. O al menos eso es lo que se deduce de los actos y palabras del técnico en las últimas semanas, y que tuvieron su momento cumbre en la rueda de prensa posterior al Real Madrid-Sevilla.
"Me dan una lista con trece errores graves", explicaba Mourinho públicamente. "De lo que estoy un poco cansado es que me den una lista de errores graves del árbitro y quieren que sea yo el que ataque al árbitro y defienda a mi equipo. Tiene que ser defendido porque lo merece hoy y muchas veces más. Si yo cojo esto y voy para adelante la historia es siempre la misma, suspensión a Mourinho. Tenemos un club, un organigrama y quiero que la gente defienda a mi equipo, no solo yo. […] Obviamente tengo que pedir una reunión urgente con el presidente, con el que puedo hablar directamente porque nos llevamos muy bien. Tras seis meses me encuentro en condiciones de comentar mi vida como técnico del Real Madrid. Tenemos derecho a tener diferencia de opinión en cosas. Quiero defender a mi equipo pero si cojo este folio y voy error tras error, el próximo partido no estoy en el banquillo. Lo fácil es esconderse detrás de un entrenador".
El entrenador madridista no es precisamente complaciente ni se le podrá tachar nunca de arrodillarse ante nadie públicamente, pudiendo ser considerado polémico incluso, algo que en muchas ocasiones ya esta campaña ha chocado con el señorío madridista. Y analizando la denuncia pública, parece que Mourinho efectivamente se siente solo ante el peligro en el club, como Gary Cooper en la famosa película, cada vez que hace una de sus ‘Mourinhadas’. Y el caso es que, más allá de que pueda existir un roce entre Valdano y Mourinho por las declaraciones del pasado, de que el técnico esté frustrado porque no se fiche a un delantero más, de que la derrota en el Camp Nou haya podido hacer mella, de que no esté de acuerdo con la política de filtraciones con los medios afines o especulaciones similares, lo cierto es que no es la primera vez que una situación similar se repite en el club desde que el luso llegó en verano a la capital española.
El pasado sábado, Mourinho ya dejó una chinita sobre el camino a seguir. “¿Si tengo fuerzas para aguantar los cuatro años? El club trabaja bien conmigo, e internamente estamos todos en la misma dirección, con el mismo modo de pensar y comunicar. Desde que estamos así no me canso nunca”. ‘Desde que estamos así’ apuntillaba el luso, en lo que significa una clara muestra de que en algún momento hubo (o hay) diferencias en la dirección en la que remar, algo que ya quedó escenificado públicamente con anterioridad.