Novak Djokovic se proclamó campeón del Open de Australia después de doblegar en la final a Andy Murray. El serbio, número 3 del mundo, conquistó Melbourne Park tres años después de conseguir su primer Grand Slam. Se trata además del décimonoveno título en el palmarés del tenista de Belgrado, que con 23 años se plantea como principal alternativa al binomio Nadal-Federer que ha dominado el circuito masculino en los últimos seis años.
El Open de Australia 2011 echó el cierre de dos semanas de un gran nivel de tenis coronando al serbio Novak Djokovic como campeón después de que éste derrotara en la final al escocés Andy Murray por un marcador global de 6-4, 6-2 y 6-3 tras dos horas y treinta y siete minutos de juego en un choque disputado en una abarrotada Rod Laver Arena en el día más caluroso del torneo en el que se llegaron alcanzar los 40º de temperatura y el 81% de humedad. Aún así fueron condiciones óptimas para el espectáculo, mientras lo permitió el físico y la cabeza de ambos tenistas.
Dos aspirantes al trono de la ATP en un futuro que, hasta la fecha, nunca se habían enfrentado en el escenario de un Grand Slam. El primer set fue, una vez más, el que definiría el sino del partido. Duró 59 minutos y cayó en nómina de un Djokovic autor del único break de la manga en el décimo juego. Murray evitó jugar al revés del serbio desde el principio, según lo mostrado hasta la fecha su mejor golpe, pero el as que el 'showman' tenía guardado debajo de la manga era su derecha en aceleración, transformada en esta final en una precisa batuta de orquesta. El escocés, a pesar de nadar siempre a contracorriente, se mentuvo con opciones mientras se lo permitió el primer servicio. Cuando éste falló... En el último juego del primer acto, Murray cometió una doble falta que le llenaron de dudas. Ofreció su segunda bola de break al perder un rally de 38 golpes, la puntilla para entregar el set con su error no forzado número 14. Una batalla exigente, física y mentalmente, que dio como ganador a Djokovic.
Mientras el serbio era animado desde la grada por su entrenador Marion Vadja -y dos filas más atrás, su compatriota Ana Ivanovic-, el escocés veía malas caras en su palco, donde su madre Judy le metía más presión exigiéndole una marcha más que, visto lo visto, no era una opción posible. Más allá de reaccionar, Murray se vino abajo en el segundo set, dejándose llevar tras perder el servicio y ofreciendo a su rival y amigo la posibilidad de endosarle un 'rosco' en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, el británico, con una tímida reacción en el rush final de la manga, maquilló el resultado consiguiendo dos juegos (uno de ellos al resto) que le darían alas para afrontar el tercer acto.
Un set, el último, que comenzó con ambos jugadores ofreciendo muchas dudas. Djokovic, por momentos, pareció 'tocado' de su rodilla derecha, vendada durante toda la final. En el caso de Murray, la ecuación fue peor: cuando le funcionó la cabeza le falló el físico y viceversa. Fue el serbio quien tomó ventaja en el marcador (3-1), parcial que dejó escapar tras un breve impás de relajación que aprovechó Murray. Sin embargo, de nuevo el escocés ofreció la versión más oscura de su tenis en el momento menos preciso. En el siempre clave octavo juego, y tras una defensa numantina de Djokovic, el balcánico logró el ansiado break. Murray, cabreado consigo mismo, rompió la raqueta estrellándola contra su zapatilla y a punto estuvo de ganarse el 'warning' del juez de silla de la contienda, Jake Gardner, fruto de la frustación del momento. Posteriormente, 'Nole', no falló a la hora de cerrar el partido...
La cara de la moneda la protagonizó Djokovic, que suma a su palmarés su segundo Open de Australia y por ende segundo Grand Slam, afianzándose como número 3 del mundo. El de Belgrado es todo un ídolo en Serbia y se encuentra en el momento más dulce de su carrera. El envés de la moneda fue para Murray, que se despide de Melbourne como lo hizo el año pasado, con el sabor agridulce de haber firmado un buen torneo y perdido sólo en la final, convirtiéndose en el primer tenista en la Era Open en perder dos finales del Open de Australia sin conseguir ni siquiera ganar un set. Iguala además el registro negativo de Goran Ivanisevic, que perdió las tres primeras finales de Grand Slam que disputaron; Ivan Lendl y Andre Agassi perdieron cuatro antes de conquistar sus 'majors'...
El Open de Australia 2011 echó el cierre de dos semanas de un gran nivel de tenis coronando al serbio Novak Djokovic como campeón después de que éste derrotara en la final al escocés Andy Murray por un marcador global de 6-4, 6-2 y 6-3 tras dos horas y treinta y siete minutos de juego en un choque disputado en una abarrotada Rod Laver Arena en el día más caluroso del torneo en el que se llegaron alcanzar los 40º de temperatura y el 81% de humedad. Aún así fueron condiciones óptimas para el espectáculo, mientras lo permitió el físico y la cabeza de ambos tenistas.
Dos aspirantes al trono de la ATP en un futuro que, hasta la fecha, nunca se habían enfrentado en el escenario de un Grand Slam. El primer set fue, una vez más, el que definiría el sino del partido. Duró 59 minutos y cayó en nómina de un Djokovic autor del único break de la manga en el décimo juego. Murray evitó jugar al revés del serbio desde el principio, según lo mostrado hasta la fecha su mejor golpe, pero el as que el 'showman' tenía guardado debajo de la manga era su derecha en aceleración, transformada en esta final en una precisa batuta de orquesta. El escocés, a pesar de nadar siempre a contracorriente, se mentuvo con opciones mientras se lo permitió el primer servicio. Cuando éste falló... En el último juego del primer acto, Murray cometió una doble falta que le llenaron de dudas. Ofreció su segunda bola de break al perder un rally de 38 golpes, la puntilla para entregar el set con su error no forzado número 14. Una batalla exigente, física y mentalmente, que dio como ganador a Djokovic.
Mientras el serbio era animado desde la grada por su entrenador Marion Vadja -y dos filas más atrás, su compatriota Ana Ivanovic-, el escocés veía malas caras en su palco, donde su madre Judy le metía más presión exigiéndole una marcha más que, visto lo visto, no era una opción posible. Más allá de reaccionar, Murray se vino abajo en el segundo set, dejándose llevar tras perder el servicio y ofreciendo a su rival y amigo la posibilidad de endosarle un 'rosco' en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, el británico, con una tímida reacción en el rush final de la manga, maquilló el resultado consiguiendo dos juegos (uno de ellos al resto) que le darían alas para afrontar el tercer acto.
Un set, el último, que comenzó con ambos jugadores ofreciendo muchas dudas. Djokovic, por momentos, pareció 'tocado' de su rodilla derecha, vendada durante toda la final. En el caso de Murray, la ecuación fue peor: cuando le funcionó la cabeza le falló el físico y viceversa. Fue el serbio quien tomó ventaja en el marcador (3-1), parcial que dejó escapar tras un breve impás de relajación que aprovechó Murray. Sin embargo, de nuevo el escocés ofreció la versión más oscura de su tenis en el momento menos preciso. En el siempre clave octavo juego, y tras una defensa numantina de Djokovic, el balcánico logró el ansiado break. Murray, cabreado consigo mismo, rompió la raqueta estrellándola contra su zapatilla y a punto estuvo de ganarse el 'warning' del juez de silla de la contienda, Jake Gardner, fruto de la frustación del momento. Posteriormente, 'Nole', no falló a la hora de cerrar el partido...
La cara de la moneda la protagonizó Djokovic, que suma a su palmarés su segundo Open de Australia y por ende segundo Grand Slam, afianzándose como número 3 del mundo. El de Belgrado es todo un ídolo en Serbia y se encuentra en el momento más dulce de su carrera. El envés de la moneda fue para Murray, que se despide de Melbourne como lo hizo el año pasado, con el sabor agridulce de haber firmado un buen torneo y perdido sólo en la final, convirtiéndose en el primer tenista en la Era Open en perder dos finales del Open de Australia sin conseguir ni siquiera ganar un set. Iguala además el registro negativo de Goran Ivanisevic, que perdió las tres primeras finales de Grand Slam que disputaron; Ivan Lendl y Andre Agassi perdieron cuatro antes de conquistar sus 'majors'...