Novak Djokovic selló su pasaporte para la final del US Open tras ganar en cinco mangas a Stanislas Wawrinka. El serbio, que tiene garantizado salir como número uno del mundo el próximo lunes, buscará su segundo entorchado en Nueva York ante Rafa Nadal o Richard Gasquet.
Novak Djokovic acumula 97 semanas como número uno del mundo, siendo el noveno tenista en un registro histórico que lidera Roger Federer (302) seguido de Pete Sampras (286), Ivan Lendl (270), Jimmy Connors (268), John McEnroe (170), Bjorn Börg (109), Rafa Nadal (2012) y Andre Agassi (101) hasta llegar al serbio. Nole ha cumplido la primera meta en Nueva York, que era garantizarse el trono de la ATP una vez disputado el último Grand Slam de la temporada, al sellar su billete para la final después de vencer a Stanislas Wawrinka por un marcador de 2-6, 7-6(4), 3-6, 6-3 y 6-4 tras cuatro horas y diez minutos de juego en el choque que abrió la jornada en el estadio Arthur Ashe.
El sol calentó el camento de Flushing Meadows antes de que los artistas saltaran al tapete dispuestos a firmar su mejor actuación. Sorprendió el buen hacer de Wawrinka, que a pesar de jugar sus primeras semifinales de un grande no dio muestra alguno de nervios propios de la ocasión. Contundente con su derecha y magestuoso con su revés, fijó a Djokovic en el fondo de pista, haciéndole correr de lado a lado y aprovechó sus errores como regalos anticipados de Navidad. El serbio se vio tan bloqueado que cedió hasta en tres ocasiones su servicio -en dos de esos juegos incluso cometiendo dobles faltas- antes de ver escapar el set.
El segundo acto siguió una línea continuista al primero. Djokovic quiso enchufarse al partido, pero estuvo irregular, errático y desafortunado. Dejó escapar cuatro bolas de ruptura en el cuarto juego y cedió su servicio a continuación. Su paupérrimo porcentaje de segundos servicios (9%) tuvieron gran parte de culpa. Hasta le señalaron un warning al serbio por hacer coaching con Marion Vadja. Todo parecía abocado a la sorpresa cuando surgió la reacción de Nole. Restó más agresivo, buscó más las alturas a Wawrinka y acabó forzando una muerte súbita que acabó con puño cerrado en señal de victoria. Se repetía la historia del último precedente entre ambos, en el Open de Australia 2013, donde el suizo dominaba 6-1, 4-1 y acabó hincando la rodilla con un 12-10 en el quinto parcial.
Ambos jugadores parecían prever que el tercer set marcaría el sino del partido. Ambos recularon, dieron un paso atrás y se mostrados más recatados a la hora de atacar al rival. Por eso los juegos se consumían sin alteraciones... hasta que llegó el momento caliente de la manga. Fue Wawrinka, con un break en blanco en el siempre clave octavo juego, quien dio un golpe en la mesa y acabó declinando nuevamente la balanza hacia tras firmar un punto de 35 intercambios.
Tercera vez que decidían su sino en el quinto set
No tardamos en advertir que el partido tendría que decisirse en el quinto set, como aquel duelo maratoniano mencionado en Melbourne. Djokovic tomó temprana ventaja en el cuarto set y administró la renta sin aparente sufrimiento hasta recuperar el equilibrio en el marcador. La montaña rusa en la que se había convertido el partido dejaba su resolución en una mayúscula incógnita.
De nada servían las más de tres horas de juego que acumulaban en sus piernas. Tenían que mirar al frente sin margen de error posible. Wawrinka intentaba espantar de su cabeza los fantasmas del pasado, acordándose que nunca ha podido ganar a un número uno del mundo; por su parte, Djokovic sabía que la derrota significaba sacar a subasta su reinado. El duelo mental pudo con el físico. Válganos como ejemplo el tercer juego, en el que después de 21 minutos y doce situaciones de 'Iguales' la pelota cayó del lado del sacador -Stan-. Pero tanto fue el cántaro a la fuente, que Djokovic lo acabó rompiendo. Fue en el quinto juego, donde una ruptura acabó silenciando a una Ashe que para entonces había sacado las bufandas para animar a su rival.
Djokovic jugará este lunes su quinta final en Nueva York buscando el segundo título de su historia. No gana un torneo desde que se coronara en Montecarlo ante Rafa Nadal, curiosamente quien pudiera ser su rival por el título en la Gran Manzana. Para ello, el español debará ganar en la segunda semifinal a Richard Gasquet. Nole respira. Seguirá siendo el número uno (de momento).
parece que djokovic y nadal se volveran a ver las caras en una final
Novak Djokovic acumula 97 semanas como número uno del mundo, siendo el noveno tenista en un registro histórico que lidera Roger Federer (302) seguido de Pete Sampras (286), Ivan Lendl (270), Jimmy Connors (268), John McEnroe (170), Bjorn Börg (109), Rafa Nadal (2012) y Andre Agassi (101) hasta llegar al serbio. Nole ha cumplido la primera meta en Nueva York, que era garantizarse el trono de la ATP una vez disputado el último Grand Slam de la temporada, al sellar su billete para la final después de vencer a Stanislas Wawrinka por un marcador de 2-6, 7-6(4), 3-6, 6-3 y 6-4 tras cuatro horas y diez minutos de juego en el choque que abrió la jornada en el estadio Arthur Ashe.
El sol calentó el camento de Flushing Meadows antes de que los artistas saltaran al tapete dispuestos a firmar su mejor actuación. Sorprendió el buen hacer de Wawrinka, que a pesar de jugar sus primeras semifinales de un grande no dio muestra alguno de nervios propios de la ocasión. Contundente con su derecha y magestuoso con su revés, fijó a Djokovic en el fondo de pista, haciéndole correr de lado a lado y aprovechó sus errores como regalos anticipados de Navidad. El serbio se vio tan bloqueado que cedió hasta en tres ocasiones su servicio -en dos de esos juegos incluso cometiendo dobles faltas- antes de ver escapar el set.
El segundo acto siguió una línea continuista al primero. Djokovic quiso enchufarse al partido, pero estuvo irregular, errático y desafortunado. Dejó escapar cuatro bolas de ruptura en el cuarto juego y cedió su servicio a continuación. Su paupérrimo porcentaje de segundos servicios (9%) tuvieron gran parte de culpa. Hasta le señalaron un warning al serbio por hacer coaching con Marion Vadja. Todo parecía abocado a la sorpresa cuando surgió la reacción de Nole. Restó más agresivo, buscó más las alturas a Wawrinka y acabó forzando una muerte súbita que acabó con puño cerrado en señal de victoria. Se repetía la historia del último precedente entre ambos, en el Open de Australia 2013, donde el suizo dominaba 6-1, 4-1 y acabó hincando la rodilla con un 12-10 en el quinto parcial.
Ambos jugadores parecían prever que el tercer set marcaría el sino del partido. Ambos recularon, dieron un paso atrás y se mostrados más recatados a la hora de atacar al rival. Por eso los juegos se consumían sin alteraciones... hasta que llegó el momento caliente de la manga. Fue Wawrinka, con un break en blanco en el siempre clave octavo juego, quien dio un golpe en la mesa y acabó declinando nuevamente la balanza hacia tras firmar un punto de 35 intercambios.
Tercera vez que decidían su sino en el quinto set
No tardamos en advertir que el partido tendría que decisirse en el quinto set, como aquel duelo maratoniano mencionado en Melbourne. Djokovic tomó temprana ventaja en el cuarto set y administró la renta sin aparente sufrimiento hasta recuperar el equilibrio en el marcador. La montaña rusa en la que se había convertido el partido dejaba su resolución en una mayúscula incógnita.
De nada servían las más de tres horas de juego que acumulaban en sus piernas. Tenían que mirar al frente sin margen de error posible. Wawrinka intentaba espantar de su cabeza los fantasmas del pasado, acordándose que nunca ha podido ganar a un número uno del mundo; por su parte, Djokovic sabía que la derrota significaba sacar a subasta su reinado. El duelo mental pudo con el físico. Válganos como ejemplo el tercer juego, en el que después de 21 minutos y doce situaciones de 'Iguales' la pelota cayó del lado del sacador -Stan-. Pero tanto fue el cántaro a la fuente, que Djokovic lo acabó rompiendo. Fue en el quinto juego, donde una ruptura acabó silenciando a una Ashe que para entonces había sacado las bufandas para animar a su rival.
Djokovic jugará este lunes su quinta final en Nueva York buscando el segundo título de su historia. No gana un torneo desde que se coronara en Montecarlo ante Rafa Nadal, curiosamente quien pudiera ser su rival por el título en la Gran Manzana. Para ello, el español debará ganar en la segunda semifinal a Richard Gasquet. Nole respira. Seguirá siendo el número uno (de momento).
parece que djokovic y nadal se volveran a ver las caras en una final