Abrían trigésima de
juego de Liga BBVA Rayo Vallecano y Valencia en el Estadio de Vallecas.
Con objetivo de posiciones UEFA que durante la previa quitó el sueño a
los locales y con la necesidad de los de Émery de no perder comba, de
quitarse de encima el disgusto casero ante Real Madrid y lan extraña
sensación con la que los valencianistas se quedaron tras la goleada
europea de entre semana ante Genk.
La primera parte acabaría
gustando a la grada franjirroja pero no serían las mismas sensaciones de
un principio de partido en el que al Valencia apenas le costó hacerse
con el juego y controlar a un Rayo fallón e inseguro en defensa. En esto
en lo que la desconfianza crecía, Mathieu avisó con un disparo durísimo
y apenas cinco después, Jonas soltó el latigazo que se alojó en el
fondo de la portería de Cobeño.
A los de José Ramón Sandoval les
costaba encontrar su sitio en el campo. El equipo ché, por su parte, se
limitó a hacer su juego y así, a sentirse cómodo, triangulando en la
mediapunta e intentando terminar jugadas que no pasaban de Feghouli y el
goleador Jonas.
Esta serie de circunstancias sólo cambiaron
cuando el descanso se aproximaba. El Rayo mejoró y a la contra,
consiguió llegar a la portería de Diego Alves en un par de ocasiones. El
portero se tendría que esforzar al máximo para enviar a córner un
cabezazo de Arribas y fue el palo quien evitó que Delibasic introdujese
el balón en la portería valencianista, bien es verdad, que la jugada ya
estaba anulada anteriormente.
El Rayo no es de cambiar con el
descanso. Y salió más fuerte, si cabe, para iniciar la segunda mitad.
Aunque la cosa se quedaría ahí, en el inicio, con nueva intervención
salvadora de Diego Alves y consiguiente intentona desde el córner con el
montenegrino Delibasic de nuevo como protagonista. Los franjirrojos se
enrabietaban y Raúl Tamudo apareció en el césped. Un minuto después,
Tino Costa apagaba el fuego tras una contra, con disparo certero y
dejaba el partido en el bolsillo para los intereses visitantes.
El
Rayo se había marchado arriba con todo, buscando la reacción y los
espacios en la zona defensiva complicaron demasiado la vida a los de
Sandoval, siendo el Valencia quien encontró esa reacción. Pedro Botelho y
Trashorras aparecerían en liza, pero ni con esas los madrileños
consiguieron acercarse con claridad a la portería valencianista.
El
partido parecía sentenciado, la superioridad era visitante y los
achaques vallecanos eran con más corazón que cabeza. Poca claridad
aunque alguna ocasión bastante clara, acercamientos con reclamo de fuera
de juego y mano dentro del área.
En cualquier otro estadio el
partido hubiese estado sentenciado pero en Vallecas, todavía tenía que
aparecer Raúl Tamudo, que marcó e hizo creer a la grada. Hizo creer a
Cobeño, que acabó el partido en portería encontraría buscando marcar gol
e hizo que el Valencia, en el último minuto de juego, en la última
jugada, no tirase bien el fuera de juego en un saque de falta, y dio la
última opción a Tito, que solo delante de Alves, no supo colocar el
empate en el marcador.
El Rayo Vallecano lo peleó al final y dejó
clara a la afición que siempre morirá matando pero, esta vez, no pudo
con un Valencia mucho más autoritario que se llevó los tres puntos y que
no pierde las buenas sensaciones ni la distancia con Real Madrid y
Barcelona. En el caso de los madrileños, la UEFA tendrá que esperar.
Victoria muy trabajada del Valencia ante un Rayo que demuestra tener un buen juego y en su casa pocos puntos perdera.
juego de Liga BBVA Rayo Vallecano y Valencia en el Estadio de Vallecas.
Con objetivo de posiciones UEFA que durante la previa quitó el sueño a
los locales y con la necesidad de los de Émery de no perder comba, de
quitarse de encima el disgusto casero ante Real Madrid y lan extraña
sensación con la que los valencianistas se quedaron tras la goleada
europea de entre semana ante Genk.
La primera parte acabaría
gustando a la grada franjirroja pero no serían las mismas sensaciones de
un principio de partido en el que al Valencia apenas le costó hacerse
con el juego y controlar a un Rayo fallón e inseguro en defensa. En esto
en lo que la desconfianza crecía, Mathieu avisó con un disparo durísimo
y apenas cinco después, Jonas soltó el latigazo que se alojó en el
fondo de la portería de Cobeño.
A los de José Ramón Sandoval les
costaba encontrar su sitio en el campo. El equipo ché, por su parte, se
limitó a hacer su juego y así, a sentirse cómodo, triangulando en la
mediapunta e intentando terminar jugadas que no pasaban de Feghouli y el
goleador Jonas.
Esta serie de circunstancias sólo cambiaron
cuando el descanso se aproximaba. El Rayo mejoró y a la contra,
consiguió llegar a la portería de Diego Alves en un par de ocasiones. El
portero se tendría que esforzar al máximo para enviar a córner un
cabezazo de Arribas y fue el palo quien evitó que Delibasic introdujese
el balón en la portería valencianista, bien es verdad, que la jugada ya
estaba anulada anteriormente.
El Rayo no es de cambiar con el
descanso. Y salió más fuerte, si cabe, para iniciar la segunda mitad.
Aunque la cosa se quedaría ahí, en el inicio, con nueva intervención
salvadora de Diego Alves y consiguiente intentona desde el córner con el
montenegrino Delibasic de nuevo como protagonista. Los franjirrojos se
enrabietaban y Raúl Tamudo apareció en el césped. Un minuto después,
Tino Costa apagaba el fuego tras una contra, con disparo certero y
dejaba el partido en el bolsillo para los intereses visitantes.
El
Rayo se había marchado arriba con todo, buscando la reacción y los
espacios en la zona defensiva complicaron demasiado la vida a los de
Sandoval, siendo el Valencia quien encontró esa reacción. Pedro Botelho y
Trashorras aparecerían en liza, pero ni con esas los madrileños
consiguieron acercarse con claridad a la portería valencianista.
El
partido parecía sentenciado, la superioridad era visitante y los
achaques vallecanos eran con más corazón que cabeza. Poca claridad
aunque alguna ocasión bastante clara, acercamientos con reclamo de fuera
de juego y mano dentro del área.
En cualquier otro estadio el
partido hubiese estado sentenciado pero en Vallecas, todavía tenía que
aparecer Raúl Tamudo, que marcó e hizo creer a la grada. Hizo creer a
Cobeño, que acabó el partido en portería encontraría buscando marcar gol
e hizo que el Valencia, en el último minuto de juego, en la última
jugada, no tirase bien el fuera de juego en un saque de falta, y dio la
última opción a Tito, que solo delante de Alves, no supo colocar el
empate en el marcador.
El Rayo Vallecano lo peleó al final y dejó
clara a la afición que siempre morirá matando pero, esta vez, no pudo
con un Valencia mucho más autoritario que se llevó los tres puntos y que
no pierde las buenas sensaciones ni la distancia con Real Madrid y
Barcelona. En el caso de los madrileños, la UEFA tendrá que esperar.
Victoria muy trabajada del Valencia ante un Rayo que demuestra tener un buen juego y en su casa pocos puntos perdera.