En el Real Madrid están preocupados por la situación de Cristiano Ronaldo en las últimas fechas. Nadie duda de él en el club, ni el cuerpo técnico ni la Junta directiva, pero desde que recibió varias criticas a raíz del encuentro de la Liga BBVA con el Barcelona ha experimentado un pequeño cambio. Mostró un comportamiento gélido en la celebración del gol copero ante la Ponferradina y explotó futbolística y dialécticamente en el hat trick contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán. “Los que me critican no entienden nada de fútbol”, dijo el portugués antes de retirarse al vestuario. La reflexión sonó a liberación, a reivindicación. Ni la crítica ni la afición cuestiona su profesionalidad, solo pequeños detalles: la aparición en los partidos contra el Barcelona y la falta de puntería en los lanzamientos de falta.
El Santiago Bernabéu ha dejado clara su opinión sobre su insistencia a la hora de tirar las faltas pese a que su lado se sitúen Xabi Alonso, Özil o Kaká, otros expertos en la materia. La imagen se repite en cada partido. Falta a favor en las inmediaciones del área y Cristiano coge el balón. Mira a portería, da varios pasas hacia atrás, arquea las piernas, resopla, coge carrerilla y dispara. Da igual el perfil, da igual el compañero que esté en el campo. A veces incluso da igual que la distancia a la que esté el balón recomiende un centro. El portugués no deja lugar a la alternativa. Esta temporada su promedio es horrible. No ha marcado ninguna de las 24 faltas lanzadas en Liga BBVA y solo ha marcado una en Champions League, ante el Lyon. Con Portugal, eso sí, también marcó en la repesca contra Bosnia.
Sus lanzamientos son como una moneda al aire por su forma de golpear la pelota. Busca la potencia antes que la colocación, y a veces su puntería deja mucho que desear. Es habitual que sus disparos se pierdan en la grada o se estrellen contra la barrera. Ocurre que cada lanzamiento que transforma es un golazo para guardar en la memoria, pues el efecto que imprime dificulta el trabajo de los porteros. En cada una de las temporadas anteriores anotó seis goles en dicha especialidad, pero este curso no va en camino de igualarlo. El Santiago Bernabéu ya se ha cansado de esta situación, y en el duelo de este martes ante el Málaga en la Copa del Rey llegó a pitarle. La desesperación del luso se hizo patente cuando en la primera parte buscó el disparo en una falta escorada y muy lejana, cuya situación invitaba a un centro al área. También sucedió en el Clásico ante el Barcelona, cuando gozó de dos faltas perfectas para su estilo en el inicio de la segunda parte.
El ansia de Cristiano en los golpes francos se extiende al resto del juego. Y es que buscar el gol desde cualquier distancia forma parte de su ADN. Esta característica desemboca en golazos como el que consiguió en el Pizjuán, o en errores como el del Clásico, cuando con 1-0 tenía a Di María mejor colocado. Al portugués le cuesta tomar la decisión más acertada cuando enfila la portería. Es el jugador de la Liga BBVA que más dispara (101), con diferencia sobre el siguiente (Messi, 83). El tercero, a años luz de los dos, es Sergio García con 47. De esos 101 disparos 45 van a portería y 20 han acabado en gol. Un 20% de acierto. El promedio de Benzema es del 24% (31 remates, 8 goles), y el de Higuaín del 47% (26 remates, 12 goles). La sobreexcitación de Cristiano desespera al Bernabéu.
cristiano tiene que espabilar no solo en las faltas sino, en el juego y en todo no se puede despistar ni un segundo, no puede a ver dependencia por cr7 me parece lamentable eso, espero que este año se le de mejor