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Asalto frustrado a Cornellá
El Mirandés no supo cerrar el partido en Cornellá y perdió una ocasión histórica para poner pie y medio en las semifinales de la Copa del Rey. Los burgaleses no aprovecharon el 0-2 logrado gracias a los goles de Alain y Pablo Infante y terminó derrotado por los tantos de Weiss, Rui Fonte y Verdú. Mateu Lahoz no tuvo una gran actuación y se comió dos penaltis en el área local, uno sobre Alain y otro sobre Pablo Infante. Por otro lado, acertó al no señalar fuera de juego de Weiss en el primer tanto blanquiazul tras un saque en largo de Casilla.
La diferencia de categorías entre ambos equipos no se reflejó sobre el césped y en la Ciudad Condal se vivió un choque digno del torneo del K.O. Se cantaron goles, se disfrutó de la tensión y de la intensidad del juego y se vieron dos equipos ambiciosos que siempre buscaron el balón para mirar a la portería rival. La nota triste del choque la puso Álvaro Vázquez, que tuvo que abandonar el campo en camilla por una lesión muscular.
A pesar del escenario en el que estaban, el Mirandés se mostró muy seguro de sus ideas y siguió el guion marcado en todo momento. Los de Carlos Pouso no dejaron jugar al Espanyol a pesar de que el balón lo movían los locales y a partir de una férrea defensa, salieron a la contra con rapidez y calidad gracias a Pablo Infante y a Alain. Los Verdú, Romaric, Thievy, Weiss y compañía tocaron el cuero en la zona de tres cuartos de campo, pero se toparon con un muro digno de la máxima categoría del fútbol español.
Ante este panorama, el Mirandés dio una nueva dosis de ilusión a su afición con el tanto de Alain. El punta aprovechó un error de la zaga perica y tras plantarse solo ante Casilla, mandó el balón al fondo de la red previo paso por el palo.
El segundo acto comenzó con los hombres de Pochettino transformados. Ante su afición quisieron demostrar qué equipo era el de superior categoría y a los dos minutos Romaric mandó un balón al palo para poner el susto en el cuerpo a los burgaleses, pero no pasó de un pequeño sobresalto que se olvidó con el bello tanto de Pablo Infante.
El hombre de moda de la Copa del Rey se aprovechó de un error de Amat en la zona defensiva y definió como un auténtico killer en el mano a mano frente a Casilla. Picó el balón por encima del portero rival y se quitó la espina de un claro penalti que no le habían pitado minutos antes, acción que se unió a la sufrida por Alain en el primer acto.
Anduva decidirá la eliminatoria
Cuando los fuegos artificiales estaban preparados para arder en Miranda de Ebro, el Espanyol tiró de orgullo para cambiar las cosas. Casilla se convirtió en asistente y con un pase largo sobre Weiss, el eslovaco aprovechó un error de la zaga para doblegar a Nauzet.
El fútbol quiso ser muy cruel con el Mirandés y en menos de cinco minutos cambiaron las cosas. El orden y la eficacia de la zaga visitante pasaron a mejor vida y primero fue Romaric el que se aprovechó para asistir a Rui Fonte y después fue Verdú el que terminó dando la puntilla al recoger un mal despeje.
Finalmente, a pesar del mal sabor de boca con el que se queda el Mirandés, Anduva será el encargado de decidir si los de Pouso escriben un nuevo capítulo dorado en su particular historia o si el Espanyol se acerca a las semifinales de un torneo donde tiene licencia para soñar.
Una lástima esos últimos 4 minutos de partido que echaron por tierra todo el merecido premio al gran trabajo que el Mirandés desplegó durante todo el partido. El Mirandés merece estar en semis de la Copa, esperemos que la ilusión y la humildad tengan premio en Anduva y veamos a David peleando contra Goliat por un lugar en la final de Copa.
