No hay vuelta atrás. El
Real Madrid emprendió hace tiempo un camino de dudoso final, y parece
que no está dispuesto a volver sobre sus pasos, pese a quien pese. Hace
tiempo que el club blanco era el adalid de la deportividad, hacía
bandera de ello, y las derrotas eran menos derrotas cuando la imagen de garra y juego limpio maridaban armoniosamente en el Santiago Bernabéu.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, parece que la garra y la combatividad pesan mucho más que la deportividad en este Madrid. Porque si no, no se entiende cómo pasados tres días desde el último Clásico, no
han salido aún voces críticas desde el propio club por el
comportamiento de algunos jugadores blancos en el tramo final del
partido ante el Barcelona del pasado miércoles. Donde Pepe pisó
miserablemente a Messi cuando estaba indefenso en el suelo, donde
Carvalho cazó por detrás al argentino sin posibilidad de jugar el balón,
y donde Coentrao collejeó de nuevo a Messi sin el cuero en juego. Entre
otras tantas cosas.
Sí, Pepe grabó un vídeo que se emitió a
través de los canales oficiales. Pero en este caso, al contrario de lo
que reza el dicho popular, una mentira repetida mil veces no se
convierte en una verdad. Pues todo el mundo ha podido ver la misma e indiscutible secuencia del alevoso pisotón, que sonroja cualquier disculpa posterior. Y lo que es aún más discutible, ese pírrico perdón es sostenido por la directiva del club blanco, en perpetuo silencio, permitiendo que cambie el sino del club, que pase del manido "cuando pierde da la mano" a un "cuando pierde da en la mano". Y también sostenido por su entrenador, que lejos de criticar la actuación de sus hombres, les defiende públicamente con desafiante actitud. E incluso les convoca con toda la impunidad posible.
Y
es que entre la lista de 20 jugadores que ha confeccionado Mourinho
para el partido de este domingo ante el Athletic está convocado Pepe. No
los lesionados Di María y Khedira, ni por decisión técnica Sahin ni Carvalho, paradójicamente titular en uno de los partidos más importantes del año hace escasos tres días. Pero sí Pepe, sin castigo alguno. Es
un gran jugador, dicen que una gran persona, pero no precisamente el
paradigma del deportista modelo y deportivo, sino más bien de un gladiador capaz de cualquier cosa por el aprobado de su César.
Pero ya no hay vuelta atrás. Y sólo el tiempo dirá si esa secuencia de
impotencia y violencia que dio la vuelta al mundo, y su posterior
consentimiento, acaba calando en la proyección de la imagen del Real
Madrid fuera de la manzana donde se aloja el coliseo blanco.
O incluso dentro. Porque si ya al final del pasado Clásico se escucharon pitos en el Santiago Bernabéu,
los días posteriores no han remitido las voces críticas con la actitud
de jugadores, e incluso las decisiones del entrenador. Un Mourinho que
contaba con el beneplácito infinito del madridismo, pero que quién sabe
si ha dado la primera palada a su propia tumba con esa dantesca proclama
de ‘entiendo a la afición, pero no la escucho’.
Y por ello también, el partido de este domingo ante el Athletic tiene
el morbo de ver la reacción del respetable. Si gana, seguramente las
aguas se calmarán hasta el próximo miércoles. Si no gana, la ira del coliseo merengue hacia sus propios gladiadores puede ser notable.
Y es que en juego anda nada menos que el título de Liga. El que es ahora mismo el objetivo prioritario del Real Madrid a tenor de lo que aseveran los actores principales desde
hacía tiempo. Y con pie y medio fuera de la Copa, un nuevo traspié en
esta competición puede ser fatal, quizá no deportivamente porque tiene
un colchón de cinco puntos respecto al Barcelona, pero sí en el ánimo de todo el madridismo.
Enfrente tendrá además a un Athletic en estado de gracia que no pondrá las cosas fáciles a los pupilos de Mourinho. Bielsa ha
podido completar la metamorfosis de este equipo que ya está en
posiciones europeas, su eficiencia en el juego aéreo será un problema
añadido para un equipo que acusa mal de altura en este
2012, y sus últimas actuaciones invitan a pensar en que bien podría ser
uno de los partidos más difíciles que le restan al Real Madrid este año.
Que lo será más si no se suman los tres puntos. Porque si ya el fin ni siquiera justifica los medios, pocos argumentos sostendrían ya algunas lamentables actitudes.
A ver si el Atlhetic paga los platos rotos del mal resultado del Madrid en copa.
Real Madrid emprendió hace tiempo un camino de dudoso final, y parece
que no está dispuesto a volver sobre sus pasos, pese a quien pese. Hace
tiempo que el club blanco era el adalid de la deportividad, hacía
bandera de ello, y las derrotas eran menos derrotas cuando la imagen de garra y juego limpio maridaban armoniosamente en el Santiago Bernabéu.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, parece que la garra y la combatividad pesan mucho más que la deportividad en este Madrid. Porque si no, no se entiende cómo pasados tres días desde el último Clásico, no
han salido aún voces críticas desde el propio club por el
comportamiento de algunos jugadores blancos en el tramo final del
partido ante el Barcelona del pasado miércoles. Donde Pepe pisó
miserablemente a Messi cuando estaba indefenso en el suelo, donde
Carvalho cazó por detrás al argentino sin posibilidad de jugar el balón,
y donde Coentrao collejeó de nuevo a Messi sin el cuero en juego. Entre
otras tantas cosas.
Sí, Pepe grabó un vídeo que se emitió a
través de los canales oficiales. Pero en este caso, al contrario de lo
que reza el dicho popular, una mentira repetida mil veces no se
convierte en una verdad. Pues todo el mundo ha podido ver la misma e indiscutible secuencia del alevoso pisotón, que sonroja cualquier disculpa posterior. Y lo que es aún más discutible, ese pírrico perdón es sostenido por la directiva del club blanco, en perpetuo silencio, permitiendo que cambie el sino del club, que pase del manido "cuando pierde da la mano" a un "cuando pierde da en la mano". Y también sostenido por su entrenador, que lejos de criticar la actuación de sus hombres, les defiende públicamente con desafiante actitud. E incluso les convoca con toda la impunidad posible.
Y
es que entre la lista de 20 jugadores que ha confeccionado Mourinho
para el partido de este domingo ante el Athletic está convocado Pepe. No
los lesionados Di María y Khedira, ni por decisión técnica Sahin ni Carvalho, paradójicamente titular en uno de los partidos más importantes del año hace escasos tres días. Pero sí Pepe, sin castigo alguno. Es
un gran jugador, dicen que una gran persona, pero no precisamente el
paradigma del deportista modelo y deportivo, sino más bien de un gladiador capaz de cualquier cosa por el aprobado de su César.
Pero ya no hay vuelta atrás. Y sólo el tiempo dirá si esa secuencia de
impotencia y violencia que dio la vuelta al mundo, y su posterior
consentimiento, acaba calando en la proyección de la imagen del Real
Madrid fuera de la manzana donde se aloja el coliseo blanco.
O incluso dentro. Porque si ya al final del pasado Clásico se escucharon pitos en el Santiago Bernabéu,
los días posteriores no han remitido las voces críticas con la actitud
de jugadores, e incluso las decisiones del entrenador. Un Mourinho que
contaba con el beneplácito infinito del madridismo, pero que quién sabe
si ha dado la primera palada a su propia tumba con esa dantesca proclama
de ‘entiendo a la afición, pero no la escucho’.
Y por ello también, el partido de este domingo ante el Athletic tiene
el morbo de ver la reacción del respetable. Si gana, seguramente las
aguas se calmarán hasta el próximo miércoles. Si no gana, la ira del coliseo merengue hacia sus propios gladiadores puede ser notable.
Y es que en juego anda nada menos que el título de Liga. El que es ahora mismo el objetivo prioritario del Real Madrid a tenor de lo que aseveran los actores principales desde
hacía tiempo. Y con pie y medio fuera de la Copa, un nuevo traspié en
esta competición puede ser fatal, quizá no deportivamente porque tiene
un colchón de cinco puntos respecto al Barcelona, pero sí en el ánimo de todo el madridismo.
Enfrente tendrá además a un Athletic en estado de gracia que no pondrá las cosas fáciles a los pupilos de Mourinho. Bielsa ha
podido completar la metamorfosis de este equipo que ya está en
posiciones europeas, su eficiencia en el juego aéreo será un problema
añadido para un equipo que acusa mal de altura en este
2012, y sus últimas actuaciones invitan a pensar en que bien podría ser
uno de los partidos más difíciles que le restan al Real Madrid este año.
Que lo será más si no se suman los tres puntos. Porque si ya el fin ni siquiera justifica los medios, pocos argumentos sostendrían ya algunas lamentables actitudes.
A ver si el Atlhetic paga los platos rotos del mal resultado del Madrid en copa.