El Real Madrid salva los muebles en la Liga después del fiasco copero ante el Barcelona, y después de comenzar perdiendo ante el Athletic de Bilbao por
un tempranero gol de Llorente que encendió las alarmas del Santiago
Bernabéu. Una afición que aun con la victoria en el bolsillo tuvo pitos
para los que jaleaban a José Mourinho.
Los pupilos de Marcelo Bielsa fueron junto al Barcelona el equipo que más difícil le puso las cosas al Real Madrid desde que llegara Mourinho
a Concha Espina. Y más allá de eso, la generación de los Muniain,
Iturraspe, Javi Martínez, Llorente, San José o Ander demostró ser mucho
más de lo que han exhibido hasta ahora. Pues exprimieron a los jugadores
merengues hasta obligarles a redondear un partido serio, de casta, y de
oficio además del talento que se les presupone para mantener los cinco
puntos de ventaja en el liderato.
Y todos los de blanco
respondieron además, pese a atravesar momentos críticos durante los
noventa minutos: desde el supuestamente desentrenado Esteban Granero, el novel Varane, los desaparecidos Özil y Kaká, el castigado Marcelo, el contestón Ramos, y hasta el ansioso Cristiano Ronaldo.
Que con su doblete desde los once metros, unido al gol de Marcelo y
Callejón, dio una victoria a los blancos que es un auténtico balón de
oxígeno tal y como se venía dando el domingo.
Este partido ante
el Athletic llevaba marcado en el calendario madridista desde hacía
tiempo. Y no sólo porque la primera jornada se haya pospuesto hasta el
final de la primera vuelta, sino porque el Athletic era uno de los rivales a priori más complicados. Pero conforme iban pasando las jornadas y los leones iban creciendo de la mano del ideólogo Bielsa, el respeto se hacía mayor y mayor.
Llegado
el pasado miércoles con la derrota en el Clásico, las informaciones de
conflictos en el vestuario merengue, y la victoria del Barcelona en
Málaga,el respeto pasó a mayores. Pasó a ser una auténtica prueba de fuego. Y apenas hicieron falta unos minutos para comprobar que el encuentro sería uno de esos partidos para hombres.
El
Athletic saltó al campo con la cabeza bien alta, el corazón por delante
y el orgullo por las nubes. Con las ideas muy claras y las pilas a
tope, no sólo se atrevió a mirarle a la cara al Real Madrid, sino que
por momentos fue claro dominador del encuentro, provocando incluso
varias pitadas generalizadas del coliseo merengue a su equipo, además de
una de las mayores pájaras ante un equipo que no fuera el Barcelona
desde que Mourinho llegara a Concha Espina. Todo merced al gol inicial de Llorente al cuarto de hora, que fusiló sin oposición a Casillas tras un magnífico centro de Javi Martínez culminando un contraataque. Justo el mejor arma de los blancos, cazadores cazados esta vez.
Fue entonces cuando el Real Madrid dio claros síntomas de agotamiento, inoperancia e incluso de desesperación, quizás superado por la derrota del Clásico, las críticas, la planta del rival y su propia ansiedad. De Marcos tuvo incluso el segundo en sus botas, pero no acertó con el rechace a un buen disparo de Muniain de nuevo en un contraataque. Y paradójicamente, cuando más cuesta arriba parecía el camino, el Real Madrid respondió.
Dice la historia que el Real Madrid nunca le pierde la cara a los partidos, que nunca va perdiendo sino que siempre está cerca de remontar. Y en este caso, al contrario del pasado miércoles, sí que dio la de cal.
No quería faltar a la cita del gran partido que se estaba viendo, y fue Marcelo el que marcó tras una deliciosa triangulación con Ronaldo y Benzema.
Se plantó frente a Iraizoz solo y le batió con la tranquilidad y el
talento del mejor delantero centro. Quizás no lo merecieran los blancos
por lo que se veía en el campo, pero las tablas subieron al marcador y
la tranquilidad llegó a los corazones de todo el madridismo.
Aunque
eso sí, el dominio hasta el descanso lo siguió teniendo este estiloso
Athletic, que con Javi Martínez, San José, Iturraspe y Ander Herrera al
mando, y con un centro del campo en perpetuo movimiento, jugando para
los huecos y no para el balón, fueron capaces de salir una y otra vez de
la presión merengue. Así, De Marcos, y sobre todo, Llorente a punto estuvieron de poner por delante a los leones.
Mientras
tanto, el Real Madrid acechaba a Iraizoz a base de chispazos puntuales,
más con el corazón y la rabia que con la cabeza. Y bien pudo haberse
adelantado con esta primitiva táctica si Mateu Lahoz hubiera pitado penalti en una acción en la que Javi Martínez derribó al hoy voluntarioso Kaká cuando enfilaba al cancerbero visitante al filo del descanso. Esta vez, el permisivo Mateu Lahoz pudo excederse de laxo incluso.
Sea
como fuere, la desazón no duró más de lo que duró el descanso, pues
nada más reanudarse el partido, Mateu compensó al señalizar, esta vez
sí, otra clara falta sobre Kaká dentro del área. Fue Iturraspe el que agarró al brasileño, y Ronaldo el que materializó la pena máxima. Kaká y Ronaldo para relanzar al Madrid. El sueño de Florentino, pero que por muchos meses no pasó de ser La extraña pareja.
A
la hora de partido, Bielsa tiró de manual para intentar dal la vuelta
al marcador. Estaba dando muy buena imagen, sin perder la cara al
partido ni con el marcador en contra, pero quería más y dibujó un 4-1-4-1 para intentar asfixiar un poco más si cabe al Madrid. Maniobra que tuvo el efecto contrario, pues a los cinco minutos, el Real Madrid puso más tierra de por medio gracias a un contraataque. Cuando Özil encaraba a Gorka, se sacó de la chistera un quiebro con el tacón que terminó con De Marcos derribándole. La jugada terminó en gol de Benzema, pero Mateu lo invalidó para así decretar la pena máxima y expulsar consecuentemente a De Marcos. Ronaldo
marcaría el tanto desde los once metros engañanado a Gorka por el mismo
lado, y encaramándose así de nuevo a lo más alto de la clasificación de
goleadores de la Liga.
Higuaín pudo haber marcado el cuarto si no llega a ser porque su disparo se estrelló en el palo. Lo hizo Callejón
en un contraataque con el partido ya casi finalizado. Pero lo cierto es
que el tercer gol ya desconectó por completo el cuarto de hora final
con lo que había sido la tónica general del partido. El Athletic, con
diez, no tenía la misma llegada ni las mismas fuerzas, y el Real Madrid,
como no podía ser de otra manera, daba ya por bueno el 3-1 que campeaba
en el marcador, sabedor de que mantenía los cinco puntos de ventaja
respecto al Barcelona a buen recaudo. Un botín muy valioso dado el
frágil momento por el que atravesaba el club, y que quién sabe si
retomará el próximo miércoles por la noche.
Victoria el R. Madrid ante un Atlhetic que planto cara y se adelanto en el marcador pero ya al final el Madrid remonto aunque la victoria tan abultada me parece algo injusta.
un tempranero gol de Llorente que encendió las alarmas del Santiago
Bernabéu. Una afición que aun con la victoria en el bolsillo tuvo pitos
para los que jaleaban a José Mourinho.
Los pupilos de Marcelo Bielsa fueron junto al Barcelona el equipo que más difícil le puso las cosas al Real Madrid desde que llegara Mourinho
a Concha Espina. Y más allá de eso, la generación de los Muniain,
Iturraspe, Javi Martínez, Llorente, San José o Ander demostró ser mucho
más de lo que han exhibido hasta ahora. Pues exprimieron a los jugadores
merengues hasta obligarles a redondear un partido serio, de casta, y de
oficio además del talento que se les presupone para mantener los cinco
puntos de ventaja en el liderato.
Y todos los de blanco
respondieron además, pese a atravesar momentos críticos durante los
noventa minutos: desde el supuestamente desentrenado Esteban Granero, el novel Varane, los desaparecidos Özil y Kaká, el castigado Marcelo, el contestón Ramos, y hasta el ansioso Cristiano Ronaldo.
Que con su doblete desde los once metros, unido al gol de Marcelo y
Callejón, dio una victoria a los blancos que es un auténtico balón de
oxígeno tal y como se venía dando el domingo.
Este partido ante
el Athletic llevaba marcado en el calendario madridista desde hacía
tiempo. Y no sólo porque la primera jornada se haya pospuesto hasta el
final de la primera vuelta, sino porque el Athletic era uno de los rivales a priori más complicados. Pero conforme iban pasando las jornadas y los leones iban creciendo de la mano del ideólogo Bielsa, el respeto se hacía mayor y mayor.
Llegado
el pasado miércoles con la derrota en el Clásico, las informaciones de
conflictos en el vestuario merengue, y la victoria del Barcelona en
Málaga,el respeto pasó a mayores. Pasó a ser una auténtica prueba de fuego. Y apenas hicieron falta unos minutos para comprobar que el encuentro sería uno de esos partidos para hombres.
El
Athletic saltó al campo con la cabeza bien alta, el corazón por delante
y el orgullo por las nubes. Con las ideas muy claras y las pilas a
tope, no sólo se atrevió a mirarle a la cara al Real Madrid, sino que
por momentos fue claro dominador del encuentro, provocando incluso
varias pitadas generalizadas del coliseo merengue a su equipo, además de
una de las mayores pájaras ante un equipo que no fuera el Barcelona
desde que Mourinho llegara a Concha Espina. Todo merced al gol inicial de Llorente al cuarto de hora, que fusiló sin oposición a Casillas tras un magnífico centro de Javi Martínez culminando un contraataque. Justo el mejor arma de los blancos, cazadores cazados esta vez.
Fue entonces cuando el Real Madrid dio claros síntomas de agotamiento, inoperancia e incluso de desesperación, quizás superado por la derrota del Clásico, las críticas, la planta del rival y su propia ansiedad. De Marcos tuvo incluso el segundo en sus botas, pero no acertó con el rechace a un buen disparo de Muniain de nuevo en un contraataque. Y paradójicamente, cuando más cuesta arriba parecía el camino, el Real Madrid respondió.
Dice la historia que el Real Madrid nunca le pierde la cara a los partidos, que nunca va perdiendo sino que siempre está cerca de remontar. Y en este caso, al contrario del pasado miércoles, sí que dio la de cal.
No quería faltar a la cita del gran partido que se estaba viendo, y fue Marcelo el que marcó tras una deliciosa triangulación con Ronaldo y Benzema.
Se plantó frente a Iraizoz solo y le batió con la tranquilidad y el
talento del mejor delantero centro. Quizás no lo merecieran los blancos
por lo que se veía en el campo, pero las tablas subieron al marcador y
la tranquilidad llegó a los corazones de todo el madridismo.
Aunque
eso sí, el dominio hasta el descanso lo siguió teniendo este estiloso
Athletic, que con Javi Martínez, San José, Iturraspe y Ander Herrera al
mando, y con un centro del campo en perpetuo movimiento, jugando para
los huecos y no para el balón, fueron capaces de salir una y otra vez de
la presión merengue. Así, De Marcos, y sobre todo, Llorente a punto estuvieron de poner por delante a los leones.
Mientras
tanto, el Real Madrid acechaba a Iraizoz a base de chispazos puntuales,
más con el corazón y la rabia que con la cabeza. Y bien pudo haberse
adelantado con esta primitiva táctica si Mateu Lahoz hubiera pitado penalti en una acción en la que Javi Martínez derribó al hoy voluntarioso Kaká cuando enfilaba al cancerbero visitante al filo del descanso. Esta vez, el permisivo Mateu Lahoz pudo excederse de laxo incluso.
Sea
como fuere, la desazón no duró más de lo que duró el descanso, pues
nada más reanudarse el partido, Mateu compensó al señalizar, esta vez
sí, otra clara falta sobre Kaká dentro del área. Fue Iturraspe el que agarró al brasileño, y Ronaldo el que materializó la pena máxima. Kaká y Ronaldo para relanzar al Madrid. El sueño de Florentino, pero que por muchos meses no pasó de ser La extraña pareja.
A
la hora de partido, Bielsa tiró de manual para intentar dal la vuelta
al marcador. Estaba dando muy buena imagen, sin perder la cara al
partido ni con el marcador en contra, pero quería más y dibujó un 4-1-4-1 para intentar asfixiar un poco más si cabe al Madrid. Maniobra que tuvo el efecto contrario, pues a los cinco minutos, el Real Madrid puso más tierra de por medio gracias a un contraataque. Cuando Özil encaraba a Gorka, se sacó de la chistera un quiebro con el tacón que terminó con De Marcos derribándole. La jugada terminó en gol de Benzema, pero Mateu lo invalidó para así decretar la pena máxima y expulsar consecuentemente a De Marcos. Ronaldo
marcaría el tanto desde los once metros engañanado a Gorka por el mismo
lado, y encaramándose así de nuevo a lo más alto de la clasificación de
goleadores de la Liga.
Higuaín pudo haber marcado el cuarto si no llega a ser porque su disparo se estrelló en el palo. Lo hizo Callejón
en un contraataque con el partido ya casi finalizado. Pero lo cierto es
que el tercer gol ya desconectó por completo el cuarto de hora final
con lo que había sido la tónica general del partido. El Athletic, con
diez, no tenía la misma llegada ni las mismas fuerzas, y el Real Madrid,
como no podía ser de otra manera, daba ya por bueno el 3-1 que campeaba
en el marcador, sabedor de que mantenía los cinco puntos de ventaja
respecto al Barcelona a buen recaudo. Un botín muy valioso dado el
frágil momento por el que atravesaba el club, y que quién sabe si
retomará el próximo miércoles por la noche.
Victoria el R. Madrid ante un Atlhetic que planto cara y se adelanto en el marcador pero ya al final el Madrid remonto aunque la victoria tan abultada me parece algo injusta.