Atreverse es morir en la hoguera por más que acciones individuales
concretas hayan determinado el éxito o el fracaso. Dirigir un circo
mediático, jugar con la exageración de talentos y la imposibilidad que
entren todos, es perfecto para hablar y no parar en los días donde lo
reseñable es vulgar.
Antes de los nombres, el juego. El ritmo lo marca el Barça, el innegociable carácter indiscutible de Casillas y
la presencia de Xabi Alonso en la sala de máquinas no sirve para
ocultar que el modelo de juego tiene la inspiración de la Guardiología.
Todo lo que ocurra allí, por más mestizaje que haya en la convocatoria,
pasará por buscar soluciones conocidas por el núcleo duro azulgrana.
Tras la reflexión, la certeza. El Barça juega sin ‘9’, y no es cosa de
dos días. Eto’o ya es prehistoria y los tiempos de Ibrahimovic sirvieron
para recordar que sólo hay un león indomable. En ese espacio no hay
nadie, la ceguera sobre esa posición de los azulgrana ya es rutina y si
hay alguien, es para el momento último.
La ecuación es sencilla. Medio país hablando de Torres, Llorente,
Negredo o Soldado contra medio equipo que ha perdido el hábito de mirar y
descargar toda la responsabilidad en el ‘9’. Poner a uno puede ser jugar con uno menos, a no ser que sea uno de los suyos, uno que juegue a lo mismo. No,
no me he olvidado del “Guaje” Villa por más que no lo cite en la duda.
Muchos se han olvidado que Villa no juega de ‘9’, ni con Guardiola ni
con Del Bosque. El killer asturiano ya es un ‘11’ desde tiempo atrás.
Irán tres killers, con el guaje viviendo su auténtica contrarreloj.
Problemas. Buscar a uno que interprete al grupo o hacer que un jugador haga danzar a un grupo. La solución no es sencilla, asegurar que el ‘9’ no es invisible pasa por elegir uno de la cuerda.
A día de hoy, tres nombres: Cesc, Silva y Mata. Fábregas vive su
momento de duda. Hizo 15 goles y 16 asistencias y un buen número de
goles con la cabeza mezclados con goles en una baldosa. Pudo firmar una
tarjeta incontestable pero le ha faltado el último trimestre. Los
números de Silva son otros, pero como Mata ya ejerce de mandamás, la responsabilidad es suya.
Alejarse del modelo pasa por tirar de doble pivote para quitar un
entrelíneas y jugar con una referencia, así como hacer una lista con
posiciones dobladas. Esto es, un par de ‘9’ más la opción del ‘guaje’
como ‘11’. El fútbol demuestra que vamos justos, partidos por la mínima
reflejan las rondas pasadas y una certeza, tras la elección del killer
surgirá un debate más complejo para el seleccionador y es que si juega un ‘9’, el dominó terminará por dejar en el banquillo a los indiscutibles del ‘passing game’ y
es que Xavi, Iniesta, Cesc, Silva, Mata… no caben todos pero seguro que
alguno se acuerda que con Guardiola entran esos y algunos más.
futbolitis
Calidad y saturación de nombres,
momentos de forma que marcarán la lista de convocados. Excelencia
posicional, Del Bosque tiene recursos varios, planes de diverso tipo y
jugadores que determinan la manera de jugar. En el éxito la discusión se
reduce, argumentar áreas de mejora te convierte en hereje.
concretas hayan determinado el éxito o el fracaso. Dirigir un circo
mediático, jugar con la exageración de talentos y la imposibilidad que
entren todos, es perfecto para hablar y no parar en los días donde lo
reseñable es vulgar.
Antes de los nombres, el juego. El ritmo lo marca el Barça, el innegociable carácter indiscutible de Casillas y
la presencia de Xabi Alonso en la sala de máquinas no sirve para
ocultar que el modelo de juego tiene la inspiración de la Guardiología.
Todo lo que ocurra allí, por más mestizaje que haya en la convocatoria,
pasará por buscar soluciones conocidas por el núcleo duro azulgrana.
Tras la reflexión, la certeza. El Barça juega sin ‘9’, y no es cosa de
dos días. Eto’o ya es prehistoria y los tiempos de Ibrahimovic sirvieron
para recordar que sólo hay un león indomable. En ese espacio no hay
nadie, la ceguera sobre esa posición de los azulgrana ya es rutina y si
hay alguien, es para el momento último.
La ecuación es sencilla. Medio país hablando de Torres, Llorente,
Negredo o Soldado contra medio equipo que ha perdido el hábito de mirar y
descargar toda la responsabilidad en el ‘9’. Poner a uno puede ser jugar con uno menos, a no ser que sea uno de los suyos, uno que juegue a lo mismo. No,
no me he olvidado del “Guaje” Villa por más que no lo cite en la duda.
Muchos se han olvidado que Villa no juega de ‘9’, ni con Guardiola ni
con Del Bosque. El killer asturiano ya es un ‘11’ desde tiempo atrás.
Irán tres killers, con el guaje viviendo su auténtica contrarreloj.
Problemas. Buscar a uno que interprete al grupo o hacer que un jugador haga danzar a un grupo. La solución no es sencilla, asegurar que el ‘9’ no es invisible pasa por elegir uno de la cuerda.
A día de hoy, tres nombres: Cesc, Silva y Mata. Fábregas vive su
momento de duda. Hizo 15 goles y 16 asistencias y un buen número de
goles con la cabeza mezclados con goles en una baldosa. Pudo firmar una
tarjeta incontestable pero le ha faltado el último trimestre. Los
números de Silva son otros, pero como Mata ya ejerce de mandamás, la responsabilidad es suya.
Alejarse del modelo pasa por tirar de doble pivote para quitar un
entrelíneas y jugar con una referencia, así como hacer una lista con
posiciones dobladas. Esto es, un par de ‘9’ más la opción del ‘guaje’
como ‘11’. El fútbol demuestra que vamos justos, partidos por la mínima
reflejan las rondas pasadas y una certeza, tras la elección del killer
surgirá un debate más complejo para el seleccionador y es que si juega un ‘9’, el dominó terminará por dejar en el banquillo a los indiscutibles del ‘passing game’ y
es que Xavi, Iniesta, Cesc, Silva, Mata… no caben todos pero seguro que
alguno se acuerda que con Guardiola entran esos y algunos más.
futbolitis
Calidad y saturación de nombres,
momentos de forma que marcarán la lista de convocados. Excelencia
posicional, Del Bosque tiene recursos varios, planes de diverso tipo y
jugadores que determinan la manera de jugar. En el éxito la discusión se
reduce, argumentar áreas de mejora te convierte en hereje.