Álvaro Negredo, durante el Rayo Vallecano-Sevilla
Getty Images
Punto de los milagrosos el conseguido por el equipo de Paco Jémez en Vallecas. De hecho, es uno de esos puntos que debe ser considerado muy positivo por el equipo ganador y en exceso negativo en el caso del conjunto que deja escapar puntos. El Sevilla, que falló hasta dos penaltis, no pudo sacar más botín que un punto de Vallecas. Un premio que no es precisamente eso, un premio.
Nada más comenzar el partido, con apenas cinco de juego, Álvaro Negredo provocó que Jordi Amat le derribase dentro del área en el saque de una falta, cometiendo la primera de las penas máximas. Una situación que el propio delantero internacional no aprovechó enviando al palo la primera ocasión seria del conjunto sevillista.
Este fue el comienzo de una primera parte en la que se pudo ver gran dominio visitante. El Sevilla llegó sobre la portería de Rubén Martínez hasta en tres ocasiones que podían haber terminado en goles para los de ‘Míchel’, que se encontraron cómodos sobre el césped del Estadio de Vallecas. Sobre todo aprovecharon los hispalenses la candidez defensiva rayista, que volvió a estar formada por sólo tres hombres. En banda diestra, Jesús Navas incidía, creando problemas a Tito y a Lass, que defendían en esa parcela de campo. Todo esto gracias a la manija y a la organización del croata Ivan Rakitic y del polaco Trochowski.
Capítulo aparte en crónica vuelve a merecer el discutido Rubén Martínez. Quizá con gran parte de culpa en el reparto de puntos. El portero volvió a sacar alguna que otra mano prodigiosa al borde del descanso para evitar el gol visitante. Eso sí, el gallego – de ahí la discusión - a punto estuvo de dejar en mal lugar a su equipo tras quitarse de encima un balón que venía golpeado por Manu del Moral, uno de los jugadores más peligrosos en el ataque sevillista.
La ocasión anterior estuvo a punto de ser perjudicial para el Rayo y no menos peligroso dejó de ser el penalti que el guardameta cometió algunos minutos después. Clara pena máxima y consiguiente expulsión tras el derribo de Rakitic. Precisamente el rubio centrocampista tampoco volvió a aprovechar la ocasión, como hiciese Negredo en el primer tiempo, y envió, de nuevo, fuera de los palos el balón, ya con Dani Giménez bajo palos.
De aquí al final, el bosnio Spahic nos dejó el susto del día, teniéndose que retirar del terreno de juego antes de tiempo y el avispado Javi Hervás estuvo a punto de cambiar el sino del partido. Sólo le faltó estar un poco más acertado. El Rayo acabó achuchando o, al menos, intentándolo con seis minutos de prolongación.
La lectura no puede ser otra que la pérdida de dos puntos por el conjunto de ‘Míchel’ y el buen sabor de boca que le queda a los franjirrojos tras conseguir un punto más que les sirve a los de Jémez para sumar siete después de tres jornadas.
Punto de los milagrosos el conseguido por el equipo de Paco Jémez en Vallecas. De hecho, es uno de esos puntos que debe ser considerado muy positivo por el equipo ganador y en exceso negativo en el caso del conjunto que deja escapar puntos. El Sevilla, que falló hasta dos penaltis, no pudo sacar más botín que un punto de Vallecas. Un premio que no es precisamente eso, un premio.
Nada más comenzar el partido, con apenas cinco de juego, Álvaro Negredo provocó que Jordi Amat le derribase dentro del área en el saque de una falta, cometiendo la primera de las penas máximas. Una situación que el propio delantero internacional no aprovechó enviando al palo la primera ocasión seria del conjunto sevillista.
Este fue el comienzo de una primera parte en la que se pudo ver gran dominio visitante. El Sevilla llegó sobre la portería de Rubén Martínez hasta en tres ocasiones que podían haber terminado en goles para los de ‘Míchel’, que se encontraron cómodos sobre el césped del Estadio de Vallecas. Sobre todo aprovecharon los hispalenses la candidez defensiva rayista, que volvió a estar formada por sólo tres hombres. En banda diestra, Jesús Navas incidía, creando problemas a Tito y a Lass, que defendían en esa parcela de campo. Todo esto gracias a la manija y a la organización del croata Ivan Rakitic y del polaco Trochowski.
Capítulo aparte en crónica vuelve a merecer el discutido Rubén Martínez. Quizá con gran parte de culpa en el reparto de puntos. El portero volvió a sacar alguna que otra mano prodigiosa al borde del descanso para evitar el gol visitante. Eso sí, el gallego – de ahí la discusión - a punto estuvo de dejar en mal lugar a su equipo tras quitarse de encima un balón que venía golpeado por Manu del Moral, uno de los jugadores más peligrosos en el ataque sevillista.
La ocasión anterior estuvo a punto de ser perjudicial para el Rayo y no menos peligroso dejó de ser el penalti que el guardameta cometió algunos minutos después. Clara pena máxima y consiguiente expulsión tras el derribo de Rakitic. Precisamente el rubio centrocampista tampoco volvió a aprovechar la ocasión, como hiciese Negredo en el primer tiempo, y envió, de nuevo, fuera de los palos el balón, ya con Dani Giménez bajo palos.
De aquí al final, el bosnio Spahic nos dejó el susto del día, teniéndose que retirar del terreno de juego antes de tiempo y el avispado Javi Hervás estuvo a punto de cambiar el sino del partido. Sólo le faltó estar un poco más acertado. El Rayo acabó achuchando o, al menos, intentándolo con seis minutos de prolongación.
La lectura no puede ser otra que la pérdida de dos puntos por el conjunto de ‘Míchel’ y el buen sabor de boca que le queda a los franjirrojos tras conseguir un punto más que les sirve a los de Jémez para sumar siete después de tres jornadas.
Los visitantes no aprovechan dos penaltis y dejan en bandeja un punto que le sabe a gloria a un Rayo que no encontró su sitio en el partido