AFP
La Champions League regresaba a Turín más de mil días después y lo
hacía en un momento álgido y potente del equipo local, la Juventus, que
lidera de forma soberbia la Serie A siendo sin duda alguna el mejor club
del momento en Italia. Esta situación otorgaba un favoritismo a los bianconeri
que han supuesto más un problema que una ventaja para los pupilos de
Massimo Carrera. La facilidad con la que el Shakhtar Donestk ha sabido
mandar durante muchos minutos en el Juventus Stadium ha hecho que la
gente juventina que ha acudido al campo (más vacío que de costumbre) se
preocupara y mucho por el rendimiento de sus jugadores.
Y
es que ser el equipo más conocido mediáticamente hablando no siempre es
sinónimo de victoria segura. El Shakhtar es un club que lleva muchos
años jugando en Europa, con una plantilla base muy habituada a jugar
entre sí y que durante más de veinte minutos ha desarbolado el entramado
defensivo turinés. La velocidad de los hombres de arriba, los
brasileños, han hecho que el juego local prácticamente no existiera
hasta después de los dos goles del partido. El primero fue ucraniano y
era una simple consecuencia del mejor planteamiento o, al menos,
realización sobre el césped. Y aunque vino precedido de un rebote, no
por ello hay que quitar méritos al pase de Willian que dejó
absolutamente sólo a Alex Teixeira para batir a Buffon.
Antes,
sólo alguna genialidad de Pirlo había desblocado el lento juego de la
Juventus, pero sus asistencias no fueron enviadas a gol hasta el minuto
25, sólo dos después de ponerse por debajo en el marcador. Servicio de
córner raso hacia la frontal del área, bloqueo de todos los jugadores de
la Juve para que Bonucci saliera y de un derechazo sensacional a la
escuadra empatara el encuentro.
El gol del defensa bianconero
cambió la dinámica del partido y aunque no hizo que su equipo jugara
mucho mejor que anteriormente, sí que consiguió equiparar el nivel de
juego entre ambos conjuntos. El Shakhtar perdió esa chispa inicial, esa
presión basada en un despliegue físico brutal y comenzó a replegarse y
dejar espacio a los tres hombres de la medular juventina. Marchisio
especialmente creció como la espuma y se multiplicó, sobre todo en fase
ofensiva, siendo un peligro constante al incorporarse a las
inmediaciones de la frontal de Pyatov.
En la segunda parte se
redujo sensiblemente el ritmo de juego de los dos equipos. Aun así las
ocasiones siguieron llegando y tan sólo la mala suerte y el palo (éste
en el tiempo añadido) evitaron que Willian se fuera con un gol que
merecía. También tuvo sus ocasiones la Juventus, aunque en pocos casos
tuvo que intervenir el arquero ucraniano. El empate dejó en teoría más
contento al Shakhtar por eso de haber ganado en la primera jornada y ser
hoy visitante, pero los turineses también se fueron del campo propio
con una sonrisa en la boca por saber que el rival ha sido superior en
buena parte del partido. Dos puntos que complican la clasificación
juventina para octavos al estar ahora a dos puntos de Chelsea y
Shakhtar, ambos con cuatro.
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