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Podría parecer por el resultado que lo ocurrido esta noche en
Dinamarca ha sido un mero trámite para el equipo de Roberto Di Matteo.
La realidad no ha sido esa, el Nordsjælland le ha disputado el partido
el partido y la pelota al Chelsea.
Comenzó el partido con ganas el Chelsea, apabullando al rival más
físicamente que futbolísticamente. Dominó cuarto de hora sin crear
excesivo peligro con un Torres en punta más luchador que efectivo. A
medida que pasaban los minutos el conjunto danés empezó a tocar más la
pelota, como parte esencial de su juego, sacándola jugada desde el
portero y moviéndola con criterio en el centro del campo. Poco a poco,
embotellaban al Chelsea.
Tal era el dominio del Nordsjælland alrededor de la primera media
hora que bastó que Torres robara el esférico en un exceso de confianza
del centrocampista Adu cuando sacaba el balón jugado para que se montara
en pocos segundos la jugada del primer gol. Torres roba, se la deja a
Lampard que abre un balón a la derecha para la llegada de Mata que acaba
metiéndola en la portería danesa. Un gol que no merecía el Chelsea.
Hasta el descanso el partido siguió teniendo color local. El equipo
danés mantenía muy fácilmente la posesión del balón, lo que hacía que
las ocasiones siguieran rondando la portería de Peter Cech. En la
reanudación, en un gesto que debemos agradecer a Di Matteo, el Chelsea
adelantó líneas y complicó un poco más la salida de balón del
Nordsjælland. Duró cinco minutos hasta que los ingleses se acordaron que
ya iban ganando y no merecía la pena correr tanto.
El punto de inflexión, la jugada que marca partidos, el instante que
determina si ganas o pierdes, llegó en el minuto 72. John, el jugador
que más peligro creó durante los 90 minutos, coge un balón en el ala
izquierda, se escora hacia su pierna buena, la diestra, y dispara. Cech
roza el balón con los dedos, la pelota da en el palo y se va fuera. Ahí
acabó el partido del Nordsjælland.
El resultado era corto para un Chelsea necesitado de sacar los tres
puntos pero ni la entrada de Hazard hacía desatascar al equipo. Tuvo que
ser David Luiz en una falta directa el que pusiera el segundo en el
marcador visitante. Un golpeo de balón impresionante del central
brasileño que le golpea de interior y el balón vuelva plano por encima
de la barrera ante la atónita mirada de Hansen. Golazo.
A partir de ese instante, el Nordsjælland bajó los brazos a sabiendas
de que habían cuajado un gran partido pero no se iban a llevar premio.
En esos últimos diez minutos llegaron los goles de Mata, el segundo, y
Ramires. El Chelsea, actual campeón de la competición, gana
abultadamente sin convencer, con una pereza digna de quien se siente muy
superior pero no lo demuestra. Hoy, sólo Oscar con un par de destellos,
se salvó en un Chelsea muy gris aunque efectivo para volverse a Londres
con los tres puntos.
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