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La Juventus en la Serie A parece un equipo inflexible, inexpugnable,
capaz de ganar a cualquiera que se le ponga delante. Los defectos que
tiene el equipo, porque los tiene, pasan desapercibidos con asiduidad
porque su tremenda superioridad sobre el resto de adversarios le vale
para conseguir ganar los partidos hasta con relativa facilidad en
algunas ocasiones.
La lacra más marcada del líder del calcio es la alarmante
falta de gol que tienen sus delanteros y las dificultades que encuentra
para que sus otros jugadores marquen. Las rotaciones y las lesiones
están haciendo que el mejor goleador del equipo, Mirko Vučinić (que ni
siquiera es un ‘9’ puro) esté jugando menos de lo habitual y su calidad
en los últimos metros, ya sea encontrando la portería o teniendo la
capacidad de asistir a sus compañeros, está ausente. La entrada del
montenegrino en los últimos minutos salvó un partido que estaba
prácticamente perdido ante un equipo como el Nordsjælland, aparentemente
muy inferior a Vecchia Signora.
Los daneses salieron al
estadio del Copenhague (el suyo se les queda pequeño para la Champions
League) sin ningún tipo de complejo, actitud posible por no tener nada
que perder. Son novatos en la máxima competición continental y
claramente se espera poco de ellos. Por supuesto no cuentan para pasar a
octavos de final. Por ello afrontan sin miedo a rivales de la altura de
Chelsea y Juventus. Los blues ya pasaron por encima de ellos
en la primera jornada, pero hoy la Juve no ha sido capaz de sacar un
resultado positivo de Dinamarca.
Los
cinco hombres del centro del campo danés controlaron gran parte del
primer tiempo con autoridad, raseando al primer toque el balón con una
precisión que sorprendió a los juventinos. Éstos se pasaron bastantes
minutos corriendo detrás del esférico, algo que están acostumbrados a
provocar, no a sufrir en sus carnes. El holandés Joshua John comenzó
desesperando al ocupante de la zona derecha de la defensa bianconera,
Lúcio, que dio descanso a Barzagli. El brasileño no pudo parar en
ninguna ocasión a John, al que se le unían en ataque Lorentzen y Andreas
Laudrup (hijo menor de Michael Laudrup), dejando como hombre más
adelantado a Mikkel Beckmann, autor del primer gol del conjunto nórdico
en la Champions con un soberbio lanzamiento de falta que la mano de
Buffon no pudo sacar de la portería.
La movilidad y electricidad
de Sebastian Giovinco fue lo único destacable de un primer tiempo
juventino bastante flojo. El pequeño canterano estuvo participativo y
mucho más continuo en su juego que habitualmente. Además, hoy tomaba
decisiones acertadas a la hora de pasar o rematar, esto último sin
ninguna fortuna. Tras encajar el gol, la Juventus se volcó sobre la
portería de Jesper Hansen con más corazón que cabeza. El criterio y
organización que exigía el guión del partido era impuesto únicamente por
Pirlo, mientras que el resto de sus compañeros trataban de ganar la
guerra en batallas independientes.
Al final, el gol de Vučinić
salva a la Juventus de verse colista del grupo y resulta casi buen
resultado después de la derrota del Chelsea en Donestk frente al
Shakhtar. Aun así, después de cumplir la primera vuelta de la fase de
grupos, la Juve sigue sin conseguir una victoria y en Europa la
irregularidad se paga cara. Y aunque resulta casi utópico pensarlo, este
Nordsjælland podría pelear por el tercer puesto que da acceso a la
Europa League, sólo necesita tener un poco más de suerte de la que ha
tenido hoy.
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