La Juventus quizás esperaba un Celtic más parecido al que sorprendió al Barcelona en Glasgow en la fase de grupos. Ese equipo era una muralla defensiva que acumuló hombres en torno a la portería de Forster y que aprovechó dos situaciones esporádicas para marcar los goles de la victoria. En cambio, los octavos de Champions League volvieron al campo del club escocés cinco años después y Neil Lennon decidió que los recibiría de otra manera, algo más acorde a la competición. Los católicos salieron al campo con una agresividad inusitada que sorprendió a la Juve, más concentrada en resguardarse atrás que en tener el balón.
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