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El Levante, que toma su nombre del viento que llega a Valencia desde
el este, ha devastado a su rival con un huracanado arranque de segundo
tiempo gracias a sus dos acciones favoritas: el juego rápido y el balón
parado. Los granotas agravan la crisis del Mallorca de Joaquín Caparrós
que no vencen desde el 23 de septiembre, en el triunfo que se produjo en
Palma ante el Valencia.
El Real Club Deportivo Mallorca se agarraba a sus buenos números
como visitante en el Ciutat de València, sólo una derrota de sus últimas
ocho visitas al estadio granota, para olvidar las horribles
estadísticas que arrastra la institución en los últimos meses, no ha
sumado ninguna victoria desde el encuentro ante los chés, un choque
disputado también en horario matinal.
A pesar de la hora, ambos
conjuntos saltaron despiertos y con ganas de gustar. Los bermellones
tocaban con tranqulidad y pausa sin estar aparentemente condicionados
por la mala racha. Mientras el Levante, se dedicaba a ese juego directo y
vertical que tan buen resultado está dando a los hombres de JIM.
Los
mallorquinistas no encontraban el camino en el ataque. Los cuatro
hombres más ofensivos, a pesar de la creatividad que atesoran,
solventaban las situaciones con individualidades o elecciones erróneas.
En el mediocentro, era Tomás Pina el jugador que daba sentido a todas
las acciones defensivas de los visitantes con una colosal capacidad de
anticipación y colocación que incomodaba el juego menos elaborado de los
levantinistas.
Barkero para los valencianos y Javi Márquez en el
lado balear, firmaron las oportunidades más peligrosas. Una acción para
cada equipo que volvía a demostrar el equilibrio reinante en este
primer tiempo. Posteriormente, Aouate se lanzaba valientemente para
atrapar un balón incontrolado que se había paseado por el área en un
saque de esquina. Era el preludio de la locura que se avecinaba.
En
un balón en largo, a la espalda de los centrales bermellones, el
Levante volvía a ponerse por delante en un encuentro en esta temporada.
Ximo, libre en el centro del campo, colocaba el cuero a la carrera de
Martins que pugnaba y robaba la cartera a Geromel para subir el primero
al electrónico. Se cumplía el guión deportivo de una película muchas
veces vista por el público del Ciutat.
El segundo acto tenía el
plantemiento deseado por los granotas. En el primer saque de esquina, la
pizarra y la habilidad de los azulgranas para sacar provecho del balón
parado volvía a aparecer para que David Navarro llegara solo, previa
pantalla de Juanfran, y mandara el esférico a las mallas. Un segundo gol
que castigaba el cambio ofensivo que había preparado Caparrós para
estos 45 minutos donde el viento de Levante pasaba a ser un huracán.
El
daño era leve comprarado con la herida que provocaban en el 55' Martins
y Rubén, que se juntaban a base de paredes para que el canterano
cruzara ante la salida de Aouate y sentenciara con el tercero de la
mañana. Tres minutos después, la hemorragia manaba sangre cuando Iborra
culminaba otra acción desde el córner con un esférico que se había
quedado sin dueño y que Martins peleó para que el '10' granota anotara.
El Mallorca estaba herido de muerte.
Tras la tempestad provocada
por los azulgranas llegó una tensa calma al encuentro, tensa por la
situación delicada en la que se han embarcado los baleares y que alarga
su agonía. Mientras que el Levante, continúa sumando puntos en otra
histórica temporada, sexto en la tabla, que lleva con viento a favor a
esta nave que ha preparado JIM y que puede abordar cualquier objetivo.
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