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Difícil tarea afrontaba el Real Madrid Castilla en el Estadio
Alfredo di Stéfano, enfrentándose al líder de la categoría, un
intratable Elche que también llegaba a Madrid como el equipo menos
goleado, mientras que los de Toril eran dueños del dudoso honor de ser
el equipo más goleado, con más del triple de goles encajados que su
rival.
El
filial salió con Jesús Fernández, Fabinho, Mateos, Iván, Casado;
Mosquera, José Rodríguez; Juanfran, Borja, Cheryshev; Jesé. Sorprendía
la decisión de Toril de dejar en el banquillo a Álex Fernández,
centrocampista indiscutible con el madrileño.
A pesar de partir
como los menos favoritos, los mirlos madridistas fueron los que pusieron
las primeras ocasiones de peligro, con un remate de Iván González
(providencial durante los primeros 45 minutos en ambas áreas) en el que
tuvo que intervenir Manu, portero del Elche, con una mano espectacular,
aunque poco a poco el Elche se fue haciendo con el control del partido.
Sumado a la mayor posesión, una presión asfixiante a la salida de balón
desde la portería blanca le dio un total dominio del esférico durante
bastantes minutos.
Durante toda la primera parte se produjo un
precioso duelo de hinchadas. Cada vez que la grada madridista apoyaba a
su equipo, contestaba la ilicitana con sus cánticos y viceversa.
El
mejor de los blancos en el primer periodo fue Juanfran, capitán del
equipo y un auténtico puñal por la banda derecha. Se combinó con Borja
García, surtió de balones a Jese y ayudó a Fabinho en tareas defensivas.
Más se hubiera necesitado del otro extremo blanco, Denis Cheryshev,
algo desdibujado antes del descanso.
A pesar de la solidez
defensiva de los ilicitanos, el filial fue mucho mejor en el comienzo de
la segunda parte. Jesús Fernández era un mero espectador del juego de
su equipo, mucho mejor con el balón que el Elche pero sin saber cómo
romper el entramado defensivo del líder.
Hasta el minuto 72
Alberto Toril no decidió que lo que más necesitaba el equipo era un
reajuste y sacó a Cheryshev (Jese ocupó su sitio en la banda) y metía a
Oscar Plano, que se situaba como punta en el ataque madridista. Y algo
cambiaron las cosas, ya que la balanza a punto estuvo de inclinarse
hacia el lado local, merced a un tiro de José Rodríguez y una internada
de Casado.
Juanfran, desde su campo, quiso poner emoción al
partido y Manu tuvo que sacar el disparo desde 50 metros bajo la
cruceta. Un RealMadrid Castilla mucho más animado provocó la expulsión
de Rivera por doble amarilla tras una obstrucción a Jese, que mandó a la
barrera la falta posterior.
Borja García dejaba paso a Raúl de
Tomás a falta de 4 minutos para la última ofensiva, pero al Castilla le
esperaba mucho más premio que castigo en el tiempo restante. Con el
tiempo prácticamente cumplido, una mano dudosa de Casado en el borde del
área provocaba la ira de la afición castillista. Edu Albácar, consumado
especialista, clavaba el balón en la escuadra de Jesús con un tiro
espectacular.
Tras la celebración con todo el equipo, el
colegiado pitaba el final del partido. Un encuentro en el que, si alguno
no mereció perder, fue el club merengue.
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