AFP
La Roma enfrentó a un Milan que llegó con la esperanza de un buen
resultado en la capital italiana; y se llevó una gran decepción al caer
4-2 frente a un local imponente, que se puso 4-0 al frente gracias a los
goles de Nicolás Burdisso, Pablo Osvaldo y un doblete de Erik Lamela.
El partido rápidamente fue a favor de la loba, con un gol de
Burdisso apenas al minuto 13 producto de un tiro de esquina bien
aprovechado. Los chicos de Zeman eran dominantes y con unos rossoneri
replegados sin poder entrar en el ritmo de juego, el segundo gol llegó
de los pies del ídolo romano, Francesco Totti, quien con gran visión
mando un balón al corazón del área para Pablo Daniel Osvaldo que remató
logrando ganarle a Mario Yepes la posición; y así poner las cosas 2-0 al
minuto 23 de acción.
La presión seguía y seguía, los intentos al principio del encuentro
efímeros del cuadro visitante ahora ni podían ser concretados, la Roma
jugaba inspirada y sus ataques eran tan potentes como continuos, apenas 7
minutos después del segundo gol de Osvaldo, llegó el tercero por parte
de Lamela, gracias a una jugada de recuperación por parte de Michael
Bradley, quien cedió a Danielle De Rossi para que este jugara con el ex
de River y anotara el tercer en 30 minutos de juego.
El medio tiempo tardó en llegar para los de Allegri; y a pesar de
haber realizado ajustes, nunca pudieron ganar la batalla en mediocampo a
los locales, quien con gente como De Rossi, Bradley, Pjanic o Totti,
dominaron totalmente las acciones hasta el punto de nulificar a El
Shaarawy, el arma más poderosa presentada por la visita. La Roma
resintió el cansancio, aún así logró ponerle un número más al marcador
con la oportuna subida del lateral Balzaretti que centró para que Lamela
anticipara a la defensa y batiera al arquero del Milan.
Cuando el partido parecía terminar con un sorprendente 4-0, una
lastimosa expulsión de Marquinhos abrió las puertas para que los rossoneri
se fueran al frente más por orgullo que por alcanzar un buen resultado,
un penal de Pazzini y un gol de Bojan frente a su ex equipo al 86 y 87
fueron resquicios de esperanza para un Milan que sin merecerlo en lo
absoluto, sólo perdió por 2 goles de diferencia frente a una Roma
infinitamente superior.
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