El césped de San Siro volvió a llamar la atención esta noche en el partido de ida de los ocatavos de final de la Champions League, pero su irregularidad y dureza pronto pasó a un segundo término mientras transcurrían los primeros minutos del encuentro. El Barça tenía un 80% de posesión del balón, pero pocas oportunidades de llegar a puerta, mientras que el Milan intentaba por ocasiones salir a la contra. El Shaarawy fue el primer en avisar del gran peligro que representa, pero el capitán Carles Puyol se encargó de sacar ese balón que el italo-egipcio ya había visualizado dentro del arco de Valdés. Un tiro de esquina letal fue lo mejor de los rossoneri en el minuto 17, Boateng tocó el esférico pero no encontró a un segundo rematador para abrir el marcador, todo quedó en un susto para los culés.
El partido se convirtió en un ir y venir. Xavi Hernández remató en la escuadra de Crhistian Abbiati, pero el cancerbero logró detener el flechazo del de Terrassa. Carles Puyol ganaba en el mano a mano contra Boateng y el francés Mexés se llevaba la primera tarjeta amarilla del encuentro tras faltarle a un Messi que ya iba bien encarrilado por el centro del campo. Poco a poco los azulgranas fueron imponiendo su estilo de juego y creando los espacios necesarios en el terreno de juego pero los de la capital lombarda se defendían bien y complicaban la entrada de los blaugranas al área italiana. Los italianos esperaban recuperar el balón en su propia área para enviar el esférico a El Shaarawy que siempre siempre se encontraba esperándolo desde la banda derecha y rápidamente corría la con la pelota prendida de sus pies para encabezar el contragolpe italiano, pero aún sin encontrar la portería de Valdés gracias a la rápida respuesta de Puyol y Sergio Busquets
en la recuperación.
Justo en el minuto 45 el árbitro Craig Thomson dio el silbatazo para ir al descanso, los jugadores marcharon al vestidor con un marcador sin goles. Los azulgranas habían rematado en un total de 3 ocasiones, una de ellas a puerta, mientras que los rojinegros en dos ocasiones pero fuera del arco de Valdés y también habían cedido en la posesión del balón, bajando a un promedio del 68%. En la segunda mitad, el Milan continuaba encerrado, renunciando a hacer su fútbol y cediendo paso al miedo que les infringían los blaugranas. Un muro italiano se había alzado ya en el área y éste no permitía la llegada azulgrana y Jordi Roura ya pensaba en dar entrada a Alexis Sánchez para crear espacios y con suerte encontrar el gol que tanto necesitaban los culés. El gol llegó y fue inmerecido para el Milan. En el cobro de falta, es Zapata quien frena el balón con las manos y lo acomoda para que Boateng remate con comodidad y abra el marcador favorable al Milan. De paso Gerard Piqué se llevó una tarjeta amarilla por reclamar esa jugada al más puro estilo del baloncesto.
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El partido se convirtió en un ir y venir. Xavi Hernández remató en la escuadra de Crhistian Abbiati, pero el cancerbero logró detener el flechazo del de Terrassa. Carles Puyol ganaba en el mano a mano contra Boateng y el francés Mexés se llevaba la primera tarjeta amarilla del encuentro tras faltarle a un Messi que ya iba bien encarrilado por el centro del campo. Poco a poco los azulgranas fueron imponiendo su estilo de juego y creando los espacios necesarios en el terreno de juego pero los de la capital lombarda se defendían bien y complicaban la entrada de los blaugranas al área italiana. Los italianos esperaban recuperar el balón en su propia área para enviar el esférico a El Shaarawy que siempre siempre se encontraba esperándolo desde la banda derecha y rápidamente corría la con la pelota prendida de sus pies para encabezar el contragolpe italiano, pero aún sin encontrar la portería de Valdés gracias a la rápida respuesta de Puyol y Sergio Busquets
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Justo en el minuto 45 el árbitro Craig Thomson dio el silbatazo para ir al descanso, los jugadores marcharon al vestidor con un marcador sin goles. Los azulgranas habían rematado en un total de 3 ocasiones, una de ellas a puerta, mientras que los rojinegros en dos ocasiones pero fuera del arco de Valdés y también habían cedido en la posesión del balón, bajando a un promedio del 68%. En la segunda mitad, el Milan continuaba encerrado, renunciando a hacer su fútbol y cediendo paso al miedo que les infringían los blaugranas. Un muro italiano se había alzado ya en el área y éste no permitía la llegada azulgrana y Jordi Roura ya pensaba en dar entrada a Alexis Sánchez para crear espacios y con suerte encontrar el gol que tanto necesitaban los culés. El gol llegó y fue inmerecido para el Milan. En el cobro de falta, es Zapata quien frena el balón con las manos y lo acomoda para que Boateng remate con comodidad y abra el marcador favorable al Milan. De paso Gerard Piqué se llevó una tarjeta amarilla por reclamar esa jugada al más puro estilo del baloncesto.
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