El once planteado por Manuel Pellegrini daba la razón a los que pensaban que el Málaga podría salir pensando en el Oporto con la presencia de Isco y Joaquín en el banquillo visitante. Pero la plantilla albiceleste tiene recursos suficientes y a los 8' una falta botada por Lucas Piazón era cabeceada con comodidad por Demichelis, cuarto gol para el argentino coronado con una emotiva dedicatoria a su padre recientemente fallecido. El choque empezaba bien para los malacitanos que rompían, además, su sequía goleadora de tres partidos consecutivos sin anotar.
El Real Valladolid estaba incómodo, no sólo por el resultado sino por el planteamiento del técnico chileno que había colocado dos puntas para presionar e impedir a los blanquivioletas sacar el balón con criterio. El choque estaba cayendo en un profundo sueño alimentado por errores e imprecisiones y un juego poco fluido. Entre tanto descontrol, un preciso centro de Álvaro Rubio encontraba la testa de Manucho, quien se había quitado la pegajosa marca de Lugano y Demichellis. El angoleño castigaba el primer error de la zaga rival para empatar.
Necesitaba poco el duelo para entonarse y bajo la movilidad de Larsson se animó el ritmo en el segundo tiempo. En una de las incursiones del sueco, su centro se paseó por el área. Djukic daba refresco a su línea de creación con dos cambios para tomar el mando del partido, aunque uno de los sacrificados era Larsson. Pero el encuentro era indomable a la altura de la lluvia torrencial que caía sobre la capital del Pisuerga.
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El Real Valladolid estaba incómodo, no sólo por el resultado sino por el planteamiento del técnico chileno que había colocado dos puntas para presionar e impedir a los blanquivioletas sacar el balón con criterio. El choque estaba cayendo en un profundo sueño alimentado por errores e imprecisiones y un juego poco fluido. Entre tanto descontrol, un preciso centro de Álvaro Rubio encontraba la testa de Manucho, quien se había quitado la pegajosa marca de Lugano y Demichellis. El angoleño castigaba el primer error de la zaga rival para empatar.
Necesitaba poco el duelo para entonarse y bajo la movilidad de Larsson se animó el ritmo en el segundo tiempo. En una de las incursiones del sueco, su centro se paseó por el área. Djukic daba refresco a su línea de creación con dos cambios para tomar el mando del partido, aunque uno de los sacrificados era Larsson. Pero el encuentro era indomable a la altura de la lluvia torrencial que caía sobre la capital del Pisuerga.
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