Arrancó el partido en Stamford Bridge y se vio a un Chelsea que quería dominar el encuentro. Empezó los primeros minutos controlando el medio campo con un gran Mata, aprovechando bien las bandas, que ocupaban Moses y Benayoun (Que fue la sorpresa en el once titular, quitando el puesto a Eden Hazard) y la gran movilidad y juego de espaldas de Torres que fijaba a los centrales rusos y les superaba en todos los uno contra uno que le proponían. El de Fuenlabrada se mostraba sólido, confiado en su juego y rápido de decisión y movimientos. Hasta sus propios compañeros se dieron cuenta de lo fuerte que había arrancado “El Niño” y le buscaban continuamente. Y fue en uno de esos balones, rondando el cuatro de hora de partido, que colgó David Luz al centro de la defensa rusa donde llegó el primero del Chelsea, gracias a lo listo que está Torres adelantándose a Sharonov y aunque falla el primer remate, desde el suelo consigue introducir el balón en la meta de Rhizikov en un gol no muy bonito, pero igual de válido.
Y en estas seguía el partido con un Chelsea que llevaba la manija del encuentro guiado por un Juan Mata perfecto en todos sus controles, fintas, recortes y pases ante los que nada podía hacer el Rubin, que se conformaba con algunos tiros lejanos que poco inquietaban a Cech. Así llegó el segundo del Chelsea: gran jugada de Mata en la frontal izquierda del área que se la pone a Azpilicueta que la cuelga y remata Moses, pero despeja con problemas el meta ruso y tras varios rechaces le vuelve a caer de nuevo a Moses que controla con el pecho y, a bote pronto, la clava en la escuadra con un precioso remate.
La eliminatoria se complicaba para el Rubin Kazan, que solo llevaba peligro en los cornees y algún que otro disparo lejano que no inquietaban al meta checo del club de Londres. Pero en una de estas, rondando el minuto cuarenta y cuando parecía que nos iríamos al descanso con ese 2-0 a favor de los locales uno de los tiros a puerta de los rusos golpea en el brazo de Terry, provocando un claro penalti que le costó una amarilla y el 2-1, transformado por Natcho con maestría, dando alas a las esperanzas rusas, cuando ponían rumbo a los vestuarios una vez pitó el descanso Gianluca Rocchi.
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