El Real Madrid suma y sigue en un 2013 de ensueño. Ha demostrado que la Liga le importa más bien poco, pero cuando los pitos del coliseo blanco amenazaban con aparecer tras el gol inicial de Míchel, puso casta y encontró goles para voltear un partido que terminó entre fantasiosas combinaciones merengues. Higuaín, que estuvo estelar junto con Benzema, puso la primera piedra para la remontada con una volea en el aire primorosa. Kaká marcó de penalti dos minutos después. Y si el Levante no se llevó un saco mayor de vuelta a Valencia fue por un Munúa especialmente inspirado cuando en la segunda mitad el Real Madrid volvió a sacar la mejor de sus versiones, cerrando eso sí la goleada con tres nuevos tantos de Ronaldo y Ozil (2). Todo empieza a sonar melódico de nuevo, justo en el momento perfecto de la temporada.
Y eso que empezó el partido más que áspero para el Real Madrid. Sabedor de la facilidad del Levante para guardar las ropas y salir al contraataque, el equipo blanco probó desde el primer minuto con los laterales muy abiertos, pases profundos y transiciones rápidas. Sin embargo, con las herramientas adecuadas, no terminó de encontrar la inspiración cuando pisaba el área granota, con una colección de tiros desviados en la primera parte. Como el pintor al que le apagan la luz cuando tiene que afinar su retablo. Todo lo contrario que un Levante que perforó la portería de Diego López en el que prácticamente fue su primer acercamiento. Pedro Ríos condujo el contraataque para que Míchel lo remachara, sembrando la zozobra en el Santiago Bernabéu a la media hora de partido.
Sin embargo, le duró poco la alegría al equipo de JIM. Fue apenas un espejismo. Y es que, a los seis minutos, Higuaín devolvería la igualdad al marcador con un golazo de bandera. Fue ante el Levante cuando se perdió su primer partido por lesión, allá por noviembre, y una vuelta después el Pipita por fin ha renacido. Está de dulce, como quedó demostrado con una plástica tijera en el aire desde más allá de los 11 metros que entró por la escuadra sin que Munúa pudiera hacer más que mirar la bola y contribuir con los aplausos del respetable. Hace unas semanas, el balón hubiera acabado en Rafael Salgado, hoy fue directo a las mallas. Su sexto gol en apenas veinte días.
El gol espoleó a los blancos, que apenas dos minutos después rematarían la remontada con un tanto de Kaká desde el punto de penalti, por unas manos de Chris dentro del área tras un rebote. No fallaría el brasileño, sensiblemente mejor que en Zaragoza. Aunque sería tras el descanso, y con la salida de Ronaldo por un nuevamente desdibujado Callejón, cuando el Real Madrid tomaría definitivamente la temperatura al encuentro. De la mano de transiciones más dinámicas, y de una dupla Ronaldo-Benzema que se gustó, a base de paredes y taconazos.
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Y eso que empezó el partido más que áspero para el Real Madrid. Sabedor de la facilidad del Levante para guardar las ropas y salir al contraataque, el equipo blanco probó desde el primer minuto con los laterales muy abiertos, pases profundos y transiciones rápidas. Sin embargo, con las herramientas adecuadas, no terminó de encontrar la inspiración cuando pisaba el área granota, con una colección de tiros desviados en la primera parte. Como el pintor al que le apagan la luz cuando tiene que afinar su retablo. Todo lo contrario que un Levante que perforó la portería de Diego López en el que prácticamente fue su primer acercamiento. Pedro Ríos condujo el contraataque para que Míchel lo remachara, sembrando la zozobra en el Santiago Bernabéu a la media hora de partido.
Sin embargo, le duró poco la alegría al equipo de JIM. Fue apenas un espejismo. Y es que, a los seis minutos, Higuaín devolvería la igualdad al marcador con un golazo de bandera. Fue ante el Levante cuando se perdió su primer partido por lesión, allá por noviembre, y una vuelta después el Pipita por fin ha renacido. Está de dulce, como quedó demostrado con una plástica tijera en el aire desde más allá de los 11 metros que entró por la escuadra sin que Munúa pudiera hacer más que mirar la bola y contribuir con los aplausos del respetable. Hace unas semanas, el balón hubiera acabado en Rafael Salgado, hoy fue directo a las mallas. Su sexto gol en apenas veinte días.
El gol espoleó a los blancos, que apenas dos minutos después rematarían la remontada con un tanto de Kaká desde el punto de penalti, por unas manos de Chris dentro del área tras un rebote. No fallaría el brasileño, sensiblemente mejor que en Zaragoza. Aunque sería tras el descanso, y con la salida de Ronaldo por un nuevamente desdibujado Callejón, cuando el Real Madrid tomaría definitivamente la temperatura al encuentro. De la mano de transiciones más dinámicas, y de una dupla Ronaldo-Benzema que se gustó, a base de paredes y taconazos.
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