El desangelado aspecto del Coliseum Alfonso Pérez fue testigo de un partido entre dos equipos de la Comunidad de Madrid que se dejaron contagiar por la grada para ofrecer una primera parte trabada y aburrida que desembocó en una segunda mitad con el mismo tono anodino y que despertó levemente con la tarjeta roja mostrada a Mario Suárez.
Un primer acto para olvidar, holgazán, exento de oportunidades en la que sólo se podía rescatar un disparo de Falcao que sorprendentemente golpeaba fuera del marco, una contra que Adrián no resolvía con celeridad y una jugada de pizarra que llegaba mansamente a las manos de Codina. Antes de llegar al descanso, un buen centro de Koke significaba un cabezazo inocente del colombiano que explicaban las malas sensaciones del choque ante un Getafe que apenas había visto puerta.
Con poco que el segundo acto tuviera más juego iba a mejorar lo visto. Barrada por parte local y Filipe Luis por el lado visitante exigieron a ambos guardametas, un espejismo inicial que duró hasta que un control de Falcao, y posterior disparo era blocado por Codina. La respuesta local llegaba con una falta lanzada por el marroquí del equipo azulón, protagonista de nuevo entre tanta imprecisión reinante. A pesar de los cambios realizados por los técnicos, el duelo no variaba el panorama ni daba la opción a creer en el gol en ninguno de los arcos.
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Un primer acto para olvidar, holgazán, exento de oportunidades en la que sólo se podía rescatar un disparo de Falcao que sorprendentemente golpeaba fuera del marco, una contra que Adrián no resolvía con celeridad y una jugada de pizarra que llegaba mansamente a las manos de Codina. Antes de llegar al descanso, un buen centro de Koke significaba un cabezazo inocente del colombiano que explicaban las malas sensaciones del choque ante un Getafe que apenas había visto puerta.
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