El sueño de la Décima empieza a difuminarse después de una noche aciaga para el Real Madrid en el Westfalenstadion, donde el Borussia Dortmund volvió a dar una lección táctica, técnica y física a los merengues. Y el fútbol alemán al español, por extensión. No fueron nunca capaces los blancos de hacer frente al alto ritmo impuesto por los borussers, y el talento amarillo salió a relucir siempre ante una defensa visitante horripilante, ejemplificado a la perfección en Pepe. El ‘3’ quedó retratado, incapaz de frenar a un Lewandowski estelar, que firmó una de las mejores actuaciones que se recuerdan en la historia de la Champions League con cuatro goles, a cada cual mejor. Necesitará un milagro el Real Madrid para darle la vuelta a la eliminatoria, y aspirar así todavía a triunfar esta campaña. Y es que, al menos en la ida, nunca dio la sensación de poder ganar siquiera al Borussia. Menos aún, de marcarle tres goles.
No empezó nada bien el partido para el Real Madrid, que se vio sorpresivamente sorprendido por el empuje de un voraz Borussia Dortmund. Ya conocía esa virtud amarilla, y aun así, fue incapaz de darle respuesta. Lo que motivó que, a los seis minutos, Diego López ya hubiera tenido que estirarse al máximo para despejar un disparo de Marco Reus. No hizo lo mismo apenas un minuto después, y un centro medido de Gotze desde la banda de Sergio Ramos fue rematado a dos pasos de la línea por un Robert Lewandowski que le comió la tostada al portero gallego, pero sobre todo, a Pepe. Tempranero gol para los borussers, que daban así un buen revolcón a la eliminatoria.
Le costó al Real Madrid recuperarse del shock. José Mourinho, motivado por la baja de Di María, había dibujado un 4-3-3 con intención de esperar al rival en su campo, con Luka Modric por el interior y Mesut Ozil en la banda. Aislado en la banda, mejor dicho. Porque el equipo blanco acusó infinitos problemas para salir con el balón controlado desde atrás ante la presión y el físico alemán. No se había preparado para ello, quizás, y sufrió en el rol que le obligó a tomar el gol del ‘9’ polaco. El Real Madrid no sacaba ni un balón, tampoco lo robaba, ni barría un solo rechace en el centro del campo, con unos Xabi y Khedira que fueron una caricatura de lo que son. Y por si no fuera suficiente para firmar una actuación irreconocible, las pocas veces que pisaba el campo rival, el Real Madrid pecaba de imprecisiones continuas.
Sólo a partir del minuto treinta que el Real Madrid se decidió a presionar más arriba, el equipo blanco pareció encontrar el antídoto al tremendo ritmo que habían impuesto los hombres de Klopp. Y causa o consecuencia, lo cierto es que antes del descanso, Ronaldo logró igualar el marcador. Un minuto antes, Reus había pedido penalti de Varane, y quién sabe si aún despistado el equipo local, los visitantes sacaron rédito de un saque de banda y, sobre todo, de una mala cesión de Hummels que rebañó Higuaín para ceder al ‘7’ blanco, que anotó solo sin oposición.
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Le costó al Real Madrid recuperarse del shock. José Mourinho, motivado por la baja de Di María, había dibujado un 4-3-3 con intención de esperar al rival en su campo, con Luka Modric por el interior y Mesut Ozil en la banda. Aislado en la banda, mejor dicho. Porque el equipo blanco acusó infinitos problemas para salir con el balón controlado desde atrás ante la presión y el físico alemán. No se había preparado para ello, quizás, y sufrió en el rol que le obligó a tomar el gol del ‘9’ polaco. El Real Madrid no sacaba ni un balón, tampoco lo robaba, ni barría un solo rechace en el centro del campo, con unos Xabi y Khedira que fueron una caricatura de lo que son. Y por si no fuera suficiente para firmar una actuación irreconocible, las pocas veces que pisaba el campo rival, el Real Madrid pecaba de imprecisiones continuas.
Sólo a partir del minuto treinta que el Real Madrid se decidió a presionar más arriba, el equipo blanco pareció encontrar el antídoto al tremendo ritmo que habían impuesto los hombres de Klopp. Y causa o consecuencia, lo cierto es que antes del descanso, Ronaldo logró igualar el marcador. Un minuto antes, Reus había pedido penalti de Varane, y quién sabe si aún despistado el equipo local, los visitantes sacaron rédito de un saque de banda y, sobre todo, de una mala cesión de Hummels que rebañó Higuaín para ceder al ‘7’ blanco, que anotó solo sin oposición.
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