Muchos este miércoles pasaron de largo en la zona mixta del Westfalenstadion, escurriendo el bulto, pero no él. Es el capitán del Real Madrid y, un día después de la bochornosa derrota ante el Borussia Dortmund, Iker Casillas ejerció como tal, dando la cara en un acto promocional, y respondiendo todas y cada una de las preguntas que le plantearon los periodistas. Con sinceridad, como acostumbra, pero también con un tono y un rictus que denotaban un Casillas alicaído.
Por un lado, por la derrota en Champions League, como no podía ser de otra manera. Llamó al apoyo del Santiago Bernabéu, pero lo hizo con la boca pequeña, tildando incluso de “gesta” la hipotética remontada ante el cuadro amarillo. Era el mensaje que había que trasladar a los aficionados, pero sonó vacío. El propio Iker Casillas dejó la sensación incluso de estar vacío, de que le falta algo, ya no por la derrota en Dortmund, sino por llevar tres meses sin jugar ni un partido. Resignado al que es su sino actual… y el que le acompañará hasta el final de la temporada, al menos.
Le preguntaron de hecho por si creía que jugaría algún partido más de aquí al final del curso, y no fue capaz de dar una respuesta. Con la situación que atraviesa actualmente, Casillas no se atrevió a asegurar que pudiera revertir su suplencia. Sí que hizo campaña por ello. Se vendió lo mejor posible. O bueno, tratándose de un portero que es el mejor cancerbero del mundo durante el último lustro, sería casi más exacto decir que estuvo hasta reivindicativo, verbalizando él mismo lo que hasta entonces otros portavoces decían de él.
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Por un lado, por la derrota en Champions League, como no podía ser de otra manera. Llamó al apoyo del Santiago Bernabéu, pero lo hizo con la boca pequeña, tildando incluso de “gesta” la hipotética remontada ante el cuadro amarillo. Era el mensaje que había que trasladar a los aficionados, pero sonó vacío. El propio Iker Casillas dejó la sensación incluso de estar vacío, de que le falta algo, ya no por la derrota en Dortmund, sino por llevar tres meses sin jugar ni un partido. Resignado al que es su sino actual… y el que le acompañará hasta el final de la temporada, al menos.
Le preguntaron de hecho por si creía que jugaría algún partido más de aquí al final del curso, y no fue capaz de dar una respuesta. Con la situación que atraviesa actualmente, Casillas no se atrevió a asegurar que pudiera revertir su suplencia. Sí que hizo campaña por ello. Se vendió lo mejor posible. O bueno, tratándose de un portero que es el mejor cancerbero del mundo durante el último lustro, sería casi más exacto decir que estuvo hasta reivindicativo, verbalizando él mismo lo que hasta entonces otros portavoces decían de él.
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