Llegó el día D y la hora H. El momento más importante en lo que va de temporada para el Real Madrid. Posiblemente también, en los tres años que lleva José Mourinho en la Casa Blanca. Es el momento de enfrentarse al Borussia Dortmund por una plaza en la final de la Champions League, con ese 4-1 de la ida que obliga a los blancos a tirar de épica para voltear semejante machada. No queda otra. Es un doble o nada. La remontada sería un glorioso capítulo que entraría de inmediato en el Libro de Honor de la historia merengue. La presumible eliminación, y sobre todo si ni siquiera se roza la remontada, sería un gris broche al más que probable fin de ciclo de Mourinho con el Real Madrid.
Decía el técnico de Setúbal que deseaba que el fútbol fuera “justo” con sus jugadores, porque merecían estar en Wembley después de dos semifinales consecutivas. Si no lo es en la medida que desea el técnico merengue, la Décima pasaría a estar en negrita y subrayado en el capítulo del ‘Debe’ de Mourinho. Sobre todo, cuando en esta campaña se han dejado llevar grotescamente en la Liga mientras que en los dos años anteriores la pelearon hasta el final. Sólo la Copa del Rey podría enjuagar la desazón madridista. Pero sólo en parte, sea como fuere. Sin que desde luego fuera el epílogo idílico por la hinchada merengue.
De ahí que desde la propia afición se haya querido invocar a espíritus pasados para construir una atmósfera irrespirable en el Santiago Bernabéu, en pos del pase a la final. Es la última ocasión en la presente campaña, y se busca que el Borussia Dortmund sienta el miedo escénico del coliseo blanco, que pueda llevar en volandas a los jugadores. Entre los que estará sin mayores problemas un Cristiano Ronaldo que no pudo jugar ante el Atlético. No cabe otra posibilidad que no sea la de ver al ‘7’ sobre el césped. Físicamente parece que será factible, sin excesivos riesgos además. Anímicamente, es impensable que no estuviera por su propia ambición y por ser el mejor recurso posible de este Madrid.
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Decía el técnico de Setúbal que deseaba que el fútbol fuera “justo” con sus jugadores, porque merecían estar en Wembley después de dos semifinales consecutivas. Si no lo es en la medida que desea el técnico merengue, la Décima pasaría a estar en negrita y subrayado en el capítulo del ‘Debe’ de Mourinho. Sobre todo, cuando en esta campaña se han dejado llevar grotescamente en la Liga mientras que en los dos años anteriores la pelearon hasta el final. Sólo la Copa del Rey podría enjuagar la desazón madridista. Pero sólo en parte, sea como fuere. Sin que desde luego fuera el epílogo idílico por la hinchada merengue.
De ahí que desde la propia afición se haya querido invocar a espíritus pasados para construir una atmósfera irrespirable en el Santiago Bernabéu, en pos del pase a la final. Es la última ocasión en la presente campaña, y se busca que el Borussia Dortmund sienta el miedo escénico del coliseo blanco, que pueda llevar en volandas a los jugadores. Entre los que estará sin mayores problemas un Cristiano Ronaldo que no pudo jugar ante el Atlético. No cabe otra posibilidad que no sea la de ver al ‘7’ sobre el césped. Físicamente parece que será factible, sin excesivos riesgos además. Anímicamente, es impensable que no estuviera por su propia ambición y por ser el mejor recurso posible de este Madrid.
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