La era Mourinho llegó a su fin. Después de mucho tiempo esta temporada amenazando con ello, este sábado se rubricó definitivamente, con el último encuentro a los mandos del Real Madrid ante el Osasuna. Partido dócil donde los haya entre dos equipos que se jugaban nada ya en esta Liga, y que al menos brindaron al público del Santiago Bernabéu seis goles en una animosa tarde de cara a puerta. El Real Madrid se llegó a poner 2-0 en el marcador al descanso, pero remontaría Osasuna, poniéndole picante a la tarde. En el rectángulo de juego, porque desde fuera a la afición le hacía falta poco para entretenerse con los pitos y los aplausos que dividían constantemente al respetable en cuanto el nombre de José Mourinho saltaba en las gradas. El de Setúbal sería protagonista hasta el último día.
Sea como fuere, termina así la Liga este sábado para el Real Madrid en el Santiago Bernabéu de forma oficial con este 4-2, porque oficiosamente ya lo había hecho hacía meses. Y la mejor muestra fue el estrambótico once con el que saltó José Mourinho al Santiago Bernabéu, con Jesús de titular, o Callejón de lateral derecho, entre las numerosas ausencias que había ya de por sí en la convocatoria. Lo que, unido a que no había objetivos de por medio, terminó por dibujar un partido de guante blanco. Deslucido por fases, y en otros momentos entretenido, aunque en todo caso falto de tensión competitiva.
Sería el Osasuna el que más se acercaría a la portería de un seguro Jesús al principio del partido, mientras que en la grada del coliseo blanco se debatían los aficionados entre pitar y aplaudir al todavía técnico madridista en su despedida desde que fue nombrado por megafonía al inicio. Pero lo cierto es que al descanso se marcharía el Real Madrid con una cómoda ventaja de 2-0 en el electrónico. Merced a un gol de Higuaín a la media hora al resolver un mano a mano, y a un cabezazo de Essien al saque de un córner. No lo celebraría el argentino, todo lo contrario el ghanés, que se fue a dedicarle el gol a su ‘daddy’ Mourinho.
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