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La victoria celeste en el Benito Villamarín y el triunfo nazarí en El Sadar suponen para Celta y Granada mejorar con creces lo vivido en pasadas campañas a estas alturas del torneo. De hecho, en la tercera jornada de la 2012-13 ninguno había sumado los tres puntos y en peor situación se encontraban en la 2010-11, cuando ambos dirimieron un intenso choque de semifinales de play-off para el ascenso a Primera que se resolvió en la capital andaluza con los lanzamientos de penalti y el acierto del meta Roberto, actual portero rojiblanco y criado en las categoría inferiores viguesas.
Es cierto que la Liga acaba de comenzar y que no se debe dramatizar, pero ambas entidades saben que su campeonato se reduce primero a cubrir la cifra matemática para certificar la permanencia y después, si es posible, aspirar a cotas mayores. Y no hay mejor forma posible que hacerlo a costa de un más que posible rival directo, ya que sendos equipos están llamados a luchar, a priori, por evitar el descenso.
En este trascendental duelo los locales no podrán contar con uno de sus buques insignias. El comité de competición ha desestimado el recurso olívico por la segunda amarilla mostrada a Borja Oubiña contra el Betis. Otro ausente, por decisión técnica será Orellana, privando al partido de la ración de morbo que aportaría el chileno por su estancia en ambos equipos. En el cuadro visitante, la situación de Siqueira, pendiente de su más que posible traspaso, deja su participación en Balaídos como improbable. Todo lo contrario que Dimitri Foulquier y 'Recio', quienes apuntan al once.
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