Prólogo del cuento de Alí Babá y los cuarenta ladrones vivido anoche en Elche: el árbitro Muñiz Fernández, el mismo que la pifió hasta el corvejón hace diez días en el Barça 3-Sevilla 2, nunca habría dirigido este disparate si el Comité Técnico de Árbitros le hubiese descendido a Segunda División la temporada pasada. Pero como este organismo funciona en permanente nepotismo, perdonó a todos los árbitros, incluso a los más malos, porque Iturralde González se retiró y Paradas Romero decidió escapar del acoso de su jefe Díaz Vega.
Primer capítulo: seis partidos de Liga y parece que Ancelotti tiene que construir las pirámides de Egipto. Y eso que anoche jugó el Mou team más Isco. Desde la pretemporada en Estados Unidos se notó que la defensa está en el limbo: Ramos no está pasando su mejor momento y Pepe anda igual de despistado. Pero más que el uno por uno de los jugadores, el trasfondo del problema es otro: ¿qué pretende Carletto? El club le paga para que juegue a algo: tres pases, tiqui-taca, juego concentrado, por bandas, un mix de todo o algo medianamente potable. Hasta hoy, sólo Diego López sabe cuál es su función en el campo.
Segundo capítulo: Cristiano Ronaldo ha lanzado mil faltas desde que viste de blanco y, curiosamente, anoche tiró la peor de las mil. El disparo parecía un melón, la defensa se quebró y el portero del Elche sacó la guitarra. Es lo que tienen los crack, una flor, como solía tener Casillas. Pero este Madrid sufre otra tara y gorda: falta de concentración absoluta. La portada del MARCA de ayer era demoledora: “¡Despertad!" Y sin ningún efecto, pues los blancos salieron al césped con la tumbona y cerraron el chiringuito con el gol de CR7.
Desenlace: a Múñiz Fernández le aterró que la Liga quedara resuelta en septiembre. Cuatro puntos entre Barça y Madrid casi era distancia sideral, así que prolongando tres minutos, no le importó vacilar al personal añadiendo siete. Luego vino la versión actualizada del Ushiro-nage, ¿os acordáis de aquel penalti de Marchena a Raúl en el último minuto de un Madrid-Valencia en el Bernabeu? El árbitro de la gomina imitó a Tristante Oliva y se ganó el favor del grande. No vaya a ser que este año sí que le desciendan por malo.
Pie de campo: Pepe le quitó hierro al asunto, “penalti claro”. Debió olvidar su volteo a Carlos Sánchez. Después, una vez duchado y acicalado, “quizá fue penalti”. No lo reconoció, pero debieron ponerle el resumen del partido en el vestuario.
Sala de prensa: ¡Alarma! Ancelotti suelta con resignación que “jugando así no se gana el derbi”. Cero autocrítica. Ahora llega un derbi cargado de toxinas para el Madrid. El Atleti ya hizo su faena en el copero, pero la puñalada aún puede doler más. Como se le ocurra volver a ganar en el Bernabéu, el técnico italiano ya no va a lucir ante las cámaras esa sonrisa tan campechana
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