El Real Madrid lavó la mala imagen del derbi en la Champions League. No le favoreció en nada al Copenhague el calendario, pues pagó los platos rotos de las dudas que había proyectado el equipo de Carlo Ancelotti en la Liga. Por fases se volvieron a reproducir, cierto. Pero los goles terminaron por convertir en claros todos los oscuros, eclipsando así las carencias de este equipo, que las sigue teniendo. Cristiano Ronaldo marcó dos goles, finalizando dos bellísimas jugadas colectivas. Mientras que Di María echó siete llaves al candado de la victoria con otro doblete. Las dudas son menos dudas ya con esta goleada, que deja a este equipo blanco como uno de los mejores arranques de toda la historia del club en la Champions League.
Ronaldo desatasca el ataque merengue. Saltó el Real Madrid al Santiago Bernabéu con una defensa revolucionariamente nueva, y con la voluntad manifiesta de hacer mejor las cosas ante un Copenhague imponente en lo físico, aunque algo limitado con el balón en los pies. Y cuando marchaba la primera parte por el minuto 20 sin nada realmente notable que llevarse a la boca, por fin Cristiano Ronaldo hizo que pasara algo. O mejor dicho, el ‘7’ cabeceó a gol el 1-0, haciendo gala de su tremenda eficacia. Pero en realidad, medio gol fue de un Modric espectacular hoy, y de un Marcelo cuya presencia en ataque en el Real Madrid es bienvenida como pocas. El croata cambió de banda, para que el brasileño centrara, siendo el portugués el que marcara. Así sí, todos ellos al mismo nivel.
Jorgensen soliviantó al Bernabéu. Con un Copenhague defendiendo 35 metros lejos de su portería, sorprendía la poca eficacia de un Madrid que, tras el gol, poco menos que se dejó llevar. El mal de este equipo es que defiende con la mirada, y no se mueve en ataque cuando no tiene el balón. Y así, no importan ni fichajes, ni esquemas, ni estilos, ni nada. Y en el cuarto de hora antes del descanso, el equipo blanco volvió a dejar esa misma sensación que tanto se le recriminó en el derbi. Di María tuvo tres muy buenas oportunidades para marcar, todas ellas marradas. Pero es que el Copenhague también tuvo la suya al saque de un córner en el que Casillas midió mal la salida. El larguero evitó el gol, pero no el susto que se llevó el madridismo, que despidió con pitos a los suyos al descanso.
Ronaldo, Di María y Benzema por fin encuentran el conejo en la chistera. Los pitos despertaron en algo al Real Madrid en el descanso. Difícil hacerlo peor que en el final de la primera parte, dicho sea de paso. Pero tras la reanudación, al equipo se le vio bastante más enchufado, tanto en defensa como en ataque. Y así, apenas tardó veinte minutos en llegar el gol. El golazo, perdón. Triangulación de Benzema de tacón con Di María dentro del área, y el argentino centra de rabona para que Ronaldo cabecee a gol desde el balcón del área pequeña. Si Ancelotti alguna vez habló de fútbol espectacular, se debía referir a esto. Tardó en llegar, cierto, pero por fin el Bernabéu pudo saborearlo.
Di María y el fútbol espectacular por fin aparecieron. El gol de Cristiano Ronaldo libró al Real Madrid del corsé del resultado, y junto con la entrada de Isco al campo, los jugadores blancos se lo creyeron por fin. Y así, el equipo blanco dejó intuir lo que se prometía de él en el verano, con combinaciones rápidas, con jugadores que querían inventar con el balón, y también con más goles. El tercero fue obra de Di María, con un zurdazo desde fuera del área ante el que no pudo hacer nada Wiland. Y el cuarto, también del Fideo desde dentro del área. Se lo venía mereciendo el albiceleste, y la rabia con la que festejó los goles fue más que significativa. Se arremolinaron a su alrededor todos sus compañeros para celebrarlos. Necesitaba el Real Madrid una victoria así. Se palpaba en el ambiente. El sábado espera el Levante para confirmar estas sensaciones.Fuente goal.com
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Ronaldo desatasca el ataque merengue. Saltó el Real Madrid al Santiago Bernabéu con una defensa revolucionariamente nueva, y con la voluntad manifiesta de hacer mejor las cosas ante un Copenhague imponente en lo físico, aunque algo limitado con el balón en los pies. Y cuando marchaba la primera parte por el minuto 20 sin nada realmente notable que llevarse a la boca, por fin Cristiano Ronaldo hizo que pasara algo. O mejor dicho, el ‘7’ cabeceó a gol el 1-0, haciendo gala de su tremenda eficacia. Pero en realidad, medio gol fue de un Modric espectacular hoy, y de un Marcelo cuya presencia en ataque en el Real Madrid es bienvenida como pocas. El croata cambió de banda, para que el brasileño centrara, siendo el portugués el que marcara. Así sí, todos ellos al mismo nivel.
Jorgensen soliviantó al Bernabéu. Con un Copenhague defendiendo 35 metros lejos de su portería, sorprendía la poca eficacia de un Madrid que, tras el gol, poco menos que se dejó llevar. El mal de este equipo es que defiende con la mirada, y no se mueve en ataque cuando no tiene el balón. Y así, no importan ni fichajes, ni esquemas, ni estilos, ni nada. Y en el cuarto de hora antes del descanso, el equipo blanco volvió a dejar esa misma sensación que tanto se le recriminó en el derbi. Di María tuvo tres muy buenas oportunidades para marcar, todas ellas marradas. Pero es que el Copenhague también tuvo la suya al saque de un córner en el que Casillas midió mal la salida. El larguero evitó el gol, pero no el susto que se llevó el madridismo, que despidió con pitos a los suyos al descanso.
Ronaldo, Di María y Benzema por fin encuentran el conejo en la chistera. Los pitos despertaron en algo al Real Madrid en el descanso. Difícil hacerlo peor que en el final de la primera parte, dicho sea de paso. Pero tras la reanudación, al equipo se le vio bastante más enchufado, tanto en defensa como en ataque. Y así, apenas tardó veinte minutos en llegar el gol. El golazo, perdón. Triangulación de Benzema de tacón con Di María dentro del área, y el argentino centra de rabona para que Ronaldo cabecee a gol desde el balcón del área pequeña. Si Ancelotti alguna vez habló de fútbol espectacular, se debía referir a esto. Tardó en llegar, cierto, pero por fin el Bernabéu pudo saborearlo.
Di María y el fútbol espectacular por fin aparecieron. El gol de Cristiano Ronaldo libró al Real Madrid del corsé del resultado, y junto con la entrada de Isco al campo, los jugadores blancos se lo creyeron por fin. Y así, el equipo blanco dejó intuir lo que se prometía de él en el verano, con combinaciones rápidas, con jugadores que querían inventar con el balón, y también con más goles. El tercero fue obra de Di María, con un zurdazo desde fuera del área ante el que no pudo hacer nada Wiland. Y el cuarto, también del Fideo desde dentro del área. Se lo venía mereciendo el albiceleste, y la rabia con la que festejó los goles fue más que significativa. Se arremolinaron a su alrededor todos sus compañeros para celebrarlos. Necesitaba el Real Madrid una victoria así. Se palpaba en el ambiente. El sábado espera el Levante para confirmar estas sensaciones.Fuente goal.com
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