El Real Madrid tiene un poquito más cerca la Décima después de deshacerse de forma clara del Galatasaray en el partido de ida disputado en un Santiago Bernabéu lleno hasta la bandera por una amalgama heterogénea de aficionados de ambos equipos. Con el dominio total del partido ante un conjunto turco que no dio la talla en semejante cita, a la media hora ya ganaba por 2-0 con tantos de Ronaldo y un Benzema hoy titular. Y para redondear la faena, Higuaín todavía marcaría el tercero en una segunda parte algo más descafeinada ya. Con las semifinales en la mano y sus tres atacantes habiendo visto puerta, el infierno turco parece ahora menos ardiente que nunca para los merengues.
Ya comenzó el partido de forma inmejorable para los blancos, que lejos de su raquítica versión liguera, demostraron desde los primeros compases querer resolver la eliminatoria en la capital española. Y si Benzema avisó a los dos minutos, Ronaldo tardó apenas seis más en embocar el primer gol de la noche, resolviendo con una vaselina preciosa el mano a mano que le había brindado un Mesut Ozil primoroso hoy. Un gol que era el mejor reflejo posible del sino que tendría el partido, con un Real Madrid dominando por completo la escena, tanto en posesión como en ocasiones de anotar, desnudando a un incauto Galatasaray que ni se traicionó encerrándose, pero tampoco se destapó como suele en la Superliga turca.
Así, rondando la media hora, Karim Benzema respondía a la mano que le había brindado Mourinho dándole la titularidad con un gol desde dentro del área que encarrilaba mucho la clasificación con 150 minutos aún por delante. Eboué a punto estuvo de chafar el idílico guión merengue al borde del descanso, pero se encontró con un Diego López estelar que repelió su disparo cuando estaba solo. Antes, Drogba había mandado fuera otro disparo franco solo desde el balcón del área tras ganarle la espalda a Varane, pero con ésa, el portero gallego alimentaba un poco más si cabe el debate en la meta blanca.
La segunda mitad comenzó con un patrón similar a la primera, pero poco a poco el Real Madrid iría perdiendo fuelle. Sorteando el centro del campo y sin tanta precisión en el área contraria, dejó huecos y balones que el Galatasaray amenazaba con acaparar. A veinte minutos para el final, amenazaba con aparecer el clásico run-rún en el Santiago Bernabéu, donde se escuchaban ya algunas frases de que se estaba jugando con fuego, cuando Higuaín puso la puntilla al choque. Y sería en un balón parado, su mayor punto negro y el que le sacaría de la Champions la temporada pasada, donde encontraría el gol de la tranquilidad. Benzema había salido poco antes aplaudido, y en una de las primeras ocasiones que tuvo el Pipita, su relevo, cabeceó a la red una falta botada por Xabi Alonso.
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Ya comenzó el partido de forma inmejorable para los blancos, que lejos de su raquítica versión liguera, demostraron desde los primeros compases querer resolver la eliminatoria en la capital española. Y si Benzema avisó a los dos minutos, Ronaldo tardó apenas seis más en embocar el primer gol de la noche, resolviendo con una vaselina preciosa el mano a mano que le había brindado un Mesut Ozil primoroso hoy. Un gol que era el mejor reflejo posible del sino que tendría el partido, con un Real Madrid dominando por completo la escena, tanto en posesión como en ocasiones de anotar, desnudando a un incauto Galatasaray que ni se traicionó encerrándose, pero tampoco se destapó como suele en la Superliga turca.
Así, rondando la media hora, Karim Benzema respondía a la mano que le había brindado Mourinho dándole la titularidad con un gol desde dentro del área que encarrilaba mucho la clasificación con 150 minutos aún por delante. Eboué a punto estuvo de chafar el idílico guión merengue al borde del descanso, pero se encontró con un Diego López estelar que repelió su disparo cuando estaba solo. Antes, Drogba había mandado fuera otro disparo franco solo desde el balcón del área tras ganarle la espalda a Varane, pero con ésa, el portero gallego alimentaba un poco más si cabe el debate en la meta blanca.
La segunda mitad comenzó con un patrón similar a la primera, pero poco a poco el Real Madrid iría perdiendo fuelle. Sorteando el centro del campo y sin tanta precisión en el área contraria, dejó huecos y balones que el Galatasaray amenazaba con acaparar. A veinte minutos para el final, amenazaba con aparecer el clásico run-rún en el Santiago Bernabéu, donde se escuchaban ya algunas frases de que se estaba jugando con fuego, cuando Higuaín puso la puntilla al choque. Y sería en un balón parado, su mayor punto negro y el que le sacaría de la Champions la temporada pasada, donde encontraría el gol de la tranquilidad. Benzema había salido poco antes aplaudido, y en una de las primeras ocasiones que tuvo el Pipita, su relevo, cabeceó a la red una falta botada por Xabi Alonso.
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