El Real Madrid hizo buena su ventaja en el Santiago Bernabéu ante un Galatasaray que puso muy dura la clasificación merengue para las semifinales. Por un desempeño físico que amagó con dejar algún lesionado más, además de Essien, pero sobre todo por un arreón final con tres goles en doce minutos de la segunda parte que, por momentos, amenazó el pase madridista. Y eso que Ronaldo había finiquitado la eliminatoria con un gol a los siete minutos de partido. Pero un tanto de Eboué a la hora de partido y, sobre todo, dos goles consecutivos de Drogba y Sneijder pusieron por momentos el alma del madridismo en vilo. Sin poder evitar finalmente, eso sí, que los blancos acudieran a su tercera semifinal de forma consecutiva. Una ronda seguro no tan plácida como estos cuartos de final, con 150 minutos sin historia alguna.
Y es que llegaba el Real Madrid al Turk Telekom Arena con la tranquilidad del 3-0 de la ida, y la amenaza de José Mourinho de no relajarse bajo ningún concepto, vídeos, charlas y ruedas de prensa mediante. Y debieron surtir su efecto, pues el equipo blanco no se dejó amedrentar por el Galatasaray y su infierno en las gradas ni en los primeros minutos del partido, como se podía temer. Más bien todo lo contrario. Pues a los dos minutos, Di María ya había podido marcar a puerta vacía, con Ronaldo perforando la meta de Muslera apenas cinco minutos después. Una jugada en el área, con medio Madrid a escasos metros de la meta local, dio con un centro lateral de Khedira rematado por Cristiano dentro del área pequeña sin marca alguna. 1-0, Ronaldo igualaba así a Di Stéfano y Puskas, y adiós a la eliminatoria a los siete minutos.
Se esperaba la clasificación merengue, vista la inmensa superioridad en el partido de ida, pero lo cierto es que el Galatasaray no aguantó ni hasta el aperitivo, dejando el primer y el segundo plato ya inservibles para el aficionado aparentemente. Algo inusual para unos cuartos de final de Champions League, pero hasta cierto punto previsible con semejantes contendientes. No obstante, teniendo que marcar ya cinco goles para firmar la machada, al Galatasaray todavía le costaría 37 minutos acercarse a las inmediaciones de Diego López, merced a un tímido disparo de Sneijder desde el balcón del área. Y para entonces, Di María había podido aumentar aún más la ventaja en el marcador si Muslera no hubiera repelido su disparo en el mano a mano que le brindó Ronaldo de precioso taconazo.
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