Osasuna se llevó una meritoria victoria en La Rosaleda merced a un gol de Oriol Riera. Los locales dominaron el encuentro, pero les faltó profundidad en el tramo final.
Comenzaba el partido con un Málaga dominando todos los aspectos del juego, aunque la primera la tuvo Osasuna tras un error de la defensa malacitana que tuvo que solventar Caballero. Portillo, muy activo entre líneas, volvía loca a la zaga rojilla.
Poco a poco el Málaga se fue viniendo abajo, lo que posibilitaba al Osasuna tomar algo de oxígeno. Los balones de Osasuna empezaron a pasar por Sisi y De las Cuevas, con lo que se equilibró la posesión.No obstante ni rojillos ni blanquiazules inquietaban la portería del equipo rival. Las constantes subidas de Antunes lo convirtieron en un puñal por la banda izquierda. Así llegaron las más claras del Málaga, un disparo de Duda y un remate de SAnta Cruz que tuvo que hacer a Andres Fernández emplearse a fondo.
El Málaga recuperaba el control del juego, pero fue Osasuna quién se adelantó en el marcador tras un buen centro desde la banda izquierda que de primeras paró Caballero, pero el rechace se le quedó franco a Oriol Riera que lo empujaba a placer ante una tremenda empanada de la defensa boquerona. El gol desquició al equipo local que no creaba peligro, y que se mantuvo sereno sólo gracias a las numerosas intervenciones del meta argentino. EL partido se calentaba tras una mano en el área de Osasuna que Gil Manzano no vió. Y así llegaba el descanso, con un Málaga que dominaba pero no inquietaba, al contrario que Osasuna.
La entrada de El Hamdaoui en la segunda parte le hizo ganar profundida al equipo blanquiazul que presionaba muy arriba y dominaba la posesión, ante un Osasuna que sólo podía parar el vendabal boquerón con numerosas faltas y otras tantas pérdidas de tiempo. Sin crear excesivo peligro, el Málaga tenía las únicas ocasiones de la segunda parte.
De las botas de Portillo nacía la ocasión más calra del Málaga en toda la segunda parte, tras un centro del canterano malagueño y un remate de Roque Santa Cruz que blocó Andrés Fernández. El partido era del Málaga, al igual que las ocasiones, pero el cronómetro iba en su contra. El partido agonizaba y parecía que sólo alguna jugada aislada podía hacerse mover al marcador.
Una posible mano en el área visitante desataba la ira del equipo y la afición local. Y así terminaba un encuentro que sacaba a Osasuna de la zona baja de la tabla, y a su vez, alejaba al Málaga de los puestos europeos.Fuente goal.com
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