Definir el partido como una final quizás pueda ser tildado de exageración, pero sin duda era el punto de inflexión para ambos equipos a estas alturas de la temporada, aunque el partido sigue marcando la incertidumbre en ambos bandos. Había sorpresas en los onces de ambos equipos, y el United partía con Cleverley acompañando a Jones en el medio, con Kagawa en la mediapunta repitiendo en su mejor posición, con Welbeck a la izquierda, y dejando a Rooney como '9'. Villas-Boas optó por adelantar a Paulinho y colocarlos por detrás de Soldado, con Chadli a la izquierda y Lennon a la derecha. El que ha sido mejor jugador del Tottenham hasta ahora, Andros Townsend, volvía a quedarse en el banquillo.
La primera parte tuvo un nombre propio, para lo bueno y para lo malo: Kyle Walker. El lateral derecho inglés fue un incesante quebradero de cabeza en los primeros minutos del encuentro, subiendo por banda y llegando con peligro, sabiendo cómo aprovechar la fragilidad defensiva de Welbeck a la hora de volver. Corría el minuto 18, y no había pasado nada en un encuentro que controlaba más el United, cuando Paulinho provocaba una falta peligrosa en la frontal del área. Walker chutaba, el balón que pasaba por debajo de la barrera y terminaba con el gol del lateral, y con la bronca estratosférica de De Gea.
Tras el gol, mayor dominio de los Spurs, y problemas (como siempre) en la creación de juego por parte del United, al que no ayudaba la pareja de mediocentros, y tampoco el tener a Rooney tan distanciado de la sala de máquinas. Cuando más se mostraba la necesidad de los Red Devils de acudir al mercado de invierno a por un mediocentro que solvente el habitual juego soporífero de los hombres de Moyes, llegó el tanto del empate. Centro de Valencia desde la derecha, y el que era protagonista del partido hasta el momento por el gol, Walker, despejaba de forma desastrosa, dejando el balón plácido para que Rooney colocara el empate poco antes del descanso.
La segunda mitad comenzó con ritmo, y sobre todo dejó el mejor detalle técnico del partido. Sandro que tomaba el balón a 30 metros, recortaba a Cleverley, y de su pierna derecha salía un misil imparable para De Gea, que ni se inmutaba mientras el balón limpiaba las telerañas. No le duraría demasiado la alegría al Tottenham, ya que unos minutos después Lloris cometía un dudoso penalti sobre Welbeck, y Rooney convertía la pena máxima para igualar de nuevo la contienda. Ambos equipos a bajo nivel, en un partido en el que reinaban las imprecisiones, sobre todo en un United en el que Kagawa dejó uno de esos partidos por los que Moyes le castiga con tanto banquillo.
Finalmente el partido que parecía una final para ambos, quedó en empate a goles, y sobre todo en empate a dudas. El Tottenham invirtió más de 100 millones en verano y de momento está en mitad de tabla. El United se quedó sin en el mediocentro que deseaba, y si no refuerza en invierno, veremos más de lo mismo de aquí a final de campaña. El miércoles tienen otra prueba de fuego, llega el Everton a Old Trafford.
Fuente goal.com
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Tras el gol, mayor dominio de los Spurs, y problemas (como siempre) en la creación de juego por parte del United, al que no ayudaba la pareja de mediocentros, y tampoco el tener a Rooney tan distanciado de la sala de máquinas. Cuando más se mostraba la necesidad de los Red Devils de acudir al mercado de invierno a por un mediocentro que solvente el habitual juego soporífero de los hombres de Moyes, llegó el tanto del empate. Centro de Valencia desde la derecha, y el que era protagonista del partido hasta el momento por el gol, Walker, despejaba de forma desastrosa, dejando el balón plácido para que Rooney colocara el empate poco antes del descanso.
La segunda mitad comenzó con ritmo, y sobre todo dejó el mejor detalle técnico del partido. Sandro que tomaba el balón a 30 metros, recortaba a Cleverley, y de su pierna derecha salía un misil imparable para De Gea, que ni se inmutaba mientras el balón limpiaba las telerañas. No le duraría demasiado la alegría al Tottenham, ya que unos minutos después Lloris cometía un dudoso penalti sobre Welbeck, y Rooney convertía la pena máxima para igualar de nuevo la contienda. Ambos equipos a bajo nivel, en un partido en el que reinaban las imprecisiones, sobre todo en un United en el que Kagawa dejó uno de esos partidos por los que Moyes le castiga con tanto banquillo.
Finalmente el partido que parecía una final para ambos, quedó en empate a goles, y sobre todo en empate a dudas. El Tottenham invirtió más de 100 millones en verano y de momento está en mitad de tabla. El United se quedó sin en el mediocentro que deseaba, y si no refuerza en invierno, veremos más de lo mismo de aquí a final de campaña. El miércoles tienen otra prueba de fuego, llega el Everton a Old Trafford.
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