El Sevilla se ha convertido en un visitante feroz y consiguió batir por 1-2 al Villarreal en El Madrigal para conseguir su tercera victoria consecutiva lejos de Nervión y apagar el incedio copero tras la eliminación frente al Racing de Santander.
De inicio el guión lo ejecutó mejor el conjunto amarillo. La batalla entre los centrocampistas estaba igualada y el peso del partido lo llevaban los extremos castellonenses, sobre todo Hernán Pérez, que creó muchísimos problemas a Coke, aunque sus centros no encontraban rematadores. Los hispalenses no parecían del todo incómodos cediendo el testigo del partido y apurando sus opciones a la contra.
Supremacía aérea
El gran as atacante de este Sevilla es sin duda el balón parado. Así están llegando la mayoría de sus últimos goles y era lógico que en un partido en el que apenas tuvo peso atacante se adelantara así. Carriço ya había avisado antes, pero fue Cala el que cabeceó a la red de Asenjo un gran centro de Iván Rakitic, que hoy volvía a ser el faro sevillista tras su partido de sanción.
Tras el gol, los papeles se acentuaron aún más. Los castellonenses atacaban aún más volcados y las subidas de Hernán suponían un coqueteo constante con el gol, pero con el Villarreal tan volcado, los de Emery también tenían buenas opciones a la contra. La consecuencia fue un precioso intercambio de golpes en el que Aquino no acertó y tampoco Rakitic y Bacca.
Orden defensivo y a la contra
El arreón de los amarillos llegaría tras la vuelta de vestuarios. Marcelino, que había sido expulsado en el primer acto, sacó del campo a un desaparecido Aquino para reforzar el centro del campo y pasar a jugar con un trivote. Presionaba más el Villarreal y tenía más posesión, mientras que los blanquirojos jugaban al filo de la navaja defendiéndose con orden y sin complejos para, como ya ocurriera en la primera parte, acabar sacudiéndose el dominio y perdonar con un cabezazo al larguero de Bacca.
El colombiano avisó primero y golpeó después. Los locales se desesperaban mientras chocaban una y otra vez con un muro defensivo, que además salía bien a la contra tratando de cerrar el partido. Bacca se rehízo del fallo anterior aprovechando un error en el cruce de Musachio para rematar a placer al pase de Rakitic. El Sevilla cerró bien sus líneas y sólo un claro penalti de Cala sería capaz de meter a los locales en el partido.
Perbert lo transformó y condenó al Sevilla a sufrir hasta el final con diez jugadores. Los hispalenses supieron sufrir y alejaron el balón de su área para cerrar el partido y llevarse tres puntos balsámicos para empezar a olvidar el desastre copero. El Villarreal lo intentó pero no pudo y volvió a tropezar en casa en un partido que mete al Sevilla en la pelea europea.Fuente goal.com
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De inicio el guión lo ejecutó mejor el conjunto amarillo. La batalla entre los centrocampistas estaba igualada y el peso del partido lo llevaban los extremos castellonenses, sobre todo Hernán Pérez, que creó muchísimos problemas a Coke, aunque sus centros no encontraban rematadores. Los hispalenses no parecían del todo incómodos cediendo el testigo del partido y apurando sus opciones a la contra.
Supremacía aérea
El gran as atacante de este Sevilla es sin duda el balón parado. Así están llegando la mayoría de sus últimos goles y era lógico que en un partido en el que apenas tuvo peso atacante se adelantara así. Carriço ya había avisado antes, pero fue Cala el que cabeceó a la red de Asenjo un gran centro de Iván Rakitic, que hoy volvía a ser el faro sevillista tras su partido de sanción.
Tras el gol, los papeles se acentuaron aún más. Los castellonenses atacaban aún más volcados y las subidas de Hernán suponían un coqueteo constante con el gol, pero con el Villarreal tan volcado, los de Emery también tenían buenas opciones a la contra. La consecuencia fue un precioso intercambio de golpes en el que Aquino no acertó y tampoco Rakitic y Bacca.
Orden defensivo y a la contra
El arreón de los amarillos llegaría tras la vuelta de vestuarios. Marcelino, que había sido expulsado en el primer acto, sacó del campo a un desaparecido Aquino para reforzar el centro del campo y pasar a jugar con un trivote. Presionaba más el Villarreal y tenía más posesión, mientras que los blanquirojos jugaban al filo de la navaja defendiéndose con orden y sin complejos para, como ya ocurriera en la primera parte, acabar sacudiéndose el dominio y perdonar con un cabezazo al larguero de Bacca.
El colombiano avisó primero y golpeó después. Los locales se desesperaban mientras chocaban una y otra vez con un muro defensivo, que además salía bien a la contra tratando de cerrar el partido. Bacca se rehízo del fallo anterior aprovechando un error en el cruce de Musachio para rematar a placer al pase de Rakitic. El Sevilla cerró bien sus líneas y sólo un claro penalti de Cala sería capaz de meter a los locales en el partido.
Perbert lo transformó y condenó al Sevilla a sufrir hasta el final con diez jugadores. Los hispalenses supieron sufrir y alejaron el balón de su área para cerrar el partido y llevarse tres puntos balsámicos para empezar a olvidar el desastre copero. El Villarreal lo intentó pero no pudo y volvió a tropezar en casa en un partido que mete al Sevilla en la pelea europea.Fuente goal.com
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