Objetivo cumplido en la Casa Blanca. El campeonato de invierno quedó resuelto de forma más que insípida en el Vicente Calderón este sábado, y el Real Madrid supo hacer valer el empate entre culés y colchoneros para su beneficio con una victoria autoritaria en Cornellá. No lo pareció durante los primeros minutos del encuentro, pero bastó que los hombres de Carlo Ancelotti calentaran motores para certificar un partido de un dominio abrumador. Propio de la oportunidad que tenían ante sí. Un día más, el equipo merengue volvió a coleccionar ocasiones de todos los colores, y un día más -como los últimos partidos-, volvió a pecar de poca efectividad de cara a puerta. De hecho, tuvo que ser Pepe a balón parado el que certificara la victoria merengue. Poca renta para el claro dominio. Pero menos distancia con respecto a los líderes del campeonato, sea como fuere.
Un Espanyol con los colmillos largos. Llegaba el Real Madrid a Cornellá conociendo ya el pobre resultado entre Atlético y Barcelona, pero pese a la magnífica oportunidad para los blancos, fueron los locales los que realmente saltaron al césped con el cuchillo entre los dientes. Con una presión asfixiante que provocó una amonestación para Modric en apenas diez minutos, y un cabezazo de Stuani desde el área pequeña que se marchó fuera de milagro cuando los blancos, hoy de naranja, no habían salido siquiera de su propio campo. La echarían de menos los pericos.
El Real Madrid amaga, pero no golpea. Le duró veinte minutos a los blancos la pájara nada más, eso sí. Lo que tardó en cercar la portería de Casilla por primera vez. Aunque eso sí, como sucede con las Pringles, una vez que hizo ‘pop’, ya no hubo ‘stop’. Pues de ahí hasta el descanso, fueron los blancos los que dominaron absolutamente el partido en todas las franjas del campo, espoleados por un Modric imperial en la medular, y un Benzema muy incisivo en la línea de vanguardia. Y las ocasiones fueron llegando. Hasta en siete oportunidades logró disparar el equipo visitante en veinticinco minutos antes del descanso. Las más claras, una de Ronaldo que no acertó a remachar en boca de gol después de un jugadón de Benzema, una falta lejana del propio Cristiano que Casilla despejó con los pies de forma poco ortodoxa, y un testarazo de Benzema desde el punto de penalti que se marchó lamiendo el poste.
Pepe obtiene los frutos del dominio visitante. Tanto iba el cántaro a la fuente que al final tenía que romperse, y fue nada más reanudarse la segunda parte cuando el Real Madrid tomó ventaja en el marcador. Modric botaba una falta lateral pegada al quesito del córner derecho y el central luso cabeceó a gol sin prácticamente oposición. Un gol que hacía justicia por lo visto sobre el césped, y que apretaba la Liga como hacía tiempo que no se veía en España.
Ronaldo no acaba con su sequía. Logrado el gol, el Real Madrid puso dos candados a los tres puntos. Se asentó sobre el césped y no dejó a los pericos salir de su jaula excepto en contadísimas ocasiones. Con oficio, como los grandes. De hecho, si el equipo blanco no terminó goleando no fue porque no tuviera más ocasiones, sino porque Casilla le comió al moral a un Cristiano que llegará a la gala del Balón de Oro con dos partidos consecutivos sin marcar en su haber. El portero blanquiazul le paró un mano a mano increíble al ‘7’ blanco a diez minutos del final, y tapó otro mano a mano que el luso tiró desviado. Iba a ser la guinda a un buen triunfo previo a un gran día. No pudo ser, pero tampoco evitó que los colíderes sientan ya el aliento de los merengues sobre su nuca. Fuente goal.com
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Un Espanyol con los colmillos largos. Llegaba el Real Madrid a Cornellá conociendo ya el pobre resultado entre Atlético y Barcelona, pero pese a la magnífica oportunidad para los blancos, fueron los locales los que realmente saltaron al césped con el cuchillo entre los dientes. Con una presión asfixiante que provocó una amonestación para Modric en apenas diez minutos, y un cabezazo de Stuani desde el área pequeña que se marchó fuera de milagro cuando los blancos, hoy de naranja, no habían salido siquiera de su propio campo. La echarían de menos los pericos.
El Real Madrid amaga, pero no golpea. Le duró veinte minutos a los blancos la pájara nada más, eso sí. Lo que tardó en cercar la portería de Casilla por primera vez. Aunque eso sí, como sucede con las Pringles, una vez que hizo ‘pop’, ya no hubo ‘stop’. Pues de ahí hasta el descanso, fueron los blancos los que dominaron absolutamente el partido en todas las franjas del campo, espoleados por un Modric imperial en la medular, y un Benzema muy incisivo en la línea de vanguardia. Y las ocasiones fueron llegando. Hasta en siete oportunidades logró disparar el equipo visitante en veinticinco minutos antes del descanso. Las más claras, una de Ronaldo que no acertó a remachar en boca de gol después de un jugadón de Benzema, una falta lejana del propio Cristiano que Casilla despejó con los pies de forma poco ortodoxa, y un testarazo de Benzema desde el punto de penalti que se marchó lamiendo el poste.
Pepe obtiene los frutos del dominio visitante. Tanto iba el cántaro a la fuente que al final tenía que romperse, y fue nada más reanudarse la segunda parte cuando el Real Madrid tomó ventaja en el marcador. Modric botaba una falta lateral pegada al quesito del córner derecho y el central luso cabeceó a gol sin prácticamente oposición. Un gol que hacía justicia por lo visto sobre el césped, y que apretaba la Liga como hacía tiempo que no se veía en España.
Ronaldo no acaba con su sequía. Logrado el gol, el Real Madrid puso dos candados a los tres puntos. Se asentó sobre el césped y no dejó a los pericos salir de su jaula excepto en contadísimas ocasiones. Con oficio, como los grandes. De hecho, si el equipo blanco no terminó goleando no fue porque no tuviera más ocasiones, sino porque Casilla le comió al moral a un Cristiano que llegará a la gala del Balón de Oro con dos partidos consecutivos sin marcar en su haber. El portero blanquiazul le paró un mano a mano increíble al ‘7’ blanco a diez minutos del final, y tapó otro mano a mano que el luso tiró desviado. Iba a ser la guinda a un buen triunfo previo a un gran día. No pudo ser, pero tampoco evitó que los colíderes sientan ya el aliento de los merengues sobre su nuca. Fuente goal.com
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