Contra las bajas, juventud. Contra las estrellas, canteranos. Contra el cansancio, defensa, defensa y más defensa... Aíto tiró ayer de pizarra para convertir lo que parecía un partido imposible –por las ausencias de McIntyre, que sólo jugó 6 minutos, Panchi Barrera, Tripkovic y Saúl Blanco– en una gran victoria contra su rival regional y financiero. Fue un triunfo tan inesperado como espectacular. Un canto a la ilusión y a la confianza justo en la semana en la que más se ha hablado de los bases, de los canteranos y de todos los males que podían estar por venir.
Nos queda la única incógnita de saber si sin McIntyre también se hubiese ganado. Sus dos triples finales nos dejan una duda que durante los primeros 34 minutos no lo fue tal. Y es que el gran tabú del Unicaja estuvo a punto de irse al retrete ya en la jornada 4. Nadie daba hasta ayer un euro por este equipo sin su estrella norteamericana dirigiendo las operaciones en la pista. Pues ayer el estadounidense sólo jugó seis minutos, los últimos del partido, es verdad que le dio tiempo para hacer dos triples claves, pero no sería justo decir hoy que el Unicaja ganó gracias a él. Ni mucho menos.
Este Unicaja 2010/2011 tiene algo que le diferencia del de hace unos meses. De aquél que no jugó la Copa del Rey de Bilbao y también quedó eliminado de la Euroliga a manos del Prokom polaco. Y es que el de la campaña 09/10 se venía abajo ante cualquier adversidad y éste se busca la vida para salir adelante. Todavía hoy se da en Los Guindos como una de las excusas a la mala temporada pasada (play off final al margen), que el arranque 0-5 en aquella Liga «marcó a los jugadores». Una excusa barata que se cae por su propio peso, por cierto, porque el Estudiantes también empezó 0-5 y sí estuvo en el torneo del ko. Pero bueno, ésa es otra historia...
El caso es que la actitud ante los problemas ha cambiado mucho 12 meses después de aquel penoso inicio liguero. Y no lo digo sólo por el 3-1 que luce el Unicaja en la clasificación. Lo digo porque ahora a las lesiones se les contesta con victorias y no con lamentos. Un paso al frente que ayuda al equipo a sobrevivir en España y en Europa y que la afición agradeció ayer con su apoyo y sus aplausos.
Ante el Cajasol faltaron a la cita tres jugadores del primer equipo, el base titular jugó seis minutitos sin haber entrenado el día anterior por una fascitis plantar, dos canteranos del Clínicas Rincón compartieron banquillo con Freeland, Berni o Guille Rubio y además Jiménez jugó recién salido de una lesión en el tobillo. La respuesta a tanta adversidad fue un triunfo ante el Cajasol, que llegó a Málaga con todo su arsenal al cien por cien, descansado tras una semana sin competir y con una plantilla que ha sorteado la crisis económica para fabricar durante el reciente verano un aspirante, creen ellos, a estar entre los cuatro/seis mejores de la Liga, además de muy adelante en la Eurocup, la otra gran competición continental.
Pues con todo a favor ellos y con todo en contra los nuestros, el equipo de Aíto le echó casta, jugó su mejor defensa, tuvo paciencia en el cinco contra cinco y desesperó a Joan Plaza, desquiciado en el banquillo en busca de soluciones que nunca llegaron. Quizás la zona, pero sólo en momentos puntuales de la segunda parte.
A pesar de que el Unicaja no está para exhibiciones, más bien para ir pasando páginas a la espera de ´reforzarse´ con los inquilinos de la enfermería, el partido de ayer fue casi perfecto. En la Euroliga, el jueves, bastante hizo con salir del paso. Sufrió para ganar, pero sumó un triunfo que valdrá su peso en oro cuando se cierre el telón de la liguilla y haya que echar cuentas para ir al Top 16.
Ayer, en el derbi, fue otra cosa. Aíto tiró de la cantera, pero no como relleno. Freire fue parte fundamental de la victoria, Carlinhos Cobos dirigió al equipo casi 12 minutos y hasta Almazán aportó cositas. Todos tuvieron que sumar y todos sumaron. Era la única manera de poder ganar un derbi, a priori, tan cuesta arriba.
El 3-20 de inicio del día de los belgas se transformó ayer en un 19-11 a favor. Los verdes salieron centrados y mandaron siempre en el partido. El Cajasol estuvo a verlas venir. Por momentos olió a paliza. Pero a partir del 54-32 del minuto 23, el cansancio pudo más que el corazón. Las pocas rotaciones y la inexperiencia de los más jóvenes chocaron con una buena defensa zonal de los de Plaza, que incluso soñaron con la remontada, 74-70 a 1.53 del final. Entonces fue McIntyre, con sus dos ´bombas´ el que finiquitó el atisbo de reacción.
Por suerte o por desgracia, esto no para. El jueves se visita al Real Madrid en la Euroliga y el domingo viaje a Bilbao en la ACB. Dos exámenes de máxima exigencia.
Por lo menos en basket vamos mejor,jejeje
Nos queda la única incógnita de saber si sin McIntyre también se hubiese ganado. Sus dos triples finales nos dejan una duda que durante los primeros 34 minutos no lo fue tal. Y es que el gran tabú del Unicaja estuvo a punto de irse al retrete ya en la jornada 4. Nadie daba hasta ayer un euro por este equipo sin su estrella norteamericana dirigiendo las operaciones en la pista. Pues ayer el estadounidense sólo jugó seis minutos, los últimos del partido, es verdad que le dio tiempo para hacer dos triples claves, pero no sería justo decir hoy que el Unicaja ganó gracias a él. Ni mucho menos.
Este Unicaja 2010/2011 tiene algo que le diferencia del de hace unos meses. De aquél que no jugó la Copa del Rey de Bilbao y también quedó eliminado de la Euroliga a manos del Prokom polaco. Y es que el de la campaña 09/10 se venía abajo ante cualquier adversidad y éste se busca la vida para salir adelante. Todavía hoy se da en Los Guindos como una de las excusas a la mala temporada pasada (play off final al margen), que el arranque 0-5 en aquella Liga «marcó a los jugadores». Una excusa barata que se cae por su propio peso, por cierto, porque el Estudiantes también empezó 0-5 y sí estuvo en el torneo del ko. Pero bueno, ésa es otra historia...
El caso es que la actitud ante los problemas ha cambiado mucho 12 meses después de aquel penoso inicio liguero. Y no lo digo sólo por el 3-1 que luce el Unicaja en la clasificación. Lo digo porque ahora a las lesiones se les contesta con victorias y no con lamentos. Un paso al frente que ayuda al equipo a sobrevivir en España y en Europa y que la afición agradeció ayer con su apoyo y sus aplausos.
Ante el Cajasol faltaron a la cita tres jugadores del primer equipo, el base titular jugó seis minutitos sin haber entrenado el día anterior por una fascitis plantar, dos canteranos del Clínicas Rincón compartieron banquillo con Freeland, Berni o Guille Rubio y además Jiménez jugó recién salido de una lesión en el tobillo. La respuesta a tanta adversidad fue un triunfo ante el Cajasol, que llegó a Málaga con todo su arsenal al cien por cien, descansado tras una semana sin competir y con una plantilla que ha sorteado la crisis económica para fabricar durante el reciente verano un aspirante, creen ellos, a estar entre los cuatro/seis mejores de la Liga, además de muy adelante en la Eurocup, la otra gran competición continental.
Pues con todo a favor ellos y con todo en contra los nuestros, el equipo de Aíto le echó casta, jugó su mejor defensa, tuvo paciencia en el cinco contra cinco y desesperó a Joan Plaza, desquiciado en el banquillo en busca de soluciones que nunca llegaron. Quizás la zona, pero sólo en momentos puntuales de la segunda parte.
A pesar de que el Unicaja no está para exhibiciones, más bien para ir pasando páginas a la espera de ´reforzarse´ con los inquilinos de la enfermería, el partido de ayer fue casi perfecto. En la Euroliga, el jueves, bastante hizo con salir del paso. Sufrió para ganar, pero sumó un triunfo que valdrá su peso en oro cuando se cierre el telón de la liguilla y haya que echar cuentas para ir al Top 16.
Ayer, en el derbi, fue otra cosa. Aíto tiró de la cantera, pero no como relleno. Freire fue parte fundamental de la victoria, Carlinhos Cobos dirigió al equipo casi 12 minutos y hasta Almazán aportó cositas. Todos tuvieron que sumar y todos sumaron. Era la única manera de poder ganar un derbi, a priori, tan cuesta arriba.
El 3-20 de inicio del día de los belgas se transformó ayer en un 19-11 a favor. Los verdes salieron centrados y mandaron siempre en el partido. El Cajasol estuvo a verlas venir. Por momentos olió a paliza. Pero a partir del 54-32 del minuto 23, el cansancio pudo más que el corazón. Las pocas rotaciones y la inexperiencia de los más jóvenes chocaron con una buena defensa zonal de los de Plaza, que incluso soñaron con la remontada, 74-70 a 1.53 del final. Entonces fue McIntyre, con sus dos ´bombas´ el que finiquitó el atisbo de reacción.
Por suerte o por desgracia, esto no para. El jueves se visita al Real Madrid en la Euroliga y el domingo viaje a Bilbao en la ACB. Dos exámenes de máxima exigencia.
Por lo menos en basket vamos mejor,jejeje