El Real Madrid da el primer golpe en la mesa en esta Liga
y se distancia dos puntos del Barcelona tras ganar al Getafe en un
partido trepidante, con muchos goles, muchas alternativas, y con más
ocasiones que fútbol. Tuya, mía, toma, daca, doy, recibo. Así durante
casi todo el eléctrico encuentro. Durante los últimos quince días sólo
se oía que la Liga era una mierda, pero tanto Real Sociedad como Getafe
pusieron en duda ese lema este sábado. Y es que los azulones no le perdieron la cara en ningún momento al encuentro pese a la manifiesta superioridad blanca.
Y
de ahí que hasta que en el minuto 42 marcara Higuaín el cuarto gol el
Getafe, se mantuviera vivo. Antes, Benzema por partida doble y Ronaldo
habían marcado para los blancos, mientras que Miku fue el anotador
visitante. El luso marcó merced a un penalti inexistente que sirvió para poner el 2-1,
un momento clave del partido aunque no es menos cierto que, con el
empuje merengue, el tanto hubiera llegado de todas formas con casi total
probabilidad. Y es que pese al esfuerzo de los hombres de Luis García y
la alternancia en el marcador, el Real Madrid no perdió los nervios ni
el control durante casi ningún momento.
De hecho, ya el inicio de la jornada tres fue tan esperanzador para el Real Madrid como
el final de la jornada anterior, en la que había bailado al Zaragoza a
domicilio. Pues los jugadores blancos salieron en su versión arrolladora
ante un Getafe que era incapaz de contener el caudal de fútbol de los
locales. Y tres ocasiones relativamente claras de gol para los madridistas en apenas nueve minutos así lo reflejaban.
De hecho, Benzema puso en ventaja al Real Madrid antes incluso de que se cumpliera el cuarto de hora de partido. A
la altura del área, y en los apenas quince metros que separan la banda
izquierda de la corona central, el cuero pasó por los pies de Marcelo,
Coentrao, Ozil y Benzema ante la atenta aunque pasiva mirada de la
defensa azulona. Y el delantero francés, que anda despierto como pocos,
aprovechó la siesta de los visitantes para, en apenas un palmo de
terreno, colocar el balón lejos del alcance de Moyá, firmando así un precioso tanto colectivo. Tanto que reflejaba fielmente la superioridad merengue en los primeros compases.
El gol, unido quizás al consabido empate en Anoeta,
amortiguó el empuje de los blancos. A los pupilos de Mourinho les
bastaba con mover la pelota de banda a banda con tranquilidad -pero sin
parsimonia- y encomendarse a los Ronaldo, Özil, Di María y Benzema para
crear peligro. Al principio, el Getafe lo pasó mal con un ordenado y riguroso 4-1-4-1,
y es que el club del sur de Madrid nunca ha sido un equipo aguerrido ni
muy batallador precisamente, y hoy no iba a ser distinto. Sin embargo,
poco a poco fue desperezándose hasta igualar las fuerzas, al menos en el
marcador.
Coentrao tuvo un mano a mano inmejorable tras una
buena asistencia de Benzema al borde de la media hora, pero el gol
terminó cayendo del lado visitante antes del descanso. Lacen, que cuajó
un partido muy digno en una plaza difícil, encontró a Miku en un pase en profundidad, y el venezolano no perdonó en el mano a mano con un tiro seco y potente. Los jugadores blancos pidieron fuera de juego, pero Coentrao habilitaba al delantero azulón.
Aunque
fuera un buen castigo para los blancos por haber quitado una marcha, el
tanto de Miku no hacía justicia a lo visto sobre el césped. Y el Real Madrid salió del vestuario con la rabia contenida de quien lo sabe.
Así, en apenas cuatro minutos tuvo a su alcance el segundo gol con
cuatro ocasiones, la más clara, una de Coentrao que no acertó a rematar
al arco a puerta vacía tras una chilena que Ronaldo estrelló en el
poste. Y de nuevo antes del cuarto de hora vio recompensada su bravura.
Aunque
esta vez tuvo la ayuda de Clos Gómez, un colegiado que pasó a la
historia como el de los 13 fallos, pero que en realidad tiene muchísimos
más a sus espaldas. En el Bernabéu ya estaba empezando a desquiciar al
respetable con decisiones incoherentes y fallos de apreciación cuando le regaló un penalti al Real Madrid. Cata Díaz derribó a Ronaldo tres centímetros fuera del área, pero el trencilla lo vio dentro y decretó una pena máxima que el propio Cristiano se encargaría de transformar.
Con
el 2-1 a favor, el partido volvía a estar en manos del Madrid. Sin
embargo, esta vez no lo durmió. Como si tuviera un enchufe adosado
consigo, el encuentro entró en una fase eléctrica con tres goles en
veinte minutos… Rondando el minuto setenta, Benzema volvió marcar, esta vez tras un maravilloso pase raso de Ronaldo
de unos cuarenta metros. El luso colocó el cuero entre la defensa y el
portero azulón, lo suficientemente lejos tanto de uno como de otro, y
sobrado de intención para que Benzema batiera con elegancia a un Moyá
que se quedó a media salida, desconcertado por la precisión del pase
quizás.
Con dos goles de ventaja, el respetable pudo respirar.
Pero eso sí, apenas cinco minutos, porque Miku volvió a ponerles la
bufanda entre los dientes al resolver con una frialdad antártica un
rechace de Casillas, rotura a Carvalho mediante. Dentro de sus limitaciones, el Getafe no le había perdido nunca la cara al partido, y su premio fue luchar el partido hasta el final. Concretamente, hasta el minuto 42, que fue cuando un Higuaín recién salido al campo finiquitó el encuentro con un gol de ratón,
abusando de la fragilidad de Valera y Torres. Lo que era la puntilla a
un partido trepidante y que sirve para poner al Madrid con dos puntos de
ventaja sobre el Barcelona. Distancia quizás insignificante a estas
alturas del campeonato, pero que bien podrían valer un título al final
del mismo.
El Madrid toma la delantera al Barcelona, no sin dificultad ante un Getafe que demostro no acobardarse en el Bernabeu.
y se distancia dos puntos del Barcelona tras ganar al Getafe en un
partido trepidante, con muchos goles, muchas alternativas, y con más
ocasiones que fútbol. Tuya, mía, toma, daca, doy, recibo. Así durante
casi todo el eléctrico encuentro. Durante los últimos quince días sólo
se oía que la Liga era una mierda, pero tanto Real Sociedad como Getafe
pusieron en duda ese lema este sábado. Y es que los azulones no le perdieron la cara en ningún momento al encuentro pese a la manifiesta superioridad blanca.
Y
de ahí que hasta que en el minuto 42 marcara Higuaín el cuarto gol el
Getafe, se mantuviera vivo. Antes, Benzema por partida doble y Ronaldo
habían marcado para los blancos, mientras que Miku fue el anotador
visitante. El luso marcó merced a un penalti inexistente que sirvió para poner el 2-1,
un momento clave del partido aunque no es menos cierto que, con el
empuje merengue, el tanto hubiera llegado de todas formas con casi total
probabilidad. Y es que pese al esfuerzo de los hombres de Luis García y
la alternancia en el marcador, el Real Madrid no perdió los nervios ni
el control durante casi ningún momento.
De hecho, ya el inicio de la jornada tres fue tan esperanzador para el Real Madrid como
el final de la jornada anterior, en la que había bailado al Zaragoza a
domicilio. Pues los jugadores blancos salieron en su versión arrolladora
ante un Getafe que era incapaz de contener el caudal de fútbol de los
locales. Y tres ocasiones relativamente claras de gol para los madridistas en apenas nueve minutos así lo reflejaban.
De hecho, Benzema puso en ventaja al Real Madrid antes incluso de que se cumpliera el cuarto de hora de partido. A
la altura del área, y en los apenas quince metros que separan la banda
izquierda de la corona central, el cuero pasó por los pies de Marcelo,
Coentrao, Ozil y Benzema ante la atenta aunque pasiva mirada de la
defensa azulona. Y el delantero francés, que anda despierto como pocos,
aprovechó la siesta de los visitantes para, en apenas un palmo de
terreno, colocar el balón lejos del alcance de Moyá, firmando así un precioso tanto colectivo. Tanto que reflejaba fielmente la superioridad merengue en los primeros compases.
El gol, unido quizás al consabido empate en Anoeta,
amortiguó el empuje de los blancos. A los pupilos de Mourinho les
bastaba con mover la pelota de banda a banda con tranquilidad -pero sin
parsimonia- y encomendarse a los Ronaldo, Özil, Di María y Benzema para
crear peligro. Al principio, el Getafe lo pasó mal con un ordenado y riguroso 4-1-4-1,
y es que el club del sur de Madrid nunca ha sido un equipo aguerrido ni
muy batallador precisamente, y hoy no iba a ser distinto. Sin embargo,
poco a poco fue desperezándose hasta igualar las fuerzas, al menos en el
marcador.
Coentrao tuvo un mano a mano inmejorable tras una
buena asistencia de Benzema al borde de la media hora, pero el gol
terminó cayendo del lado visitante antes del descanso. Lacen, que cuajó
un partido muy digno en una plaza difícil, encontró a Miku en un pase en profundidad, y el venezolano no perdonó en el mano a mano con un tiro seco y potente. Los jugadores blancos pidieron fuera de juego, pero Coentrao habilitaba al delantero azulón.
Aunque
fuera un buen castigo para los blancos por haber quitado una marcha, el
tanto de Miku no hacía justicia a lo visto sobre el césped. Y el Real Madrid salió del vestuario con la rabia contenida de quien lo sabe.
Así, en apenas cuatro minutos tuvo a su alcance el segundo gol con
cuatro ocasiones, la más clara, una de Coentrao que no acertó a rematar
al arco a puerta vacía tras una chilena que Ronaldo estrelló en el
poste. Y de nuevo antes del cuarto de hora vio recompensada su bravura.
Aunque
esta vez tuvo la ayuda de Clos Gómez, un colegiado que pasó a la
historia como el de los 13 fallos, pero que en realidad tiene muchísimos
más a sus espaldas. En el Bernabéu ya estaba empezando a desquiciar al
respetable con decisiones incoherentes y fallos de apreciación cuando le regaló un penalti al Real Madrid. Cata Díaz derribó a Ronaldo tres centímetros fuera del área, pero el trencilla lo vio dentro y decretó una pena máxima que el propio Cristiano se encargaría de transformar.
Con
el 2-1 a favor, el partido volvía a estar en manos del Madrid. Sin
embargo, esta vez no lo durmió. Como si tuviera un enchufe adosado
consigo, el encuentro entró en una fase eléctrica con tres goles en
veinte minutos… Rondando el minuto setenta, Benzema volvió marcar, esta vez tras un maravilloso pase raso de Ronaldo
de unos cuarenta metros. El luso colocó el cuero entre la defensa y el
portero azulón, lo suficientemente lejos tanto de uno como de otro, y
sobrado de intención para que Benzema batiera con elegancia a un Moyá
que se quedó a media salida, desconcertado por la precisión del pase
quizás.
Con dos goles de ventaja, el respetable pudo respirar.
Pero eso sí, apenas cinco minutos, porque Miku volvió a ponerles la
bufanda entre los dientes al resolver con una frialdad antártica un
rechace de Casillas, rotura a Carvalho mediante. Dentro de sus limitaciones, el Getafe no le había perdido nunca la cara al partido, y su premio fue luchar el partido hasta el final. Concretamente, hasta el minuto 42, que fue cuando un Higuaín recién salido al campo finiquitó el encuentro con un gol de ratón,
abusando de la fragilidad de Valera y Torres. Lo que era la puntilla a
un partido trepidante y que sirve para poner al Madrid con dos puntos de
ventaja sobre el Barcelona. Distancia quizás insignificante a estas
alturas del campeonato, pero que bien podrían valer un título al final
del mismo.
El Madrid toma la delantera al Barcelona, no sin dificultad ante un Getafe que demostro no acobardarse en el Bernabeu.