Real Sociedad y Getafe se citaban en Anoeta
con la necesidad imperiosa de obtener puntos tras un dubitativo
arranque de temporada y con el recuerdo feliz del último enfrentamiento
entre ambos conjuntos, que significó la salvación en la última jornada
de la pasada temporada.
Los de Montanier asumieron pronto el
control del juego ante su público, sin generar de forma sistemática
ocasiones claras pero sí apostando por jugar a través de la combinación y
el juego por bandas. Sin embargo, no sería de los donostiarras la
primera oportunidad de gol, pues Sarabia estuvo a punto de anotar en la primera acción de ataque del Getafe tras un centro de Valera que el mediapunta, escorado a la banda izquierda, mandó por encima del larguero de Claudio Bravo.
A
partir de ese momento, y salvo algún arrebato puntual de garra en la
primera parte por parte de los azulones, fue la Real Sociedad la
encargada de poner atractivo a un encuentro de ritmo lento y calidad
limitada: de la mano de Ifrán o Griezmann, el combinado vasco puso en apuros a Moyá,
que solventó su trabajo antes de marcharse a vestuarios con una
solvencia que el Getafe había echado de menos en las últimas jornadas.
Sin
la capacidad de desequilibrar a través del toque, ambos equipos
quedaban expuestos a una jugada aislada que les pudiera poner de cara el
partido, y tanto Getafe como Real Sociedad pudieron marcar a pesar de
que ninguno de los dos lo merecía realmente. Primero fue Diego Castro el que desperdició un contragolpe de libro
que podía haber dejado solo a Miku frente al portero, y después
Aguirretxe mandó fuera un bello remate en posición acrobática que se
marchó a centímetros de la portería madrileña.
Tras
la reanudación, el dominio txuri-urdin de la primera parte dejó paso a
un encuentro mucho más igualado al menos en el reparto de oportunidades.
Tantos los madrileños como los donostiarras buscaron con más arrojo la portería sin atacar a tumba abierta pero siendo conscientes de que el empate no era un resultado positivo.
Sarabia fue el encargado de dar el primer aviso, tras una buena jugada del canterano del Real Madrid que se marchó de su defensor y
se presentó en el área de Bravo, aunque su disparo se marchó muy
desviado. El Getafe estaba en el encuentro y quería demostrarlo.
Pasaban los minutos y desde la zona técnica también se hacían movimientos para incorporar oxígeno y claridad de ideas al césped. Luis García y Montanier daban entrada a Pedro León, Llorente y Abdel, aunque ninguno de los dos parecía dar con la tecla secreta para encontrar la solución a un encuentro que se encallaba.
En la recta final del encuentro, Miku tendría la ocasión más clara del encuentro,
después de recibir un gran pase a la espalda de los defensas por parte
de Diego Castro que el venezolano no aprovecharía gracias a la
intervención magistral de Bravo, que resolvió el mano a mano en el
momento de la verdad.
Tampoco falló el colegiado en los minutos finales, al invalidar un tanto de Diego Castro
después de que el centrocampista gallego se aprovechase de un rechace
mientras partía en posición de fuera de juego, y al no pitar penalti en
una caída dentro del área de Griezmann que se dejó caer tras resbalar
con la pelota.
No habría tiempo para más, pese a un disparo magistral de Pedro León que se acabó estrellando en el larguero
de Bravo. Real Sociedad y Getafe firmaron unas tablas que no acaban de
convencer a nadie y se quedan asomados demasiado cerca del abismo. Los
donostiarras siguen sin encontrar el camino de la victoria y los
madrileños alargan su crisis.
Un empate que no puede dejar contentos a ninguno de los 2, eso si al Getafe es un punto fuera.