El Real Madrid encara desde este mismo sábado la que será una de las
semanas decisivas de la temporada, la que terminará con la disputa del Clásico
del próximo diez de diciembre. Y es que ya se sabe que en campeonatos
tan igualados como los que últimamente se vienen desarrollando en
España, y con la importancia que tuvo mismamente el del 29-N del año
pasado, los tres puntos en juego entre Real Madrid y Barcelona tienen un
valor muy por encima de lo que dicen las reglas de la LFP.
Y hasta el momento, se puede decir que el cuadro merengue llega en un
momento de forma excelente al próximo Clásico del Bernabéu.
Hasta el momento. Porque el rival liguero que tiene justo antes del Clásico pasa por ser el sparring más incómodo de cuantos podían haberle tocado en suerte en el calendario:
el Sporting de Gijón, y en El Molinón. Y es que si ya de por sí el
cuadro de Preciado es un equipo correoso, difícil de ganar, y máxime en
su campo, es por todos sabido que la mareona no es ni mucho menos
cariñosa con todo lo que huela al Real Madrid. Desde hace tiempo más
próxima al FC.Barcelona por ese mito viviente llamado Quini, fue la que
originó la popular versión peyorativa del ‘Así gana el Madrid’, por
ejemplo.
Y sin ir más lejos, el año pasado se vivió poco menos
que una batalla campal entre el sportinguismo en general y la expedición
merengue. Tuvo su origen en las famosas declaraciones de Mourinho y su
posterior respuesta de Manuel Preciado. Y partido tosco y subterráneo donde los haya mediante,
tuvo su cenit en la despedida del autobús blanco del estadio asturiano,
con el enfrentamiento entre el cuerpo técnico del Real Madrid y del
Sporting.
Eso sí, desde entonces a esta parte, todo parece haber cambiado. El Sporting se tomó su venganza en el partido de la segunda vuelta al ganar al Real Madrid en el Bernabéu,
rompiendo el récord de imbatibilidad como local de Mourinho, el del
cuadro blanco aquella temporada en su propio feudo, y sirviendo la Liga
en bandeja al Barcelona. Y equilibrada la balanza deportiva, Preciado y
Mourinho hicieron las paces en el plano personal merced a una serie de
gestos y mensajes del técnico blanco que terminaron de camelar al
rojiblanco, retomando así el status quo inicial entre ambas entidades.
Con lo que aunque no se esperan rosas, tampoco esas espinas tan puntiagudas como las del curso pasado.
Dicho
esto, en lo deportivo parece que las cosas no serán muy diferentes a la
temporada pasada. Pues si bien el Real Madrid ha crecido bastante en
cuanto a creación de fútbol y dominios tácticos del balompié, este
sábado no podrá jugar Xabi Alonso en El Molinón por acumulación de amonestaciones. Esto quiere decir que, primero, estadística e históricamente el cuadro merengue está más cerca de la derrota que si estuviera el tolosarra y, segundo, se prevé cierta congestión en la zona de creación merengue.
Podrá ser menor si Mourinho apuesta por Sahin y éste le ha tomado un poco mejor le pulso a su propio cuerpo. O podrá ser insuperable si el luso prueba con un trivote con Lass y Khedira como se ha especulado esta semana. Y a buen seguro, ahí estará el partido. Porque el
Sporting siempre tendrá su garra por bandera, como el Real Madrid tiene
su pegada, pero uno de los dos se desenvuelve mejor que el otro sin
oxígeno, y ésos no son los de blanco precisamente. Y tal y como están las cosas tras la victoria del Barcelona ante el Rayo, una
mala bocanada de aire podría terminar con el más inoportuno mareo de
cuantos le pueden dar al Real Madrid en este momento del año.
Creo que sea escrito mucho sobre este partido y a mi me parece que es de color blanco y muy claro.