El Málaga cosechó una derrota en el encuentro de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones disputado este martes después de un partido complicado para el conjunto español, que sufrió mucho pero todavía tendrá posibilidades de dar la vuelta a la eliminatoria de cara al partido de vuelta en La Rosaleda.
Salío el Oporto con muchas ganas al estadio Do Dragão para intentar hacer daño a su rival desde el primer minuto, y lo cierto es que los portugueses sorprendieron al conjunto de Manuel Pellegrini, que se vio superado ante las acometidas y la intensidad de su rival en los primeros veinte minutos.
Con un Fernando particularmente inspirado en el centro del campo y la mortífera presencia de Jackson Martínez en la punta del ataque, los locales se acercaron a la portería de Willy con más asiduidad que peligro, pero lo suficiente para evitar que el Málaga fuera incapaz de entrar en contacto con el balón e imponer su mayor calidad técnica.
Poco a poco, la intensidad de los "Dragones" fue disminuyendo en cada balón dividido, y eso permitió que el encuentro entrase en una fase sin dominador claro y con pocas ocasiones. Los de Pellegrini no acaban de encontrar a Isco y Joaquín, sus grandes bazas para generar peligro, y sin ellos, el Málaga parecía un equipo miedoso y sin mordiente de cara a la portería de Helton, que fue un mero espectador. Lo mejor para los albiazules antes del descanso fue irse con el resultado inicial a vestuarios y el espectáculo ofrecido por sus aficionados, que se hicieron sentir en las gradas tras su desplazamiento en masa al país vecino.
Ni siquiera en vestuarios los malacitanos lograron calmar sus nervios y encarar la segunda parte con un talante diferente. Poco después de la reanudación, y tras un primer aviso muy claro protagonizado por Izmailov, los de Vítor Pereira encontraron el gol gracias a un gran pase de Alex Sandro que fue aprovechado por João Moutinho para, en posición más que dudosa, batir con todo el tiempo del mundo a Willy Caballero de disparo raso.
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Poco a poco, la intensidad de los "Dragones" fue disminuyendo en cada balón dividido, y eso permitió que el encuentro entrase en una fase sin dominador claro y con pocas ocasiones. Los de Pellegrini no acaban de encontrar a Isco y Joaquín, sus grandes bazas para generar peligro, y sin ellos, el Málaga parecía un equipo miedoso y sin mordiente de cara a la portería de Helton, que fue un mero espectador. Lo mejor para los albiazules antes del descanso fue irse con el resultado inicial a vestuarios y el espectáculo ofrecido por sus aficionados, que se hicieron sentir en las gradas tras su desplazamiento en masa al país vecino.
Ni siquiera en vestuarios los malacitanos lograron calmar sus nervios y encarar la segunda parte con un talante diferente. Poco después de la reanudación, y tras un primer aviso muy claro protagonizado por Izmailov, los de Vítor Pereira encontraron el gol gracias a un gran pase de Alex Sandro que fue aprovechado por João Moutinho para, en posición más que dudosa, batir con todo el tiempo del mundo a Willy Caballero de disparo raso.
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