El Real Madrid confirma su progresión con la sexta victoria consecutiva, la mejor racha de toda la temporada, esta vez a costa de un Celta que puso en muchos problemas a los blancos durante todo el partido, obligando nuevamente a Diego López a ser uno de los más destacados en Balaídos. Sin embargo, lejos de lo que sucedió en Sevilla, Granada o Getafe, esta vez el Real Madrid sí mostró una imagen bien diferente lejos del Santiago Bernabéu, con mucha actitud, precisión y, aunque pudo haber marcado muchos más goles de los dos que firmó Ronaldo, fue suficiente para ganarle el pulso al impetuoso y correoso cuadro celeste. Incluso pese al rápido empate de Iago Aspas al gol inicial blanco y las numerosas ocasiones al final del encuentro. Pero parece que el Real Madrid ha recuperado definitivamente la chispa y la estrella que parecía perdida. Y ante eso, la justicia deportiva tuvo poco que decir en Vigo.
José Mourinho dibujó un once inicial con muchos cambios con respecto a los últimos partidos en Barcelona y Manchester. Especialmente en la defensa. Y lo acusó en un inicio vertiginoso del Celta de Vigo, donde Diego López tuvo que hacer tres meritorias intervenciones a Iago Aspas y Alex López en los primeros diez minutos mientras la zaga visitante tomaba temperatura y la medular madridista se percataba de que el Celta defendía con la línea de retaguardia muy adelantada, buscando descaradamente el fuera de juego. Lo encontraría en casi una decena de ocasiones en los primeros minutos, pero una vez el Real Madrid ajustó sus clavijas, sólo la fortuna y el destino evitaron que el Celta de Vigo se llevara un saco de goles a su vestuario al descanso.
Y es que fueron hasta media docena de ocasiones claras las que tuvo un Madrid que tiró de precisión, velocidad de toque y actitud como no suele fuera de casa en Liga. Pero entre el larguero a cabezazo de Ronaldo, y sobre todo, Javi Varas, el empate a cero (que no a nada) se mantuvo en el electrónico llegado el ecuador del partido. El ex del Sevilla respondió al envite de Diego López despejando dos mano a mano con Callejón y Benzema, además de otros dos tiros francos con las firmas de Benzema y Marcelo. Y el reflejo perfecto de esta inusual falta de acierto por los blancos fue un mano a mano que erró Ronaldo al intentar ceder el balón a Benzema en lugar de encarar la portería celeste.
Con este mismo guión comenzaría la segunda mitad. Aunque esta vez, por fin el marcador se movió. Y sería, cómo no, Cristiano Ronaldo el que desharía la igualdad a la hora de partido aprovechando un rechace a un saque de esquina y el consecuente disparo de Callejón, que le cayó en los pies. Parecía la gota inicial de kétchup que antecede al vaciado del bote, como decía Van Nistelrooy, sin embargo Iago Aspas respondería al gol visitante casi de inmediato. El ‘10’ celtiña rebañó un centro lateral en el balcón del área pequeña para marcar a la media vuelta, ayudado de un Pepe que despistó a Diego López. Llevaba tiempo el equipo celeste sin aparecer por el campo contrario, pero apenas necesitó de dos minutos para contrarrestar los múltiples y constantes intentos de los merengues.
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José Mourinho dibujó un once inicial con muchos cambios con respecto a los últimos partidos en Barcelona y Manchester. Especialmente en la defensa. Y lo acusó en un inicio vertiginoso del Celta de Vigo, donde Diego López tuvo que hacer tres meritorias intervenciones a Iago Aspas y Alex López en los primeros diez minutos mientras la zaga visitante tomaba temperatura y la medular madridista se percataba de que el Celta defendía con la línea de retaguardia muy adelantada, buscando descaradamente el fuera de juego. Lo encontraría en casi una decena de ocasiones en los primeros minutos, pero una vez el Real Madrid ajustó sus clavijas, sólo la fortuna y el destino evitaron que el Celta de Vigo se llevara un saco de goles a su vestuario al descanso.
Y es que fueron hasta media docena de ocasiones claras las que tuvo un Madrid que tiró de precisión, velocidad de toque y actitud como no suele fuera de casa en Liga. Pero entre el larguero a cabezazo de Ronaldo, y sobre todo, Javi Varas, el empate a cero (que no a nada) se mantuvo en el electrónico llegado el ecuador del partido. El ex del Sevilla respondió al envite de Diego López despejando dos mano a mano con Callejón y Benzema, además de otros dos tiros francos con las firmas de Benzema y Marcelo. Y el reflejo perfecto de esta inusual falta de acierto por los blancos fue un mano a mano que erró Ronaldo al intentar ceder el balón a Benzema en lugar de encarar la portería celeste.
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