Sin la creatividad de Beñat Etxebarría ni el desparpajo de Ander Herrera en el once, el técnico Ernesto Valverde apostaba por Ander Iturraspe y Mikel Rico para dotar de un mayor equilibrio defensivo a los vascos. Enfrente, un rival cuyo timón volvía a recaer en las botas de un insustituble Cani, un jugador que en San Mamés no actuó de brújula para orientar a un Villarreal poco explosivo.
El duelo empezó eléctrico, tan exigente como la actitud de dos equipos entregados a una batalla de ida y vuelta y sin descanso. A pesar del ímpetu inicial donde ambos enseñaron los dientes, el Athletic comenzó algo desubicado ante un contrario que jugaba al unísono, casi de memoria. La pausa y el toque de los visitantes contrastaba con los desajustes tácticos y la imprecisión técnica de los leones. Con la participación a cuentagotas de Óscar de Marcos y sin el atrevimiento de Iker Muniain, el juego bilbaíno era apático.
Pero con el paso de los minutos, los de Marcelino García Torial fueron perdiendo fuelle y retrasando sus líneas. Los mandos en el juego se empezaban a intercambiar y eran los locales quienes más rugían en búsqueda de su presa. A la media hora y sin apenas jugadas de peligro, el duelo se rompió en un suspiro. A los 33, un centro teledirigido de Andoni Iraola supuso un remate aún más excelso de Mikel Rico (1-0) para batir con elegancia al meta Sergio Asenjo. Crecido el Athletic y desconcertado el Villarreal, un fallo infantil de Mateo Musacchio -inmediatamente después del primer zarpazo- permitía a Aritz Aduriz enfilar como un llanero solitario la meta rival para firmar el segundo. En un abrir y cerrar de ojos, el vendaval vasco había convertido la travesía del 'submarino amarillo' en una aventura de turbulencias.
Desenganchado del partido y de su estilo futbolístico, el Villarreal no se conocía a sí mismo después de dos goles tan vertiginosos. Como muestra de ese desbarajuste anímico, llegaba la expulsión -por doble amarillo- de Bruno Soriano y que terminaba por angustiar aún más si cabe a los visitantes antes del descanso. En contra, los de Ernesto Valverde eran un conjunto desatado que aprovechaba el bache anímico de su oponente para tratar de agrandar la herida. No existía ni la piedad ni el conformismo.
Tras el parón, Marcilino García Toral quiso dar una lavado de cara al 'submarino' con la entrada en el campo de Moi Gómez y Manu Trigueros en lugar de Jonathan Pereira y Tomás Aquino. Pero más allá de una reacción, el equipo castellonense andaba igual de perdido que en la primera mitad. Mientras, el Athletic era una locomotora, un rival cuya ventaja en el marcador le hacía más peligroso e insaciable. De Marcos, primero, y Susaeta, después, tuvieron el tercero pero a ambos les faltó atino para terminar de empujar la pelota después de una gran jugada de Aduriz en banda derecha.
A menos de media hora para la conclusión del encuentro, el Villarreal necesitaba el gol como el comer. Y en uno de los pocos desvaríos defensivos de los leones, Giovani Dos Santos pudo recortar distancias pero un extraordinario Gorka Iraizoz desvió un disparo que había silenciado por unos segundos San Mamés. Con más casta que cabeza, los visitantes fueron quemando sus energías en búsqueda de un premio en forma de gol. Poco más tarde, y ya en la recta final, Trigueros mandó otro aviso en forma de disparo. Fue el último chispazo antes de que el pitido del colegiado José Teixeira Vitienes diera por concluido un partido en el que el Athletic fue de menos a más a costa de un rival que le ocurrió todo lo contrario.
Con estos tres puntos, el conjunto vasco se reencuentra con la victoria en Liga tras el empate ante el Valencia (1-1) la pasada jornada y mantiene vivo el sueño por Europa. Por su parte, los de Marcelino García Toral suman la segunda derrota de la temporada. A pesar de mantenerse en cuarta posición, ven como el propio equipo de Ernesto Valverde y el Getafe se acercan a solamente un punto. Fuente goal.com
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El duelo empezó eléctrico, tan exigente como la actitud de dos equipos entregados a una batalla de ida y vuelta y sin descanso. A pesar del ímpetu inicial donde ambos enseñaron los dientes, el Athletic comenzó algo desubicado ante un contrario que jugaba al unísono, casi de memoria. La pausa y el toque de los visitantes contrastaba con los desajustes tácticos y la imprecisión técnica de los leones. Con la participación a cuentagotas de Óscar de Marcos y sin el atrevimiento de Iker Muniain, el juego bilbaíno era apático.
Pero con el paso de los minutos, los de Marcelino García Torial fueron perdiendo fuelle y retrasando sus líneas. Los mandos en el juego se empezaban a intercambiar y eran los locales quienes más rugían en búsqueda de su presa. A la media hora y sin apenas jugadas de peligro, el duelo se rompió en un suspiro. A los 33, un centro teledirigido de Andoni Iraola supuso un remate aún más excelso de Mikel Rico (1-0) para batir con elegancia al meta Sergio Asenjo. Crecido el Athletic y desconcertado el Villarreal, un fallo infantil de Mateo Musacchio -inmediatamente después del primer zarpazo- permitía a Aritz Aduriz enfilar como un llanero solitario la meta rival para firmar el segundo. En un abrir y cerrar de ojos, el vendaval vasco había convertido la travesía del 'submarino amarillo' en una aventura de turbulencias.
Desenganchado del partido y de su estilo futbolístico, el Villarreal no se conocía a sí mismo después de dos goles tan vertiginosos. Como muestra de ese desbarajuste anímico, llegaba la expulsión -por doble amarillo- de Bruno Soriano y que terminaba por angustiar aún más si cabe a los visitantes antes del descanso. En contra, los de Ernesto Valverde eran un conjunto desatado que aprovechaba el bache anímico de su oponente para tratar de agrandar la herida. No existía ni la piedad ni el conformismo.
Tras el parón, Marcilino García Toral quiso dar una lavado de cara al 'submarino' con la entrada en el campo de Moi Gómez y Manu Trigueros en lugar de Jonathan Pereira y Tomás Aquino. Pero más allá de una reacción, el equipo castellonense andaba igual de perdido que en la primera mitad. Mientras, el Athletic era una locomotora, un rival cuya ventaja en el marcador le hacía más peligroso e insaciable. De Marcos, primero, y Susaeta, después, tuvieron el tercero pero a ambos les faltó atino para terminar de empujar la pelota después de una gran jugada de Aduriz en banda derecha.
A menos de media hora para la conclusión del encuentro, el Villarreal necesitaba el gol como el comer. Y en uno de los pocos desvaríos defensivos de los leones, Giovani Dos Santos pudo recortar distancias pero un extraordinario Gorka Iraizoz desvió un disparo que había silenciado por unos segundos San Mamés. Con más casta que cabeza, los visitantes fueron quemando sus energías en búsqueda de un premio en forma de gol. Poco más tarde, y ya en la recta final, Trigueros mandó otro aviso en forma de disparo. Fue el último chispazo antes de que el pitido del colegiado José Teixeira Vitienes diera por concluido un partido en el que el Athletic fue de menos a más a costa de un rival que le ocurrió todo lo contrario.
Con estos tres puntos, el conjunto vasco se reencuentra con la victoria en Liga tras el empate ante el Valencia (1-1) la pasada jornada y mantiene vivo el sueño por Europa. Por su parte, los de Marcelino García Toral suman la segunda derrota de la temporada. A pesar de mantenerse en cuarta posición, ven como el propio equipo de Ernesto Valverde y el Getafe se acercan a solamente un punto. Fuente goal.com
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