El Real Madrid sigue en estado de gracia en este 2014. Nada parece hacerle tambalear, y ante el Granada cuajó una tarde redonda. Cristiano Ronaldo fue reconocido por el coliseo blanco, y se consiguieron los tres puntos que le aúpan al liderato provisional de la Liga BBVA. Mejor, imposible. Y eso que, hasta el descanso, el final de la película no parecía muy claro. Pero un gol del propio Cristiano a los diez minutos de la reanudación y otro tanto de Benzema para redondear una gran jugada coral terminaron de decantar el choque para los blancos ante un Granada que sólo al final entregó las armas. Ahora es turno para Atlético y Barcelona, que en parecidas circunstancias han dejado escapar ya cuatro puntos en las dos últimas jornadas.
Un reluciente premio para una primera parte con poco brillo. Comenzó el encuentro en el Santiago Bernabéu con el merecido homenaje a Cristiano Ronaldo por su Balón de Oro. Mosaico incluido y foto para el recuerdo con Herrerín, el delegado de campo. Sin embargo, el festín previo no tuvo continuidad cuando el balón comenzó a rodar. Con un Granada animoso con el balón y un Real Madrid dominador pero espeso en la definición y la última jugada, la primera parte en el coliseo blanco se fue consumiendo entre jugadas interrumpidas siempre antes de llegar a cualquier puerto, fuera bueno, regular o malo. Iturra casi se marca un golazo en propia puerta al despejar un centro de Carvajal; Sergio Ramos cabeceó alto por poco en un córner; y a Benzema le anularon correctamente un gol por fuera de juego. Pero poco más… al menos hasta el último segundo antes del descanso.
Una chilena que bien valía una entrada. Fue cuando la primera parte estaba muriendo ya que llegó la mejor oportunidad del partido hasta el momento, y una de las jugadas más bellas de los últimos tiempos. Un centro lateral que Cristiano Ronaldo remató de chilena en el balcón del área pequeña. Pero no una chilena como las que hacen los niños pequeños en el césped de la piscina, no. Una chilena como las que hacía Oliver Atom en Supercampeones, impactando con el balón en el punto más alto de la trayectoria, fuerte con el empeine. Una chilena plástica y estéticamente perfecta. A la que respondió no con menos brillantez el guardameta Roberto, respondiendo muy rápido de reflejos y metiendo dura la mano para despejar el chut. Pudo ser de las pocas o la única, pero mereció la pena acudir al coliseo blanco sólo por ver esa tijera in situ.
Ronaldo se resarce de cara a puerta. En la segunda parte saltó el Real Madrid claramente con otro talante. Mucho más avasallador. Y la mejor muestra fue que sólo en los primeros diez minutos tras la reanudación, ya había disparado tres veces a la portería del Granada: Jesé (que saltó en el descanso por un errático Bale), Di María y Modric -al que Roberto le sacó un tiro franco desde dentro del área-. Pero a la cuarta fue la vencida. Y fue, cómo no, Ronaldo. No estaba excesivamente acertado de cara a puerta en este 2014, pero pudo quitarse la espina con un gol a lo Juan Palomo. Recibió el balón de perfil dentro del área, y con un amago pudo hacerse hueco para rematar cruzado con su pierna izquierda, lejos del alcance de Roberto. Un gol que sirvió para hacer valer el Balón de Oro, y que le dio otra dimensión al encuentro.
Benzema pone la guinda. Con el 1-0 en el marcador, el Granada se sintió en la necesidad de subir las líneas en busca del empate, mientras que el Real Madrid, con la tranquilidad del gol, se soltó en ataque, aprovechando además las contras que le permitía el cuadro nazarí. El guión estaba claro toda vez se llegó al primer punto de giro. O el Granada marcaba pronto, o el Real Madrid pondría la puntilla. Y fue lo segundo, merced a una jugada coralmente perfecta de los blancos a los pocos minutos de que Ronaldo estrellara una falta en el larguero. Marcelo y Di María triangularon sobre la línea del medio campo, y se apoyaron en un Ronaldo que se inventó un pase profundo para que el brasileño se internara solo en el área. Su centro lo remachó a gol un Benzema muy sacrificado hoy. Dos goles, demasiada ventaja ya. Inversamente proporcional a la que refleja la clasificación en la Liga, paradójicamente.Fuente goal.com
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Un reluciente premio para una primera parte con poco brillo. Comenzó el encuentro en el Santiago Bernabéu con el merecido homenaje a Cristiano Ronaldo por su Balón de Oro. Mosaico incluido y foto para el recuerdo con Herrerín, el delegado de campo. Sin embargo, el festín previo no tuvo continuidad cuando el balón comenzó a rodar. Con un Granada animoso con el balón y un Real Madrid dominador pero espeso en la definición y la última jugada, la primera parte en el coliseo blanco se fue consumiendo entre jugadas interrumpidas siempre antes de llegar a cualquier puerto, fuera bueno, regular o malo. Iturra casi se marca un golazo en propia puerta al despejar un centro de Carvajal; Sergio Ramos cabeceó alto por poco en un córner; y a Benzema le anularon correctamente un gol por fuera de juego. Pero poco más… al menos hasta el último segundo antes del descanso.
Una chilena que bien valía una entrada. Fue cuando la primera parte estaba muriendo ya que llegó la mejor oportunidad del partido hasta el momento, y una de las jugadas más bellas de los últimos tiempos. Un centro lateral que Cristiano Ronaldo remató de chilena en el balcón del área pequeña. Pero no una chilena como las que hacen los niños pequeños en el césped de la piscina, no. Una chilena como las que hacía Oliver Atom en Supercampeones, impactando con el balón en el punto más alto de la trayectoria, fuerte con el empeine. Una chilena plástica y estéticamente perfecta. A la que respondió no con menos brillantez el guardameta Roberto, respondiendo muy rápido de reflejos y metiendo dura la mano para despejar el chut. Pudo ser de las pocas o la única, pero mereció la pena acudir al coliseo blanco sólo por ver esa tijera in situ.
Ronaldo se resarce de cara a puerta. En la segunda parte saltó el Real Madrid claramente con otro talante. Mucho más avasallador. Y la mejor muestra fue que sólo en los primeros diez minutos tras la reanudación, ya había disparado tres veces a la portería del Granada: Jesé (que saltó en el descanso por un errático Bale), Di María y Modric -al que Roberto le sacó un tiro franco desde dentro del área-. Pero a la cuarta fue la vencida. Y fue, cómo no, Ronaldo. No estaba excesivamente acertado de cara a puerta en este 2014, pero pudo quitarse la espina con un gol a lo Juan Palomo. Recibió el balón de perfil dentro del área, y con un amago pudo hacerse hueco para rematar cruzado con su pierna izquierda, lejos del alcance de Roberto. Un gol que sirvió para hacer valer el Balón de Oro, y que le dio otra dimensión al encuentro.
Benzema pone la guinda. Con el 1-0 en el marcador, el Granada se sintió en la necesidad de subir las líneas en busca del empate, mientras que el Real Madrid, con la tranquilidad del gol, se soltó en ataque, aprovechando además las contras que le permitía el cuadro nazarí. El guión estaba claro toda vez se llegó al primer punto de giro. O el Granada marcaba pronto, o el Real Madrid pondría la puntilla. Y fue lo segundo, merced a una jugada coralmente perfecta de los blancos a los pocos minutos de que Ronaldo estrellara una falta en el larguero. Marcelo y Di María triangularon sobre la línea del medio campo, y se apoyaron en un Ronaldo que se inventó un pase profundo para que el brasileño se internara solo en el área. Su centro lo remachó a gol un Benzema muy sacrificado hoy. Dos goles, demasiada ventaja ya. Inversamente proporcional a la que refleja la clasificación en la Liga, paradójicamente.Fuente goal.com
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