El Real Madrid se asoma una vez más a la final de la Copa del Rey por tercera vez en los últimos cuatro años. Ya sólo le falta sortear una ronda más, después de alcanzar las semifinales a costa de un Espanyol voluntarioso en el coliseo blanco, pero poco más. El equipo de Carlo Ancelotti no sólo hizo valer la ventaja del partido de ida, sino que la amplió al poco de comenzar el encuentro para así vivir una plácida noche. Jesé Rodríguez marcó el gol inicial, los menos habituales tuvieron sus minutos, Ancelotti igualó la marca de Mourinho de veinte partidos invicto, y el equipo estableció un nuevo récord de imbatibilidad en la historia de la entidad. La guinda a un mes de enero ya de por sí suficientemente redondo.
La emoción sólo duró seis minutos. Llegaba el Espanyol al Santiago Bernabéu con la esperanza de poder apretar las tuercas a los blancos, para lo que debía ponerse por delante en el marcador con el 0-1 de la ida. Sin embargo, ni hizo una cosa, ni hizo la otra. Y la culpa la tuvo un Jesé Rodríguez que es el atacante merengue con más minutos en la Copa del Rey, y que este martes volvió a demostrar por qué. Pasaba el minuto seis de partido y un Xabi Alonso hoy magistral le brindó un pase en profundidad para que el canterano blanco le levantara las pegatinas a Capdevila en la banda derecha. Amago, desmarque, carrera… y le sacó tres cuerpos. De manual. Suficiente para controlar el balón, amagar con el pase, y batir a Casilla en el mano a mano con la tranquilidad de los grandes. En lo que tiene pinta de convertirse Jesé, como no puede ser de otra manera, viendo cómo se desenvuelve con una camiseta que ha enterrado a campeones del mundo y que a él parece no pesarle nada.
Casilla evita la goleada. Con el marcador a favor, el Real Madrid todavía se creció un poco más en lugar de levantar el pie del acelerador. Con un juego no muy vistoso, quizás, pero efectivo. Hasta el punto de que se acercó hasta cuatro veces con claridad a las inmediaciones del área perica antes del descanso. Y si no llega a ser por Casilla, el bochorno hubiera sido monumental. Y es que el portero visitante hizo méritos delante de la que dicen que podría ser su próxima afición. Primero, evitándole una vaselina a Ronaldo, luego despejando un mano a mano también con Cristiano, y por último, despejando in extremis un tiro de Di María que Héctor Moreno envenenó al desviarlo. Ronaldo, que ya le había sufrido en los dos partidos anteriores, no pudo evitar un gesto de incredulidad cuando, a los dos minutos de la segunda parte volvió a despejarle un cañonazo desde el balcón del área pequeña. Colosal Casilla.
Sólo Teixeira Vitienes animó un partido sin historia. La segunda parte sirvió para que ambos equipos entregaran las armas. Aguirre lo intentó con Córdoba en punta, pero ni por ésas. Y mientras tanto, el Real Madrid sólo se acercaba ya tímidamente al área perica. Bajo un Bernabéu muy apagado en las gradas, los minutos volaban con la incertidumbre de si Casillas aguantaría su portería a cero, de si Casilla resistiría su pulso con Cristiano, o de a quiénes darían minutos los dos entrenadores. La eliminatoria estaba muerta hacía tiempo, y sólo el trencilla con una amonestación a Ronaldo, la tonta expulsión a Víctor Sánchez y una serie de decisiones algo polémicas, que no decisivas, agitó algo el frío ambiente en Concha Espina. Nada que pase a la historia, por otra parte. Tampoco lo habría hecho el partido si no hubiera sido por los récords.Fuente goal.com
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La emoción sólo duró seis minutos. Llegaba el Espanyol al Santiago Bernabéu con la esperanza de poder apretar las tuercas a los blancos, para lo que debía ponerse por delante en el marcador con el 0-1 de la ida. Sin embargo, ni hizo una cosa, ni hizo la otra. Y la culpa la tuvo un Jesé Rodríguez que es el atacante merengue con más minutos en la Copa del Rey, y que este martes volvió a demostrar por qué. Pasaba el minuto seis de partido y un Xabi Alonso hoy magistral le brindó un pase en profundidad para que el canterano blanco le levantara las pegatinas a Capdevila en la banda derecha. Amago, desmarque, carrera… y le sacó tres cuerpos. De manual. Suficiente para controlar el balón, amagar con el pase, y batir a Casilla en el mano a mano con la tranquilidad de los grandes. En lo que tiene pinta de convertirse Jesé, como no puede ser de otra manera, viendo cómo se desenvuelve con una camiseta que ha enterrado a campeones del mundo y que a él parece no pesarle nada.
Casilla evita la goleada. Con el marcador a favor, el Real Madrid todavía se creció un poco más en lugar de levantar el pie del acelerador. Con un juego no muy vistoso, quizás, pero efectivo. Hasta el punto de que se acercó hasta cuatro veces con claridad a las inmediaciones del área perica antes del descanso. Y si no llega a ser por Casilla, el bochorno hubiera sido monumental. Y es que el portero visitante hizo méritos delante de la que dicen que podría ser su próxima afición. Primero, evitándole una vaselina a Ronaldo, luego despejando un mano a mano también con Cristiano, y por último, despejando in extremis un tiro de Di María que Héctor Moreno envenenó al desviarlo. Ronaldo, que ya le había sufrido en los dos partidos anteriores, no pudo evitar un gesto de incredulidad cuando, a los dos minutos de la segunda parte volvió a despejarle un cañonazo desde el balcón del área pequeña. Colosal Casilla.
Sólo Teixeira Vitienes animó un partido sin historia. La segunda parte sirvió para que ambos equipos entregaran las armas. Aguirre lo intentó con Córdoba en punta, pero ni por ésas. Y mientras tanto, el Real Madrid sólo se acercaba ya tímidamente al área perica. Bajo un Bernabéu muy apagado en las gradas, los minutos volaban con la incertidumbre de si Casillas aguantaría su portería a cero, de si Casilla resistiría su pulso con Cristiano, o de a quiénes darían minutos los dos entrenadores. La eliminatoria estaba muerta hacía tiempo, y sólo el trencilla con una amonestación a Ronaldo, la tonta expulsión a Víctor Sánchez y una serie de decisiones algo polémicas, que no decisivas, agitó algo el frío ambiente en Concha Espina. Nada que pase a la historia, por otra parte. Tampoco lo habría hecho el partido si no hubiera sido por los récords.Fuente goal.com
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