El estilo implantado en el Madrid por Mourinho choca frontalmente con el ‘señorío’ del club blanco y genera rechazo en todo el fútbol español
El Real Madrid ganó la batalla de Gijón, pero perdió la guerra de la imagen. El equipo de José Mourinho volvió a poner en práctica la filosofía de que el fin justifica los medios y pasó por El Molinón haciendo gala de un estilo más que discutible que ha generado una ola de desaprobación en el fútbol español.
El Madrid lidera la clasificación de Primera división, pero a costa de sufrir un gran deterioro de imagen que tiene ds indiscutibles protagonistas, Mourinho y Cristiano Ronaldo, entrenador y máxima estrella de un equipo que se pasea por la Liga haciendo más ruido en lo extradeportivo que en lo futbolístico: a pesar de que aún no ha sufrido ninguna derrota, el equipo blanco ya ha tenido algunos roces en varios partidos (Mallorca, Levante, Espanyol y Atlético de Madrid son unos ejemplos), pero no tan sonados como en El Molinón: después de ganar 0-1, el preparador físico del Madrid, Rui Farías, provocó a Manolo Preciado gritándole ‘a Segunda, a Segunda’. Mourinho, según algunos testimonios, le dedicó al entrenador del equipo asturiano una ‘uve’ de la victoria cuando el autobús del Madrid salía hacia el aeropuerto.
Su paso por Gijón fue lo más parecido a un huracán. Pepe provocó al público después del gol de Higuaín, Cristiano Ronaldo amagó con propinarle un balonazo a un recogepelotas y acabó el partido pidiendo más a la grada, celebrando además la expulsión de Alberto Botía. “Lo que hizo fue una provocación al público, es su forma de ser y aunque se sienta orgulloso, ya sabemos lo que hay”, comentó en Ona-Fm.
Su compañero, Alberto Rivera, formado en la cantera del Madrid, aseguró que los valores que aprendió en el club blanco “no se parecen en nada a lo que mostraron en El Molinón”. Incluso pidió a los responsables del Madrid que “saquen ahora un comunicado para explicar la actitud de su entrenador como lo hicieron contra las palabras de Manolo Preciado”.
Rivera también contestó las palabras de Cristiano después del partido, en las que el portugués calificaba de antideportivo al Sporting y a su público. “Debería fijarse más en lo que hizo él, que se pasó todo el tiempo provocando y dando patadas”.
La imagen del Madrid (que prefirió suspender la rueda de prensa previa al partido de Gijón) había llegado tocada al estadio de El Molinón, y salió aún más perjudicada. El diario ‘El Mundo’, por ejemplo, preguntó a los lectores de su página ‘web’ si Mourinho perjudicaba la imagen del Madrid: un 70 por ciento respondió que sí.
El fútbol español también ha censurado algunas actitudes del Real Madrid: a raíz del ‘caso Preciado’, varios entrenadores de Primera mostraron su apoyo al técnico cántabro, una manera de sutil de plantar cara a los desmanes de Mourinho. Así lo hizo Mauricio Pochettino, que destacó las palabras de Preciado como “correctas”, después de que en su visita al Bernabéu, el técnico argentino también protagonizase una discusión con el luso y con Rui Farías, convertido en el escudero de Mourinho.
También en Europa
En Europa, el técnico portugués también ha sacado a relucir su controvertida puesta en escena: en Auxerre dejó plantados a los periodistas (precisamente después de asegurar que no sabía quién era Gregorio Manzano, técnico del Sevilla) y en San Siro provocó de manera innecesaria al público milanista recordando los tres títulos que había ganado con el Inter durante la temporada anterior.
La actitud de Mourinho, elogiada por algunos analistas por su capacidad para absorber la presión y multiplicar la motivación de sus jugadores, se ha vuelto en contra del Real Madrid. Los valores que transmite chocan radicalmente con los que ha paseado el Barça de Guardiola por la Liga española y por Europa, ganando a los puntos la batalla por la simpatía del aficionado medio español.
No sólo en cuanto a su capacidad para desplegar buen fútbol, sino también por su actitud fuera del campo: por ejemplo, no hay constancia de episodios polémicos con la gran estrella blaugrana, Leo Messi. El Barça ha sido capaz de ganar ocho títulos de diez posibles en la ‘era Guardiola’ sin la ola de soberbia y ‘galacticismo’ que rodea al Real Madrid desde la llegada del entrenador portugués.